Olor

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Los silenciosos pasillos del palacio fueron profanados por el molesto y ofuscado príncipe que golpeaba el suelo con sus zapatos de cuero sin importarle a quien impacientaba con su estruendoso caminar.

—¡Príncipe, es usted!—exclamó el asistente del palacio acercándose a él con prisa.

—Señor Hwan, ¿Qué es esto?—preguntó notando una mancha en la fina tela del mantel al llegar al comedor.

—Bueno, parece que ha habido un error y han cambiado los manteles por unos suc...

—¡No te he pedido explicaciones!—Si lo había hecho, pero este no replicó.—Llama inmediatamente al guardián de lino o el rey va a pasar sobre su cadáver, conocen ustedes lo incómodo que se siente con la suciedad a su alrededor.

—Sí, su alteza. Ahora mismo.—respondió viendo al menor continuar con su camino.—¡Emma!—gritó llamando a la señorita del personal de servicio que había visto limpiando en el salón contiguo al comedor.—¡Eso me pasa por contratar extranjeros, no entienden ni su propio nombre en mi lengua.—soltó al notar que la mujer no lo escuchaba.—¡Emma, ven aquí inmediatamente!—gritó con más fuerzas y esta pudo escucharlo, acudiendo inmediatamente hacia él.

Estaba por regañar su lentitud hasta que notó que llevaba audífonos.

—¡Desastrosa, eres desastrosa, mujer!—gritó, pero ella no entendía lo que decía. Así que, señaló su audífono haciendo una mueca se severidad.—¡Eso no! ¡Headphone no! ¡Yes or fuera, calle, despedida!

Ella hizo un gran "¡Oh!", con la boca y supo que había entendido, se disculpó y se los retiró.

—Llama al guardián de lino, a Jun. ¡Call Jun, right now!

Asintió y salió corriendo en busca del susodicho.

—¡No run! ¡Han encerado el piso ayer! ¡No...—Sabía que no le haría caso y se cansó de insistir.

El príncipe continuó con su camino hasta llegar a la puerta de su habitación donde fue observado con una especie de recelo por parte de su guardia.

—Solo falta que me gruñas, pedazo de chihuahua.—insultó y el hombre se indignó.—Abre la puerta de una buena vez, deseo bañarme y quitarme un poco este olor que me ha acompañado durante todo el día.

—Lo siento su alteza, pero dado que este es un olor que no reconozco en lo absoluto, es mi deber preguntar por lo sucedido.

—Nam, no estoy de humor. ¿Jamás tu abuela te ha contado historias sobre alfas siendo devorados?—preguntó, esperando que este lograra entender.

—Fui criado en un albergue, alteza. No tengo una abuela o por lo menos no la conozco y realmente quiero entender la razón de ese olor tan fuerte y amenazante, no parece ser de un alfa o de un omega, eso último es poco probable.

El menor se llevó una mano a la nuca.

—Me encontré con un Luxure Ω y me hizo esto.

El rostro del guardia se desfiguró.

—No te desesperes, no es como todos piensan. Estoy entero, solo hizo esto porque mi celo se adelantó y estaba buscando una manera de evitar catástrofes con los omegas que se encontraban cerca del lugar.—excusó al desconocido.—Fue muy descortés, agresivo e intimidante, pero si vemos la otra cara de la moneda, tenía razón.

Nuevamente, el rostro de su guardia se desfiguró.

—He vivido lo suficiente a su lado como para saber que usted jamás tiene relaciones amicales o sentimentales con omegas y peor aún, los defiende. ¿Es que, ese Luxure Ω lo está manipulando?

—Me estás llamando patán.

—Técnicamente, pero ese no es el problema. Si su padre se entera de que ha tenido contacto con un Luxure Ω pondrá el palacio de cabeza y seguro va a matarme a mí por dejarlo ir solo por las calles de Seúl.

Jungkook golpeó el hombro del mayor.

—No exageres, entraré en celo pronto, voy a mitigar ese aroma con el mío. Trae a un par de omegas esta noche, no son de mi total agrado, su sumisión me molesta, pero dadas las circunstancias podemos hacer un experimento. ¿No quieres saber cuántos omegas se necesitan para eliminar el olor de un Luxure Ω?

—Renuncio.

Los trabajadores comenzaron el cuchicheo recurrente cuando había alguna nueva noticia que transmitir a todo el personal. Cada uno con su propia versión de la historia, muchos minimizando el tema y otro, exagerando.

—¿Oíste? Al parecer a su alteza real un omega dominante le ha dejado una marca de olor.

—Me contó fulana que su alteza tiene un amante alfa que le ha dejado un rastro de olor bastante fuerte aunque suene descabellado.

—Dicen las malas lenguas que el príncipe está enamorado y se casará.

—Ya le gustan los omegas.

—Dejó a los betas, prefiere alfas.

—El príncipe heredero muerde almohadas.

—¡Silencio! Basta de cotillas.—soltó el maestro de la casa real.—Es del hijo del rey de la gran Corea del que están hablando, tengan un poco de respeto por su alteza. Su vida privada a nadie le incumbe, ustedes están aquí, pero no están, son una tumba. No quiero escuchar una palabra más o los despido de inmediato.—regañó a la servidumbre presente.—¿Correcto?

—Oído, señor Min.—dijeron todos al mismo tiempo.

—¿Alguien ha visto a mi despistado hijo?—preguntó y Emma contestó.

—Con corta planta.—dijo intentando formar una oración entendible.

—Con el jardinero, comprendo, gracias. ¡Lee, ve a llamar a Yoongi y dile que si no viene, voy a arrancar los ojos de su amigo!—advirtió y el hombre salió apresurado buscando al chico.

El príncipe yacía en su habitación acostado después de bañarse, observando el techo de color blanco intentando recordar el rostro de aquel ser que no dudó un segundo en agredirlo para defender la dignidad de todos los omegas a su alrededor.

—Si tan solo me hubiese dejado ver un poco más, pude haber ido tras él, pero sinceramente el miedo a lo desconocido me abrumó.

—¿Es la primera vez que te acercas a un Luxure Ω?—preguntó una voz desde la puerta.

—¡Demonios, Yoongi! Me asustaste. ¿No te dije que debías tocar la puerta antes de entrar?

—¿Y yo no te contesté que comieras mierda?

A pesar de su estatus, el mayor jamás respetaría a Jungkook ni se doblegaría ante él.

—Omega, molestoso, criticón, cascarrabias, malcriado, pobre. ¿Debería seguir enumerando tus defectos?—preguntó el menor volviendo a recostar su cabeza en la almohada.

Yoongi hizo una mueca de disgusto.

—¡Pobre no soy! Mi padre es el maestro de la casa real y esto ha sido una tradición en mi familia, es un honor y no una necesidad hacernos cargo de aquella labor.—citó palabras de su progenitor.

—Amo de llaves, básicamente. En fin, ni tú te crees esa tontería de honor. Es porque en ningún lugar les pagan tanto.

—En eso te doy la razón, ahora, puedes contarme sobre el lunático que te dejó ese olor tan fuerte que intenta destruir mi existencia si es que me acerco más a ti. Supongo que NamJoon ya conoce la historia y no puedo estar desactualizado.

—¿Sigue oliendo intenso? Me bañé y restregué tres veces.

El mayor viró los ojos y se sentó en una orilla de la cama para escuchar el relato de su amigo.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora