Extraño

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Un viernes por la mañana, casi dos meses después del nacimiento de los gemelos, Jungkook abrió los ojos.

Jimin se quedó dormido el durante la noche tomando su mano y fue despertado por la del menor haciendo presión en la suya.

El castaño se veía desorientado, pero todo parecía estar bien. Sus signos vitales eran perfectos y pudo recordar todo lo sucedido sin inconvenientes, pero había algo que Jimin trataba de entender, algo que no lo convencía de su mejoría.

Su esposo no parecía necesitarlo tanto como él.

Durante las siguientes dos semanas estuvo yendo a verlo cada día y sus conversaciones eran entretenidas. Pudieron hablar de lo sucedido aquel día, se agradecieron mutuamente por cuidar el uno del otro y Jungkook pudo conocer a sus hijos, pero jamas se dieron un beso, un abrazo o siquiera tocaron sus manos.

Jimin entendía que aún estaba convaleciente, pero sentir el rechazo absoluto de su alfa era devastador. Se suponía que todo mejoraría cuando despertase y no fue así, en esa situación sentía mucho más presente la lejanía con su marido y la evidente ruptura de su enlace con la marca casi totalmente desaparecida.

—Él parece haberse olvidado de amarme.

—Jimin, Jungkook te ama. Jamás dejaría de hacerlo.—respondió NamJoon.

—Su olor se fue junto con nuestro enlace, no se ve más como mi esposo sinó como un beta cualquiera, pero aún así yo podría intentarlo si no fuera porque parece que sólo era atractivo para él cuando tenía que amarme. Quizás realmente todo nuestro afecto era causa del destino y no era genuino.

—Olvida eso, solo está aturdido. Ahora que no tiene casta está aprendiendo a ser él nuevamente.

El menor lo entendía, pero hasta convivir con él se hizo incómodo.

Dormían en la misma habitación y en la misma cama, pero evitaban tocarse o mirarse demasiado. Se dedicaron exclusivamente a la crianza de los bebés apoyándose mutuamente para hacer su mejor esfuerzo como un par de extraños con la misma misión en la vida.

Tan profundamente doloroso.

—Desayunaré con mis padres ahora que los bebés se han dormido. He pedido que te traigan la comida aquí y tu amigo vendrá más tarde. Te veré luego.—dijo el menor colocándose los zapatos.

—¿Llamaste a Taehyung para que pudiera entretener mientras no estás?—preguntó Jimin, irritado.

¿Qué le daba el derecho de pensarse indispensable?

—¿Está mal que le pida que te visite?

—Está mal que lo hagas con la intensión de buscarte un reemplazo para mantenerme ocupado como si te necesitara.

Jungkook se notaba incrédulo.

—Es así, eres la mamá de los gemelos. Es claro que tienes un vínculo conmigo, pero nuestro lazo se ha roto y n...

—¡Cállate! ¡Padre, soy su padre!—gritó el rubio olvidando que los pequeños estaban dormidos.—¿Quién demonios eres tú?—preguntó realmente intrigado.—Estuve tratando de soportar tu presencia durante este tiempo esperando a que mi esposo regresara, pero cada día te vuelves más irritable e irreconocible. No pareces siquiera sentir más que un vago afecto y responsabilidad forzada hacia tus hijos.—dijo apretando los puños.—Ya no me importa si no sientes nada por mí, me ha costado entender que mi marido murió aquel trágico día, pero puedo vivir con ello. Ahora solo quiero que entiendas que tú y yo volvemos a ser los mismos de antes y el único vínculo que nos une son ellos.—señaló a las cunas.—No me importa si eres el príncipe o tenemos un compromiso firmado, no dudaré en matarte si es necesario.

Jungkook retrocedió unos pasos para luego darse media vuelta y retirarse sin decir más.

—Esto no puede continuar así.—comentó Tae cargando a uno de los pequeños.

—No dejaré que ese miserable rehaga su vida, él no será libre jamás, pero voy a dejar en claro que no lo quiero durmiendo en la misma cama conmigo. Sus padres me entenderán.

El menor escuchó a su amigo y evitó opinar sobre el tema, todo era tan confuso y doloroso para Jimin que podía comprender un poco, pero para él, quien había visto la evolución de su relación, era imposible pensar que Jungkook y Jimin comenzaran a odiarse nuevamente.

El rubio solicitó que se llevaran todas las pertenencias de su marido a la habitación frente a la suya que siempre se había encontrado desocupada.

Los sirvientes no necesitaron permisos adicionales después de que la reina les ordenara obedecerlo al pie de la letra y cuidar de su bienestar al igual que el de los gemelos.

Para cuando terminaron ni siquiera el perfume artificial de su marido se volvió a sentir, el natural se había perdido hace tiempo y a pesar de sentirse agobiado, sabía que lo mejor era alejarlo de su lado para evitar seguir destruyendo la idea de Jungkook que aún vivía en su corazón.

Cuando cayó la noche, Jungkook se dispuso a entrar a su habitación, pero rápidamente notó que faltaban su ropa y pertenencias.

—Desde ahora tu habitación es frente a la nuestra. Está cerca, no puedes quejarte y mandé a que colocaran todo en su lugar. Buenas noches, despídete de ellos y sal de aquí.—ordenó dándose la vuelta en dirección al baño.

La bata que llevaba tenía una basta lo suficientemente larga como para arrastrarse por todo el piso alfombrado mostrando así el precioso bordado hecho especialmente para él, un regalo mandado a hacer precisamente por el hombre que acababa de sacar de su habitación.

—¿Qué estás diciendo?—preguntó Jungkook  con incredulidad.—¿Quién te dio derecho a hacerlo? Esa decisión no puedes tomarla sin mi permiso. Los pequeños no cumplen ni seis meses de nacidos, debo estar con ellos.—dijo siguiendo a su marido hasta la puerta del baño mientras este se disponía a comenzar con su rutina de limpieza de rostro. No le gustaba maquillarse, pero tener un rostro sin acné e impurezas requería un ritual muy disciplinado.

—Creo que se te olvida que puedo hacer lo que desee y como soy yo quien tiene que encargarse de ellos cada día porque su padre prefiere huir del nido mientras el sol esta puesto antes que verme la cara y solo aparece durante las noches, entonces no sirve de nada que sigas aquí.—sentenció.—Ya he solicitado el apoyo de una nodriza durante las noches que dormirá en esta habitación para apoyarme, eso quiere decir que mucho menos puedes estar aquí.

—Jimin, conversemoslo. No creo que eso sea necesario. He estado tratando de cumplir con mi rol de padre y príncipe sin afectar a los pequeños, no considero que lo hiciera mal.—comentó acercándose más.

—Tus hijos no solo te necesitan de madrugada, Jungkook.—respondió soltando un risilla sarcástica.—Además, creo el rol de padre y príncipe no eran los únicos que tenías que cumplir.—cerró la crema para rostro que había usado y se dirigió hacia él.—El rol de esposo se te olvidó y me incomoda dormir en la misma cama con un completo extraño. Me afecta emocionalmente y eso repercute en mis hijos. Se que puedes entender la situación y aceptarás que es lo mejor para todos.

El menor agachó la cabeza sin saber que decir.

—Intentaré estar más presente con ellos y...

—Eso es lo único que necesitamos de ti, se un buen padre. Tal vez los gemelos no te quitan el sueño, pero mi esposo contaba cada día esperando su nacimiento. La persona más feliz de Pangea era él y no había momento en el que no se sintiera orgulloso por los dos pequeños que cargaba en mi vientre.—explicó. —Puedo entender que no eres ese Jungkook y jamás lo volverás a ser, pero quiero que mis hijos no piensen que su padre los crió por obligación. Por último, sólo diré que al único hombre que he amado es a él, tú eres un alfa más en mi lista de malnacidos.

Tenía mucho que decir para refutar, pero no dijo nada más. Sólo se despidió de los pequeños y salió de la habitación.
   

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora