—¿A dónde irán? —pregunta Mía con una sonrisa en los labios.
Miro a las pequeñas que comen apresuradas, eso nos ha hecho carcajearnos más de una vez, ya que Anais le dice a Isis que coma rápido e Isis le dice lo mismo a ella.
—Deberían parar, terminarán con dolores estomacales por no procesar la comida —le advierte la señora Grace igual de divertida que su hija.
—Es imposible —le responde mi hermana—, hoy fue el baño más rápido que ha tenido Anais. No dejó que lavara su cabello, dijo que lo haría al regresar.
Niega reprobatoriamente sonriendo.
—Por alguna razón veo en ellas a Mía —dice Elliot mirando a ambas—. Era un terremoto andante. Papá se quejaba por tener una hija tan intensa.
Mía le propina un golpe que lo hace removerse en su silla.
Me carcajeo con fuerza y conmigo lo hace el resto de la mesa, sobre todo el Señor Max, que mira a su esposa con cariño por el puchero que hace con sus labios.
—Por favor, hay niñas en la mesa —se queja su madre, que sostiene a Angelique, quien bebe de su tetero.
—Recuérdale eso a tu hijo, que parece jamás madurar —se queja Mía fingiendo enojo.
—Estoy en lo cierto —dice Mónica sonriendo—, convivo con un niño.
Con eso Elliot se vuelve la burla de la mesa durante el resto del desayuno en donde no he visto a Christian y Christopher. Ted y Damon se retiran cuando regresa su madre con un cambio de ropa y eso me inquieta, ya que la preocupación en los ojos de Ted fue evidente al retirarse.
—Pequeñas, suban a cepillarse los dientes antes de irnos —les digo a ambas, una vez salimos del comedor.
—¡Si! —chillan ambas. Suben las escaleras prácticamente corriendo y sonrío por la energía que tiene cada una.
—¿Se van? —Giro abruptamente al ver a Christopher de pie frente al ventanal que da una vista de la entrada principal, helipuerto y la propiedad de Damon y Phoebe.
Mi corazón se acelera inmediatamente. Es tan sorprendente lo que provoca con su simple presencia. Inclusive pensarlo acelera todas las terminaciones de mi cuerpo.
—Eh... sí —musito con un poco de dificultad cuando mi mente me muestra porque estoy así, como una completa tonta frente a él.
Sus labios, piel, su calor, su aroma tan varonil que te nubla por completo los sentidos.
¡Maldición!
¡Esto debe parar!
Se acerca a paso lento y sin que lo pueda detener, me deleito en admirar su apariencia. No lleva el común traje que usa para ir a la empresa, no, él está con vaqueros, polo y zapatillas. Una ropa informal y juvenil que no le resta atractivo, al contrario, se ve tan bien, mucho más llamativo de lo usual.
—Si me sigues mirando así, terminaré por besarte —¡Pum! Mi corazón da un latido tan fuerte al escuchar sus palabras, que podrían parecer normal, pero no lo son cuando lo ansío, deseo sentir sus labios sobre los míos, es lo único en que he pensado el resto de la madrugada donde no pude dormir por estar aquí, en su casa, a pocos pasos de su habitación. —¿A dónde vamos?
Su voz, ese tono ronco me aturde, y estar cerca, muy cerca, me impide hablar cuando lo único que hago es absorber el aroma de su colonia, mientras me bebo su atractivo.
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Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)
FanfictionTercer libro de los hermanos Grey en La Sombra de mi Ángel.