El joven caminaba como si las cámaras estuviesen sobre él, jamás perdía el ritmo de sus pasos y la elegancia en cada detalle de su figura y aspecto.
—¡Querubín!—exclamó abriendo las puertas del despacho del príncipe que parecía estar nadando en un mar de documentos.
—Kim, justo llegas para la hora de almuerzo, dame un abrazo antes de ir a comer.—dijo Jungkook extendiendo sus brazos para recibir a su amigo.
—Han pasado un par de años y tú jamás fuiste a visitarme, eres cruel, pequeño querubín.—le regañó el mayor ejerciendo más fuerza en el abrazo.
—Ya deja de llamarme de esa forma, hace muchos años me presenté como alfa. Lo pude pasar por alto cuando éramos niños porque todos pensaban que sería omega, pero debes superar el pasado, no me casaré contigo.—bromeó.
Jin y Jungkook tenían un destino marcado desde que nacieron. Fueron procreados para casarse, sus padres decidieron que así sería, todo parecía marchar bien, Jin se había presentado como alfa unos años antes y solo faltaba la revelación de Jungkook. Su rostro, facciones y composición corporal hicieron que todos estuvieran seguros de que sería omega, pero el resultado arrojó una realidad completamente diferente.
Jungkook era alfa y años más tarde, para terminar con las ilusiones de sus padres, sus cambios hormonales y la fuerza de sus feromonas reflejaron anomalías, el pequeño hijo del rey no sería pequeño nunca más.
—Debí saberlo, mis genes son fuertes, te lo dije.—mencionó su padre en el salón principal del palacio.
—No parí a un hijo para que fuera alfa dominante como su padre.
—Qué tristeza padres. Me voy a dormir, buenas noches.—comentó Jungkook con apenas quince años, alejándose de ellos.
—Él es feliz, eso es lo importante mujer. Deja de lamentarte y alégrate de que nuestro hijo será el mejor alfa de la nación.—dijo el rey con orgullo.
—Yo quería que fuera el mejor omega de la nación.
Tristemente, su madre se tuvo que acostumbrar que reconocer la casta de su hijo, aquel que no sería omega y si los genes eran tan fuertes, seguramente tendría otro alfa, por lo que decidió no embarazarse más.
Solo necesitan un hijo como heredero al trono también.
—Te digo querubín porque a pesar, de ser todo un hombre, todavía tienes los ojos de un niño.—respondió Jin.
—De ahora en adelante, soy Jungkook y no quiero objeciones o no eres bienvenido al palacio nuevamente y ten en cuenta que solo aquí está la comida de la señora Yerin.
El mayor arrugó la nariz con una expresión de derrota.
—Está bien.—dijo caminando hacia la puerta.—Pasando a otro tema, he recibido mensajes de un número desconocido, no quería saber de qué se trataba; así que, he bloqueado el número de inmediato. ¿Te ha pasado?—preguntó y Jungkook se acordó de lo que había hecho.
—¿Qué te ha puesto en el mensaje para que decidieras hacer eso?
—Solo me saludó, pero no iba a esperar a conocer a la persona que está detrás de esos mensajes, tal vez sea alguien que quiere información, un periodista, ¡¿qué se yo?!
—No es ningún periodista, hombre. Es un amigo mío al que le hablé de ti y como llevas mucho tiempo oliendo a guardado, pues me pareció una magnífica idea que pudieran conversar y podrían conocerse después de volver de tu viaje a Japón.—sugirió avecinando una respuesta negativa de parte del mayor.
—¿Tenías amigos? Eso sí que me ha sorprendido, hasta pasé por alto lo de oler a guardado. Y dime, Jungkook, ¿esos amigos están presentes en este momento?—bromeó recibiendo un golpe directo en la espalda.
—Te estoy hablando en serio, es plebeyo, pero es una persona muy simpática y jovial, pensé que se llevarían bien. Recuerda no ser un idiota, tiene cara de que si no vas derecho con él, te destruirá los testículos, se que me entiendes.
Jin no dijo nada más, pero tomó el teléfono para desbloquear el contacto y echar un vistazo a la foto del perfil del usuario.
Caminaron en silencio hasta el comedor donde los esperaban para servir sus respectivos alimentos.
—¿Comeremos solos? ¿Es una cita romántica?—bromeó el mayor haciendo que varios sirvientes contuvieran una sonrisa.
—El rey comerá junto a sus invitados en un restaurante que habían reservado con anticipación, por esa razón no está presente.—comentó el maestro de la casa real.
—Parece que a mi amado le han conseguido un pretendiente nuevo o nueva.—soltó de inmediato el amigo de Jungkook.—¿Estás contento?
—Estoy saltando en un pie, lloro de la emoción y me encanta que me unan a personas que en mi vida trataría si no fuera por los protocolos de este lugar.—confesó el menor observando como los servidores de la casa parecían estar indignados o tristes.—Esto no tiene que ver con ustedes, la mayoría me ha visto en pañales y algunos cuantos también vieron a mi padre en las mismas condiciones. Me refiero a lo incómodo que es que me busquen una pareja para casarme.
Se escucharon varios "sí", "es muy triste, alteza", "comprendemos su molestia".
—Todos tus sirvientes te aprecian, los míos me intoxicaron en una ocasión porque realicé una fiesta y un par de invitados hicieron sus necesidades básicas en la piscina, les tocó limpiar y estuvieron muy enojados.—contó haciendo que los rostros cambiaran de inmediato.
—Bueno, yo también estaría enojado.
—Les pedí disculpas luego de pasar un día entero en el baño porque me dieron un laxante, después descubrí quienes habían puesto aquello en mi comida y a ellos no les di el bono de las disculpas porque ya se habían vengado de mí. Claramente, les advertí que si volvían a atentar contra mi vida, serían despedidos.—dijo contento.
—¿Tus padres no se enteraron?
—¿Bromeas? Jamás, pagué por su silencio o lo del laxante habría sido un castigo irrisorio frente a lo que me hubieran hecho. ¡Oh, esto se ve delicioso!—exclamó refiriéndose a la comida.
—Todos, les pido que nunca hagan eso conmigo.—dijo Jungkook y los sirvientes negaron que harían algo eso.
Finalmente, la reunión a las tres de la tarde, llegó y como era de esperarse, asistió temprano junto con su guardia quien le había informado un poco sobre la hija de la gobernadora.
SeoHyun, veinticuatro años, 167 cm, cabello castaño, nariz posiblemente operada al igual que otras proporciones, amigable, pero un poco reservada, más cercana a su padre que a su madre y evidentemente, emocionada por la visita y los planes de sus padres.
—Espero que no me diga que es alfa.
—Es omega, alteza.
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Luxure Ω
أدب الهواةLos alfa han gobernado por siglos a la gran Pangea en la cima de las especies como la más poderosa. Betas u omegas nunca pudieron enfrentarse a su evidente supremacía en todos los ámbitos. Si bien es cierto, existía una denominación de omega que pod...