Desprevenido

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La capital se dividió en dos cuando las noticias anunciaron una masacre a un grupo de alfas por parte de un Luxure Ω que, en venganza por haber lastimado ferozmente a dos omegas, terminó asesinando a cada uno de ellos y dejando sus cuerpos en la plaza principal de la ciudad de Daegu.

Su ensañamiento con los agresores llamó más la atención que el brutal ataque que recibieron las dos omegas, quienes seguían internadas en el hospital con riesgo de muerte.

Muchas familias poderosas solicitaron el apoyo de las autoridades para controlar lo que ellos llamaban "monstruos".

El movimiento de omegas del país tomó cartas en el asunto llamando "verdaderos monstruos" a los alfas que atacaron sin razón a omegas indefensas con el único pecado de estar en el lugar y el momento equivocado.

Y fue así como el enfrentamiento avivó la llama del odio hacia los Luxure Ω y por consecuencia, a Jimin, quien había perdido la capacidad de hacer algunas simples actividades por su cuenta, debido al avanzado estado de gestación que tenía.

—No vuelvo a preñarme nunca más, maldita sea, no puedo atar los cordones de las zapatillas.—se quejó viendo a su marido colocarse el saco.

—Es por eso que compré zapatos acorde a tus necesidades, pero no los quieres usar.—replicó el menor y este soltó un suspiro de molestia y cansancio.

—Son horribles.—musitó.

—Tú elegiste los modelos y colores. Solo deslizas el pie, es todo lo que tienes que hacer.

—Pues no quiero hacerlo, no me gusta. No quiero ropa ni zapatos de embarazo, solo quiero que nazcan de una vez y cada vez que el doctor llega a revisarme dice que debo ser paciente.—se quejó.—¡Paciente! ¡He sido muy paciente! ¡Tengo dos cachorros aquí y nadie me los quiere sacar! ¡Estoy cansado! ¡Frustrado y asustado por lo que le pueda pasar al padre de mis hijos cada que sale por esa puerta! No quiero escuchar más un "es todo lo que tienes que hacer" o realmente vas a conocer el infierno.

—Ataré tus cordones, cariño.—respondió JungKook evitando mirar al mayor y desatar otra discusión involuntariamente.

Su vientre no era muy abultado, pero pesaba lo suficiente como para caminar lento y tener dolores de espalda en cualquier momento. Taehyung iba seguido a darle masajes porque no confiaba en un par de manos desconocidas para hacer el trabajo, mientras Hoseok hacia lo mismo con sus pies.

Debido al peligro, canceló cada fecha de trabajo y se dio el tiempo para cuidar a su amigo porque su esposo tenía mucha carga laboral intentando solucionar la guerra interna entre castas que se desató un mes atrás y con ella llegaron las conocidas muertes simbólicas.

La Nación tenía un amargo olor a sangre y es que, nadie olvidaría cada suceso vivido y como un verdadero enfrentamiento entre especies acabaría destruyendo todo el territorio.

El respeto se había perdido y con ello la seguridad de la familia real.

Una conferencia se había programado para las 10 a.m. un día después de anunciar que el ejército tomaría medidas preventivas para atrapar a los instigadores y perpetradores de los crímenes.

—Prometo volver para la hora de almuerzo, espérame aquí con Taehyung. Pueden hacer compras compulsivas para entretenerse mientras llega Hoseok.—dijo Jungkook acariciando la mejilla de su esposo.—Nam está llamándome, debo irme. Si comienzan las contracciones, solo llámame, estaré en minutos a tu lado.

Jimin asintió sonriendo y abriendo los brazos para recibir a su esposo.

—Vuelve pronto, ten cuidado.

—Estás de buen humor, eso es fantástico.

La sonrisa del rostro del rubio desapareció antes de golpear su hombro.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora