Traumas

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La llegada de Jin se retrasó una semana a pedido de Jungkook, al igual que la visita de los amigos de Jimin quien por la seguridad de todos, pidió que no estuvieran cerca durante su celo que comenzaría en dos días.

Un omega común necesitaba de su alfa, alimento y un lugar seguro, su hogar.

Un Luxure Ω necesitaba de muchas cosas más y lo más importante era que nadie se acercara a su territorio o intentaría atacarlo. Cualquier casta sentía demasiada presión durante el celo de esta especie, el ambiente era asfixiante y no duraban mucho tiempo sin espacar o comenzaban a sangrar de la nariz, tal vez hasta desmayarse.

Para un alfa dominante no representaba un problema y se consideraba estimulante. La necesitad de hacer o decir lo que su pareja quería gobernaba en su cabeza como una orden implícita.

Después de conversarlo mucho y saber que al llegar el celo, el lobo de Jimin no aceptaría pasarlo con Jungkook, decidieron dejarle plena libertad y mostrarse como tal.

—No me mires, sucio alfa.

—Muchas gracias por tanto afecto, amor.

La idea era intentar una especie de convivencia en la que pudiera eliminar sus dudas, para eso, Jimin tuvo que contarle algunas cosas sobre su naturaleza y entre ellas, el terror de cualquier Luxure Ω de ser asesinado durante su gestación.

—Sería imposible que alguien se atreviera a hacerte daño siendo el futuro rey consorte. Imagina el poder adquisitivo que tendrías, tengo mucho que ofrecer, todo lo que mereces.

Adular era su punto fuerte.

—Sigue ladrando, no me importa.

Jungkook se acostó en la cama hasta que en la puerta del dormitorio se escuchó un ruido proveniente del pasillo y finalmente, tres toques suaves.

—Yo iré.—Se levantó y una mujer lo saludó entregandole un carrito de servicio con varios platos de postres y bebidas.—Muchas gracias.—dijo antes de cerrar la puerta y sentarse en la mesa que usaba regularmente para consumir sus alimentos cuando no quería bajar al salón.

—¿Qué es ese olor?—preguntó el mayor acercándose a la mesa.

—Tarta de manzana, de arándano y también hay tarta de fresas. Pedí mochi con relleno de durazno, está perfecto.—comentó refiriéndose a la apariencia de durazno que tenían los dulces.—También hay pastel de vainilla y helado de mora azul.

—¿Te vas a comer todo eso?—Las ganas de atacar la comida estaban calando en su interior.

—Lo traje para mi y para mi novio, pero no te has cansado de repetirme que no somos absolutamente nada; así que, he tomado la decisión de comer todo esto solo mientras veo los capítulos que nos faltaba de la serie que estábamos viendo hace unos días.—mencionó mordiendo un Mochi mientras prendía la tv.

—¡Dijiste que no lo verías sin mi!—gritó el mayor enojado.

—¡Dije que no lo vería sin mi novio! Deja de ser tan molesto y ve a gruñir al rincón.—regaño acomodándose en el sofá frente a la pantalla del televisor.

—¡Te odio, imbécil!

—Tú a mi no me causas ningún sentimiento, no te conozco, no me hables más.—respondió por ulrima vez para ignorarlo durante toda la tarde.

—Puedes caerte por la ventana accidentalmente, recuérdalo.

Jungkook comía y reía escandalosamente, no había un solo insulto del mayor que le hiciera prestarle atención.

Tal vez no era la manera de convivir, pero Jimin no le daba alternativas.

Su relación había mejorado mucho y su lobo lo aceptaba hasta cierto punto, pero todo se había vuelto caótico de un día para otro.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora