Luxure Ω

NUEVA ERA

El Rey decidió perder la batalla contra su esposo con respeto a la fiesta de graduación de sus hijos o tal vez ya había perdido a pesar de intentarlo.

—Todo se hará como yo lo diga.

—Apunta eso Emma.—dijo el señor Hwan a la mujer que observaba con ojos muy abiertos al hombre sin decir absolutamente nada.

—Creo que no entiende lo que decimos.—dijo Jimin notando su confusión.

—¡Por Dios! Emma, estoy listo para jubilarme. Llevas más de veinte años trabajando en el palacio y no puede entender coreano completamente. ¡Tonta! ¡Tonta!—exclamó el mayor haciendo reír al Rey consorte.

—Estoy seguro de que conoce todas las tareas a su cargo, tal vez nosotros deberíamos hablar en su idioma. Se debe aferrar a él por alguna razón.

—Entiendo, entiendo. Hacer caso.—dijo la mujer después de comprender lo primero que dijo Jimin.

—¡Oh! Solo es lenta, entiendes todo muy bien.—la felicitó palmeando su hombro.—Señor Hwan, pida disculpas por decirle tonta antes de que lo procese.

Con el tiempo el reino se acostumbró a la presencia de los Luxure como parte de la sociedad y no como amenaza. Los enfrentamientos en la frontera duraron años antes de que todo volviera a ser pacífico. El rey se mantuvo firme en su decisión a pesar de que muchos funcionarios intentaron disuadirlo de su decisión.

Myung Dae realizó muchas visitas al palacio durante el crecimiento del príncipe heredero, Jeon Mado decidió brindar apoyo y seguridad para él y su hijo dadas sus raíces arraigadas a la corona, pero este optó por evitar la exposición politica poniendo como prioridad la seguridad de los príncipes.

—Lo aceptaré si no me pides que me presente ante tu pueblo como parte de tu familia. He protegido tu trono y el de tu hijo, mi hijo nació para proteger el trono de tus nietos y el hecho de que nuevamente nuestras castas se mezclarán, ya es satisfactorio para mí. El próximo rey será como nosotros, tal vez el siguiente sea como ustedes. Espero que nuestro origen nunca más vuelva a ser motivo de enfrentamientos y clandestinidad.

—Lamento que el destino de tu linaje haya sido vivir ocultos durante tanto tiempo.

—No tienes que responsabilizarte de ello, después de todo fue nuestra decisión. Pudimos haber desenmascarado a la familia en cuanto pudimos y haber tomado el trono, pero ese nunca fue nuestro objetivo. Somos felices sabiendo que podemos destruir su casa de cartón cuando nos plazca.

Los dos rieron, uno divertido y el otro preocupado.

Unos años antes de que los gemelos cumplieran tres años, Jimin entendió que habían muchas cosas que no conocía de sí mismo, de sus orígenes. De la cercanía de su madre con Myung Dae, misma que descubrió gracias a los recuerdos fugaces que vió en aquel salón.

Si tan solo no hubiese escapado de su protección.

—Ella decidió por sí misma y creo que jamás se arrepentiría de haber sido tu madre. Repetiría su destino mil veces para que puedas llegar a donde estás ahora.—lo consoló el mayor de cabellos largos y canosos.

—Tengo una pregunta. ¿Ella era peculiar? Hubo algo que te llamó la atención de sus habilidades.—soltó Jimin moviendo sus manos con incomodidad.

—Conocí a tu madre cuando eramos niños, mi padre la trajo a casa ensangrentada y aturdida. Por lo que supe, en ese momento, su padre mató a golpes a su madre después de drogarla lo suficiente como para que no pudiera responderle. Ella tenía siete años, era retraída y torpe, pero en cuanto presenció aquel asesinato, su lobo se liberó lo suficiente como para acabar con su progenitor haciéndolo estallar, luego se desmayó y papá la trajo a casa. No le gustaba enojarse porque perdía la razón y terminaba lastimando a los demás. Era una niña y no conocía de habilidades, mi padre dijo que era excepcional.—le contó recordando a la madre de Jimin.—No tenía idea de que su hijo había sobrevivido a aquella masacre, lo entendí muy tarde. Ella era muy diferente, a pesar de su sufrimiento seguía sintiendo compasión del mundo que la rodeaba. Debo decir que pareces más hijo de su lobo que de ella.—bromeó tomando su mano.—Él le decía que debían destruir a todos y odiaba al cazador con el que escapó porque las veces que tomaba el control, se amarraba a su misma para que pudiera evitar su huida, pero de todas formas se fue y nunca más volví a verla con vida.