Extraño

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—No veo que estés agonizando. Deja de decir tonterías, vamos a la tina, el agua se enfría.—Como era de esperarse, Jimin evitó el tema y aunque Jungkook quisiera insistir, solo estaría convirtiendo ese tema en algo incómodo cuando lo que quería era que aquello se diera naturalmente.

Caminaron hasta la tina de baño y se retiraron las prendas en silencio, Jimin se recostó contra la tina de material acrílico brillante por el revestimiento de fibra de vidrio y Jungkook se acomodó entre sus piernas para que pudiera hacerle unos cuantos masajes.

—Estás muy estresado.—comento tocando los nudos que se hacían los músculos.

—Ni mi padre trabaja tanto. ¡Ay! Con calma o me vas a arrancar la piel, ponme las de esa crema corporal que tus dedos no están resbalando.—se quejó y el mayor respondió a ello pellizcando uno de sus brazos.—No me hagas eso, duele.

—¿Para qué crees que te pellizco? Se supone que es para que sea doloroso.—continuó con la labor de sus manos con un poco más de cuidado hasta que tuvo la fortaleza de pedirle un favor.—¿Pueden venir Hoseok y Taehyung a visitarme?

—Claro que si, amor. Ellos pueden visitarte cuando lo desees.—respondió rápidamente el menor.

—¿Y pueden quedarse todo el tiempo que yo desee?—volvió a preguntar.

—¿Hablas de quedarse en el palacio? ¿Cuántos días quieres que se queden aquí?

—¿Cuatro? ¿Tres? Si no es posible me lo puedes decir, yo sabré comprender que he pedido demasiado.—Continuó con su sesión de masajes en vista de que el menor no le brindó una respuesta.

Jungkook no era tan difícil de convencer, si es que habría posibilidad de darle permiso, solo tendría que convencerlo y para lograrlo, debía atacar en su punto débil.

Sus manos interrumpieron su trayecto presionando la piel de su cuello y unos cuantos besos las reemplazaron.

—¿Qué haces?—preguntó asustado, pero Jimin tampoco respondió.

Con sus manos llevaba el agua tibia sobre su piel para enjuagar la crema que le había aplicado mientras que sus labios dejaban calidez en cada parte que tocaban.

Jimin besó su cuello cerca de su garganta y antes de continuar le hizo una ligera mordida, motivo suficiente para que la sangre de Jungkook se acumulara en la parte baja de su abdomen, teniendo una erección bastante notable.

Había visto y tocado muchas veces el miembro de su pareja, pero en esa ocasión se sintió un poco diferente, finalmente él había tomado la iniciativa.

Lo tomó entre sus manos aún con Jungkook acostado de espaldas a su pecho, manipuló y masajeó la extensión a su antojo.

—¿Se siente bien?—susurró en su oído mordiendo el lóbulo de su oreja.

—Si...

—Hace días que no hemos hecho esto, estás ocupado y me dejas solo, eres un alfa muy malo.—murmuró fingiendo la voz de un omega dulce.

—No...no hagas eso, me prende que seas tú, hasta tus insultos me ponen duro. No finjas delicadeza.

Y aquellas palabras ocasionaron más estragos en su cuerpo de lo que pensó, un alfa rechazando un comportamiento sumizo no era común. Los alfas promedio sentían placer al tener el control total de sus omegas.

—¿Finjir?

—Tu afecto tosco me encanta, es tan excitante.—respondió y el mayor entendió a lo que se refería.

A veces odiaba la capacidad del alfa para darle un vuelco a sus hormonas y emociones con unas cuantas palabras porque perdía la cordura y se entregaba a los brazos del placer sexual que le brindaba.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora