Vitrinas

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¿Qué se hace cuando una parte de tu alma se rompe?

¿Cuál es el siguiente paso después de una traición?

Cierto, no hay un siguiente paso, perdí la oportunidad de decidir por confiar en quien pensé que me amaba.

Perdí la noción y probablemente también a mi familia a causa de mi ingenuidad o la esperanza de tener algo parecido a una familia.

Lo sé, ya la tenía, pero ambicioné más de lo que debía y fallé.

En algún momento del relato de aquel hombre que me engendró un par de tipos armados subieron al auto y me taparon la cabeza con una tela en color negro privando  a mi vista de una posible huida.

Quiero pensar que esto es un mal sueño, deseo creer que el despertador de mi esposo sonará en cualquier momento y él tendrá que despertar para alistarse mientras yo pido el desayuno antes de que se vaya a trabajar.

Quiero hacer planes con Taehyung y Hoseok sobre una y mil formas de gastar el dinero de las tarjetas de Jungkook que tranquilamente me las da esperando que gaste hasta que me encuentre satisfecho mientras él no está en casa.

Quiero acariciar mi vientre en la soledad de mi habitación deseando que mis pequeños nazcan fuertes y saludables para dar batalla a quienes quieran discriminar su origen o hacerles daño.

Quiero volver al palacio.

Quiero respirar.

—¡¿Qué haces, imbecil?!—gritó uno de los hombres que me sostenía de la cintura para evitar caer.

—Solo quería dormirlo.—respondió el otro.

—Está preñado, lo vas a matar. No puede dormirse ni desmayarse en su estado, el jefe lo quiere vivo y gestando. ¿Comprendes?

No hubo más palabras o murmullos de su parte, solo pasos y más pasos mientras aprisionaban mis brazos arrastrándome hacia el lugar donde mi padre les había indicado.

Me tomé el tiempo de pensar en que todo este dolor recaerá en mis hombros.

Jamás debí acercarme a él o mucho menos impregnarlo de mi aroma. Aquel día no tenía que pasar y todos los momentos que sucedieron después pudieron haberse evitado.

Debí ser más fuerte y negarme a ser su compañero, provoqué el sufrimiento de sus padres, el mío y el de mis hijos porque no sé ni como explicar la sensación de perdida que me carcome a pesar de saber que sigue vivo.

Quiero pedirle perdón por ser tan codicioso, quiero llorar e implorar para que su alma se olvide de mí si es que eso puede salvarlo.

Él morirá.

Él morirá.

Le duele, está sufriendo.

Siempre odié ser débil y ahora no puedo parar de llorar tratando de no ser escuchado, pero es inútil, todos allá afuera de esta pequeña celda saben que estoy temblando y retorciéndome de dolor.

¿Qué haré? ¿Qué mierda hago?

Pensé que si en algún momento sucedía algo como esto, mi único sentimiento seria decepción por haber elegido a un alfa que no pudo protegerme.

Quiero hacer mi corazón tan impenetrable como hace años, pero no lo lograré porque puedo sentir el calor de su sangre en mis arterias y mis venas, puedo escuchar el latir de su corazón y si tan solo tuviera un deseo, rogaría por él, pero nuestro destino es tan cruel que aún salvando su vida él irá tras de mí y no podría seguir adelante, lo sé y duele.

Es una tortura porque yo haría lo mismo.

Estoy cansado de todo, no encuentro alguna solución viable.

¿En donde está?

Retrocede el tiempo. ¡Retrocede el jodido tiempo!

No lo quiero más, ya no. No ambicionaré más, es imposible cargar con este dolor.

El asiento en el que me mantuve, cayó al suelo y mis piernas se obligaron a dar pasos torpes hacia una puerta con rejas de metal frente a mí.

—Dejen que lo vea, solo un poco. Está sufriendo, está muriendo.

Está muriendo, ese químico que le inyectan va a matarlo.

Huele a muerte.

La sensación de desesperación pasó por mi cuerpo intempestivamente y aunque sabía que no era mi dolor el que estaba sintiendo, todos mis sentidos reaccionaron al mismo causándome una agonía momentánea.

Mis feromonas se dispararon intentando defenderme de algo de lo que no tenía idea y abracé mi vientre esperando a que todo terminara de una buena vez, pero mientras me retorcía en el suelo, la puerta se abrió dejándome ver el verdadero rostro del monstruo.

Las gotas que caían de su cabello a la chaqueta que llevaba puesto, podían escucharse en mis oídos con tanta claridad que llegaba a ser perturbador.

Una gruesa cicatriz en la mejilla terminó por darme una perfecta visión de lo que todos querían protegerme, el demonio llevaba mi sangre.

—Es refrescante poder mostrarte mi verdadera piel y es cierto, tu madre me hizo esto. Se podría decir que lo merezco, pero no me arrepiento.—mencionó removiendo su cabello.—Levántate, necesito mostrarte algo que seguramente te va a gustar.

Con el terror reflejado en mi rostro, decidí obederlo no sin antes ser ayudado por un par de sus hombres que se mantuvieron en las puerta a la espera de cualquier improvisto.

Mi dolor no disminuyó, pero me obligué a mantenerme de pie y caminar hacia donde el olor de mi esposo me llevará aunque fui desviado varias veces y obligado a seguir los pasos de aquel hombre que había propiciado todas mis desgracias.

Subimos un par de niveles y las luces tenues de un salón nos dieron la bienvenida al más horrible de los escenarios.

Justamente en el lugar que jamás me atreví a buscar.

El museo.

Sacrificio, es tortuoso, insoportable. Suicidio.

—Estoy tan orgulloso de poder mostrarte esto. Siéntete alagado, no hay un solo Luxure Ω que haya logrado visitar este museo con vida. Lo común es que se queden en el sótano, en donde tú estabas y en donde tu marido se encuentra también.

Mi piel se erizó al levantar la mirada para ver a lo lejos varias vitrinas fabricadas con vidrio laminado en donde sabía que habían más que figuras de cera.

—Hace muchas décadas el señor Park fundó este museo y con él una nueva corriente de cazadores, los coleccionistas. Este grupo no solo buscaba erradicar a la plaga sino también, convertirlas en historia. Deberían agradecernos porque cuando no exista un solo Luxure Ω en la Gran Pangea, nuestros museos serán los únicos que podrán dar fé de su existencia. Si tan solo una pieza vale millones ahora, imagina cuan valiosos serán sus cadáveres en algunos años.—soltó sin piedad.—Es por esa razón que buscamos especies de todas las edades y en todos los estados. Es un trabajo muy arduo.

Era más asqueroso escucharlo de su boca, que pensarlo.

Ni siquiera la muerte podría salvarnos de terminar en una de esas vitrinas.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora