Celos

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El omega observaba a Jimin permanecer completamente rígido en la sala, a unos metros de la puerta de la entrada donde un alfa enojado pedía entrar.

—Yo quiero dormir, te lo juro, a medio día debo ir a verle la cara a mi jefe y no quiero que se burle de la mía por lo horrible que se ven mis ojeras.—caminó decidido hacia la puerta y justo cuando iba a abrirla, Jimin tomó su mano, se observaron unos segundos para después comenzar a forcejear, el mayor parecía haber ganado, pero se confió demasiado y la puerta se abrió.

Su instinto le pidió huir, pero no hacía esas cosas. Así que, como adulto responsable y maduro, pasó de forcejear con Taehyung a hacerlo con Jungkook, cada uno empujaba la puerta del lado que le favorecía y vaya que los dos tenían fuerza.

Nuevamente, Jimin tenía las de ganar si no fuera porque su amigo lo tomó del cuello arrastrándolo lo suficiente como para que Jungkook terminara por meter la totalidad de su cuerpo al departamento, cerrando la puerta tras él.

—Me voy a comer a tus hijos, cuando los tengas.

—Y yo me comeré a los tuyos, gato callejero.—contestó Taehyung dirigiéndose a su habitación y Jimin imitó su acción ignorando al invitado no deseado, pero Jungkook lo tomó del brazo obligándole a verlo.

—¿Estás ignorando mi presencia?—preguntó el menor y este asintió.

—¿Te invité? Parece que no, entraste a mi hogar a la fuerza después de hostigar a mi amigo para saber de mí. Dijiste que no harías nada sin mi consentimiento y ve donde estás, perro sucio.—insultó saltándose fácilmente del agarre del contrario.

—No ha pasado mucho desde que lo notamos, por lo menos ten algo de decencia y no hagas que yo me entere de lo que haces por las noches.—dijo observando a Jimin sin una sola expresión en su rostro.

No había nada más que sus ojos y ellos contaban una historia diferente.

—Si no quieres saber, no me llames. No me busques y no preguntes, no tengo por qué esconder lo que hago por ti, no significas absolutamente nada para mí, más que una carga de la que me voy a deshacer cuando encuentre a quien quieres.—habló con una voz suave y calmada buscando mostrar la misma indiferencia que él le estaba intentando enseñar.

—No creí que esto sería tan desastroso, definitivamente la luna se equivocó con nosotros. No hay una sola pizca de compatibilidad, solo es una especie de atracción que no nos pertenece, odio tener que obedecer a algo que me impusieron.

—Esta será la única vez que te daré la razón, pero hay algo en lo que te estás equivocando. Yo no siento atracción por ti.

—Si no lo hicieras, en este momento tendría alguna extremidad rota, pero tienes miedo hasta de tocarme. Piensas que bajarás la guardia y nos vincularemos de forma inconsciente, pero no pasará. No es así como sucede, Jimin. Para vincularse se necesita sentimientos mutuos más fuertes que la atracción y así pasemos años encerrados, no sucederá.

¿Qué era lo que quería escuchar? No había manera de entender a su cabeza, a su lobo y a los latidos de su corazón. Todo estaba hecho un revoltijo, pero estaba seguro de que esa última parte le había causado dolor, aunque no entendía la razón. Era justo lo que quería, odiarse lo suficiente para evitar terminar enredados en una situación bastante penosa, pero aun así dolía.

Tenía muchas ganas de gritarle, de golpearlo y luego arrastrarlo hasta la puerta, pero ni su lobo tuvo fuerzas para hacerlo. En cambio, solamente se dio la vuelva y caminó a su habitación, des tendió la cama y se acostó en el centro sin importarle que Jungkook lo había seguido hasta ahí.

—Lo siento.—susurró el menor acercándose su cama.—Tú fuiste más cruel conmigo, yo solo intenté responder con la misma indiferencia.

—Vuelve a casa, tu guardia debe estar desesperado.—musitó el mayor dándole la espalda y acurrucándose con su almohada.

—Sabe que estoy aquí.—contestó sentándose a un costado de la cama.—Cuando era pequeño me contaron que la luna le daba la oportunidad a las personas de encontrar a su pareja destinada, mi madre decía que los destinados son aquellos que en su primera vida se amaron tanto que la luna les otorgó la divinidad de seguir amándose y encontrándose en todas las siguientes.

Para Jimin la historia tenía una versión diferente.

—Tal vez en nuestras vidas anteriores logramos ser compatibles de alguna u otra forma y en esta no.—su voz era suave y triste, como la de un cachorro que había perdido a su mamá

Se acostó en el pequeño espacio que sobraba del lado izquierdo de la cama a pesar de no haber pedido permiso alguno, observando el punto fijo al que los ojos de Jimin se dirigían.

—Nunca supe qué pasaba cuando el vínculo del destino se rompía, tal vez ya no volvamos a vernos en las siguientes y creo que está bien, es una decisión de mutuo acuerdo, hemos pasado muchas vidas estando juntos, quizás nuestras almas se han cansado de quererse y ya no se soportan.

Jimin rio ligero.

—¿Estás diciendo que nos rechazamos porque nuestras almas viejas están cansadas de estar juntas y no porque yo sea un Luxure Ω?

—Efectivamente, no se trata de que tengas miedo a la sumisión. Para que un Luxure Ω nazca, sus padres deben tener sexo y la penetración debe venir de parte del alfa. Muchos lo han hecho, hasta tus padres, que en paz descansen.

—Si tan fácil es para ti hablar de penetraciones, intenta ser el de abajo por una vez. Eres un alfa dominante y yo soy lo que soy, ninguno de los dos nació para esto. No importa la razón, solo olvidémoslo y pretendamos ignorancia.—sentenció el mayor.

—No estoy seguro de lograr lo que me pides, pero aún estamos bajo la luna, permíteme solo por hoy sentir un poco de reciprocidad de tu parte.—soltó abrazándose al cuerpo del contrario quien no correspondió totalmente, pero tampoco lo apartó.

Está pidiendo afecto, está aullando porque quiere atención de parte nuestra.

—Mi lobo puede escuchar al tuyo y no es para nada imponente.

—Lo sé, él es bastante infantil y patético a veces.—susurró el alfa con voz suave.—¿Sabes? No importa cuanto podamos odiarnos, aun así tu aroma para mí siempre será el mejor que mi sensible nariz haya olfateado.

—Tú hueles a perro sucio.—comentó el mayor.

—Supongo que ese olor es el que te gusta.

Ninguno volvió a decir una sola palabra, los dos terminaron enredando sus extremidades en el cuerpo del contrario.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora