¡Jeon Mado!

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Leer guía y aclaraciones (el apartado 3), en mi perfil.



—¿Jimin?—preguntó Daeun después de que este contestara la llamada.

—Daeun, estoy ocupado ahora. Tengo que llegar a un lugar en menos de veinte minutos y no encuentro un puto auto que me quiera llevar.—respondió el aludido con la mano alzada hasta que finalmente un taxi se estacionó.—Olvídalo, creo que ya lo encontré.

—Espero que estés yendo al Palacio Real, estoy en camino. Se ha corrido la voz de que un Luxure Ω quiere atentar contra la seguridad de la familia real y ha llegado a los oídos de Myung Dae.

—Mierda.

—Si, lo mismo dije al enterarme. Sabes que está obsesionado con el orden y la paz, a él no le importa a cuantos deba matar para evitar conflictos, sean del lado enemigo o viceversa.

Jimin le comunicó al conductor a donde iría y este emprendió rumbo.

—Debo acabar con esto rápidamente antes de que interfiera.

—Muy tarde, él está yendo tras JiYoo al igual que tú y yo.—afirmó y al mayor se le congeló la sangre.—Estoy temblando, Jimin. Te lo puedo jurar, cómprame un pañal porque al verlo me voy a hacer pis en los pantalones, pero no tenemos alternativa, nos vemos allá.

Ella colgó la llamada y Jimin se apresuró a marcarle nuevamente a NamJoon.

—¿Qué desastre ha sucedido ahora?—preguntó el mayor al responder.

—¡El mayor de los desastres!—exclamó Jimin.—Estoy yendo al palacio, pero no solo yo llegaré a ese lugar, así que; por favor, eviten confrontamientos hasta que nosotros lleguemos y controlemos la situación o esto será una maldita masacre.

El guardia no comprendía absolutamente nada, parecía que las cosas iban empeorando con cada minuto.

—¿NamJoon? ¿Me escuchas?

—Estoy aquí.—respondió recuperando la cordura.

—Lleva a Jungkook y al omega que es hermano del chico que falleció a un lugar seguro, no los dejes salir. Miente, diles que es orden del rey, no lo sé.—pidió y el contrario notó un poco de desesperación en su voz.

—Jimin, si no me dices qué es lo que sucede, nadie me va a creer. Necesito sonar convincente y me sería casi imposible detener a Jungkook en este momento. Él está con Yoongi, su amigo, que no parado de llorar y el rey se está preparando para hacer un mensaje a la Nación en menos de cinco minutos. He informado lo que me dijiste y por suerte el Jefe del cuarto militar ya está haciendo que sus tropas resguarden el castillo, pero creo que contigo podríamos intentar conversar con la madre de Yoongi. No veo la necesidad de esconderlo junto al príncipe.

El pelinegro suspiró después de morder su labio con nerviosismo.

—Estoy a diez minutos, prometo que Daeun y yo haremos lo posible.

El menor cortó la llamada y marcó a otro número.

—¿Taehyung? ¿Estás con Hoseok?—El menor que parecía haber despertado de una siesta, por su voz ronca, dio una respuesta afirmativa.—Ponme en alta voz.—pidió y Taehyung lo hizo.—Chicos, creo que voy a morir, pero seguramente va a ser la forma más épica de morir.

—¿Qué mierda dices?—Esa había sido la voz de Hoseok.

—Es que, me he metido en un lío enorme, deberían estar atento a los noticieros, tal vez lo pasen en vivo, por lo pronto vean el mensaje del Rey. Si sobrevivo les invito el pollo frito, los quiero.—se despidió y metió el teléfono al bolsillo evitando la mirada llena de intriga que el conductor le mostraba por el retrovisor.

El rey había comenzado con su mensaje, explicó cada uno de los sucesos con la verdad y su razón para ocultarlo hasta encontrar a la víctima, se disculpó haciendo una reverencia de noventa grados durante varios segundo hacia la cámara que lo grababa y transmitía a todos los canales del país.

Terminó diciendo que su objetivo era que los culpables sobrevivieran para enfrentar la ley al despertar, pero esto no sucedió y tampoco quiso profanar la sepultura del omega, pero al encontrar un cuerpo es necesario identificarlo.

Pidió perdón nuevamente diciendo que se encargaría de pedir las disculpas y hacer la compensación necesaria a la familia de la víctima y que los restos de su sobrino no se encontraban junto con los de los difuntos de la familia real. Condenó el hecho convocando a una asamblea para aprobar leyes más severas contra la violencia sexual y los homicidios de parte de alfas hacia cualquier otra casta, y finalmente terminó el mensaje con una nueva reverencia.

Como era de esperarse, los noticieros de todo el país comenzaron a debatir sobre los hechos y la capacidad de gobernar del rey que había sido soberano durante los últimos veinte años, pero nadie imaginaba que algo más sucedería, todos estaban atentos a la indignante noticia. El sobrino del rey había cometido un acto atroz y muchos sin conocer la realidad rezaron por su descanso eterno.

Jimin llegó al palacio y como era de esperarse, había una fila de militares que obstruían el paso.

Cuando era pequeño su padre le había contado que el castillo del rey era un lugar fascinante y todo fue cierto. Soñó con visitarlo alguna vez en su vida, pero en aquellas condiciones, lo lamentaba.

NamJoon lo esperaba del otro lado del cerco de la entrada y lo ayudó a pasar cuando lo pudo ver.

Detrás del cerco había un enorme patio y justo en frente, unas largas escaleras para subir a la puerta de entrada al palacio. Unos minutos después llegó Daeun y con ayuda del guardia, fue admitida también.

—¿Asustado?—preguntó la joven observando cómo las manos de Jimin temblaban.

—No del todo, pero me gustaría que fuéramos más que dos.—bromeó y ella palmeó su espalda.

—¿Deberíamos ir calentando? Voy a correr un poco aunque siempre me ha dado pereza hacerlo.

—¡Deja de llamar al mal! Aquí no va a suceder nada, tal vez Myung Dae se lleve a la señora MiYoo y la haga recapacitar.—dijo Jimin con nerviosismo.

—Si es que no lo hace, la matará y no creo que quieras que su familia viva una doble pérdida. Por cierto, creo que es mejor que la dejen pasar, no pienso que sea prudente algún tipo de discusión aireada allá afuera.—sugirió observando a NamJoon y este replicó la acción en Jimin.

—Tiene razón. ¿Dónde está el viejillo que le da órdenes a los militares?—preguntó.

—Un poco de respeto, voy a conversar con él. Esperen aquí...—dijo caminando hacia el palacio, pero solo dio tres pasos y volteó a advertirles.—...no se muevan ni un centímetro y si preguntan, son dos omegas que han venido a trabajar por encargo del señor Min.

Los dos asintieron estáticos, después de verlo entrar, pudieron relajarse.

—¿Hueles eso?—preguntó Daeun observando hacia el cerco donde las rejas de la entrada permanecían cerradas y resguardadas por alfas militares.

—Debe ser el olor a perro sarnoso que emiten esas bestias de la puerta.—contestó Jimin sin darle importancia hasta que un grito hizo que todos prestaran atención.

—¡Jeon Mado!—gritó una mujer con cabello largo y ropa un poco sucia, parecía haber escapado de cazadores en la frontera.

Quizás quienes la perseguían no eran alfas.

—Es ella, llama al alfa, comunícale que deben dejarla entrar o todos los noticieros van a estar aquí en cuestión de minutos.—insistió su amiga, pero el pelinegro no podía reaccionar, ella podía verlo directamente a los ojos, estaba sufriendo, su dolor había sobrepasado el límite de su cordura.

Y no era para menos.

—¡Devuélveme a mi hijo! Asquerosa bestia lamentable, jamás debimos dejar que ustedes gobernaran este país, jamás debimos permitir que nos hagan miserables. ¡Tu sangre ha matado a mi hijo! ¡Da la cara!—gritó y el jefe del cuarto militar apareció junto a NamJoon, quienes fueron alarmados por algún soldado de la puerta.

—¡Maldita sea, déjenla pasar! No les hará daño.—gritó Daeun acercándose al hombre mayor y tomándolo por la chaqueta.—Si no lo hacen, ella entrará no sin antes matar a todos los alfas buenos para nada que tiene en la puerta como maniquíes.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora