Gotas

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El sonido de las máquinas alrededor de su amigo y esos interminables beep, por momentos le hacían perder la cabeza, pero sabía que no podía desesperarse. Jimin aún no despertaba del coma inducido mientras su esposo luchaba por su vida en la habitación contigua y los bebés superaban adversidades día a día en sus incubadoras.

—¿No ha pasado mucho? Los cachorros requieren ser alimentados por su papá, necesitan el calor de su cuerpo, su aroma. No puede seguir así.—comentó Taehyung, con impaciencia.

NamJoon suspiró con cansancio mientras Hoseok alistaba su garganta para explicarle nuevamente la razón por la cual había sido inducido al coma y la duración de ese estado.

La charla no llegó a ningún lado, el menor seguía pensando lo mismo, algo malo parecía sucederle.

—No sabemos si Jungkook sobrevivirá. El veneno que le inyectaron está tratando de destruir su casta, no querían matarlo, lo sé. Eso era un potente inhibidor modificado y nadie tiene idea de como contrarrestar su efecto.—expresó con preocupación.—Me gustaría creer que esto es solo una muestra de prueba y no pensar en que puede estar distribuyéndose fuera de nuestro alcance.

El espacioso sofá bajo la ventana de la habitación se había convertido en la cama de aquellos que iban a ocuparse de su cuidado.

Los bebés contaban con más de una semana de nacidos y aunque su estado no era el mejor, sobrevivieron sin sus padres con nodrizas contratadas por la reina para que estos no tengan que consumir fórmulas industriales.

Diez días después del tormento, Jimin dio señales de conciencia que se multiplicaron durante el día.

Los médicos aplicaron los protocolos necesarios y revisaron sus signos para evitar algún problema, pero todo estuvo bien. Abrió los ojos tan rápido como pudo y se encontró a sí mismo postrado en una cama de hospital, conectado a sondas y con un dolor de garganta fatal debido a los tubos que pasaron por ahí y se mantuvieron la mayor parte de su estancia en el coma.

No podía hablar, no se podía mover como quería. Estaba aturdido, asustado y cansado, sus ojos se posaron sin pensarlo en su vientre abultado, pero no tanto como debería estarlo al tener un embarazo gemelar.

Balbuceó algunas palabras entre lágrimas, sus párpados enrojecidos hicieron derretir el corazón de su amigo quien no dudó en tomar su mano buscando transmitirle seguridad.

—Ellos están bien, hiciste un gran trabajo. Nacieron fuertes y sanos, pero por complicaciones en el parto y para monitorearlos, están en las incubadoras. Los hemos cuidado mientras no estabas consciente.

La mirada de Jimin se tranquilizó un momento hasta que recordó algo más.

—Kook...

—Él sufrió mucho daño, Jimin. Todavía están tratando de mantenerlo a salvo, cada día nos dan noticias sobre su avance, pero estoy seguro de que cuando escuche tu voz, mejorará, así que recuperate rápido para que puedas ir a cuidar de él.

¿Daño?

¿Qué daño?

¿Cuánto daño?

Esas y mil preguntas más pasaron por su mente en un par de seguros y es que, su desesperación aumentaba a medida que recordaba lo sucedido y por último, la conexión con su marido parecía haberse roto.

—¿Qué sucede, Taehyung?— preguntó al día siguiente cuando los analgésicos entumecimiento su garganta para no sentir dolor al hablar.—¿Por qué no lo siento conmigo?

El menor, con una de sus uñas rascando la palma de su mano, respondió sin mencionar la verdad.

—Aún no despierta, está medicado. Claramente no puedes sentirlo.

—No, aún estando profundamente dormido, siempre pude hacerlo. Esto no se siente como una de esas barreras que pone cuando no quiere que sepa lo que siente. Es diferente, me siento solo. Estoy solo, no está, no lo encuentro.—arremetió el rubio apresurándose a tomar la mano de su amigo.—Si me dices que está vivo prometo creerte, pero por lo que más quieras, dime la verdad porque no puedo seguir sintiendo que mi alma se desprende de la parte que le pertenece a él y quedarme en esta cama viendo como pasan los días.

Su silencio se le hizo eterno, pero al escuchar las dos palabras que esperó, volvió a sentir los latidos de su propio corazón.

—Todo esto es complicado. Jungkook fue inyectado con una especie de inhibidor que está deshaciéndose de su casta. Su género, su sexualidad, todo. Tal vez por eso no puedes sentirlo, puede que el lazo se haya roto.

¿Roto?

Imposible.

Su unión no se trataba de una simple marca, era mucho más que eso.

—Los doctores jamás habían luchado contra algo así. Ayer hablaron con sus padres y conmigo, dijeron que era muy difícil saber que podría haber hecho que él se encontrara tan vulnerable como para permitir que el inhibidor actuara tan rápido en su cuerpo, pero es entendible que al estar secuestrado por tanto tiempo, no haya podido resistir más.

Jungkook era fuerte, él no dejaría de luchar...

Lo protegió, hizo lo imposible para llegar hasta él, lo salvó de morir y lo llevó a donde pudieran ayudarlos.

Todo eso mientras sentía dolor que Jimin jamas pudo notar porque el suyo mantenía ocupados a todos sus sentidos.

El lobo que lo sostuvo antes de caer, ese al que le temblaban las patas, pero que aún así se mantenía fuerte. Él que contaba con múltiples heridas y no dudó en eliminar al hombre que más daño le hizo en la vida.

El que parecía agonizar mientras gritaba desesperado que no cerrará los ojos buscando las llaves de un auto que no era suyo.

El que se limpió la sangre que salía de su nariz después de notar que una gota cayó en la mejilla de su esposo mientras aceleraba el paso hacia el centro de emergencias.

Quien parecía estar despidiéndose mientras lo dejaba en una camilla para ser auxiliado.

¿Quién se despedía de quién?

¿En qué momento sucedió todo?

¿Por qué no se dio cuenta? ¿Por qué olvidó el dolor de la persona que amaba?

Los ojos se le llenaron de emociones que se derramaron sin descanso hasta mojar la manta que lo abrigaba.

—Quiero verlo, quiero ver a hijos. Por favor, tengo que hacerlo.

—Pediré una silla de ruedas y la autorización del doctor, solo espera un momento.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora