Cena

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La conversación con Yoongi no dejó que se concentrara en lo que tenía en frente durante la cena, comía y respondía a comentarios de forma automática, parecía haber cometido un crimen o ser cómplice de el hecho.

NamJoon, en algún momento de la noche, se retiró de escoltarlo por unos minutos por un llamado del jefe de la guardia real y él se sintió aún más solo en esa mesa con todas esas personas.

—¿Hola?—preguntó el guardia al notar que el número del que llamaban al celular de Jungkook.

—¿Es Jungkook?—respondió con otra pregunta una voz que reconoció rápidamente, un timbre único e inconfundible.

—Soy NamJoon, su guardia. Su alteza está ocupado en este momento. Jimin, ¿cierto?

Esperó una respuesta rápida, pero al contrario le tomó tiempo volver a hablar.

—Soy yo, llamaba por el favor que me pidió. La persona que puede ayudarnos a encontrar al objetivo necesita dinero. Ha pedido 350,000 ₩, no creo que sea un problema esa cantidad, ¿cierto?

—No lo es, pero para evitar cualquier vínculo con la familia real, el dinero se enviará a una cuenta a su nombre o a la de sus amigos y usted le entregará el dinero.

—Está bien.—dijo Jimin accediendo al trato.

—Antes de finalizar la llamada me gustaría conversar de algo muy importante con usted.—pidió el mayor. Al recibir una respuesta positiva, continuó.—Se que esto escapa de mis labores y es completa decisión tuya el tomar mi consejo, pero quisiera que haga esto último como un favor para el príncipe.

—¿Qué es?

—Si es posible, quisiera que jamás vuelva a comunicarse directamente con él.—admitió asombrando al contrario.—Tengo entendido que Taehyung tenía su número y es así como esperaba que se comunicaran, pero al parecer usted no ha cumplido con su propio pedido y me es incómodo decir esto, pero el príncipe decidió aceptar su decisión y continuar con su labor como futuro rey, eso implica casarse.

La voz del hombre sonaba serena y severa a la vez.

—¿Estás diciendo que estoy interfiriendo en su vida? Solo pensé que esto tenía que decírselo directamente.

—Lo sé y me disculpo por haberle hecho entender algo diferente. No quiero decir que ha declinado de su decisión, al contrario, quisiera que se siga respetando como tal porque como comprenderá, él si estaba interesado en aceptarlo a pesar de no saber nada de usted.

—Puedo entender lo que me dices.

—Muchas gracias por hacerlo, el príncipe es el único heredero de la corona y desde que cumplió veintitrés años se le ha buscado un o una consorte para cuando llegue al trono, pero jamás accedió a ninguno de los candidatos que su padre le ofreció conocer. Como comprenderá, el rey se ha puesto algo impaciente. Hoy mismo ha llegado una familia invitada y la familia real está cenando con ellos a manera de conocerse y buscar un poco de química entre los jóvenes.

La sangre del menor se congeló.

No había pasado un día desde que lo había rechazado y ya cenaba con su futura esposa.

—Quiero que sepas que no estoy tratando de interferir en su decisión porque ni siquiera lo sabía.—aclaró.—Además, una idea de casamiento es bastante bien pensada. No creo que una llamada de alguna persona pueda alterar los planes de nadie, si el príncipe decide casarse con ella, no habrá nada que lo haga cambiar de opinión y mucho menos yo.

Tal vez estaba actuando a la defensiva.

—Jimin, creo que los dos sabemos que el príncipe ansiaba que quien estuviera en esa cena fuese usted, pero ha decidido rechazarlo. Se que no es su culpa ni su responsabilidad quererlo, pero él se había negado a casarse durante estos años porque desde que tuvo conocimiento de su casta, su madre lo incitó a buscar a su destinado y en el momento en el que lo hizo, nada fue como pensaba. Es por eso que desea casarse para olvidar esa idea que la reina le implantó en la cabeza.

Jimin no respondió.

—Usted más que nadie sabe que las parejas de paso pueden causar vacíos emocionales y siendo un príncipe, su vida amorosa no ha sido tan buena. Todo se resume a compañeros de celo y relaciones superficiales. La soledad puede acabar con la personalidad tan amable que ha desarrollado al pasar de los años, en ocasiones es arrogante, pero es un buen hombre.

—Entiendo.

—De ahora en adelante, por favor comuníquese conmigo, después de finalizar la llamada le enviaré un mensaje.

—De acuerdo.

Al volver, Jungkook lo observó esperando alguna manera de salir de ese lugar, pero NamJoon solo asintió indicándole que todo estaba bien y volvió su mirada al plato.

—¿Qué tal les fue durante la tarde?—preguntó su padre y Jungkook contestó de forma mecánica.

—Estuvo bien.

—En realidad, no mucho. De un momento a otro el príncipe desapareció, había ido a conversar con un amigo suyo y ya no volvió. Jin y yo dimos el paseo solos de ahí en adelante.—le acusó la joven y Jungkook conectó su mirada hacia ella con enojo.

—¿Hiciste eso?—preguntó su padre y él bajó la cabeza.

—Lo lamento, tuve que pedirle a Yoongi que me ayudara con el orden de mi oficina y recibí unas llamadas, terminé volviendo a trabajar en el proyecto de Gangwon.—inventó una excusa para evitar que su amigo fuera regañado.

—Entiendo que tengas muchos pendientes hijo, pero es imperativo que le prestes atención a tu probable futura esposa. ¿Cómo crees que llevo más de treinta años de casado?

La gobernadora rio al escuchar de boca del rey que su hija sería consorte y su esposo alzó el pecho con honra.

Y en ese momento, se le hizo inevitable pensar en que los padres de Jimin habían muerto. ¿Quiénes irían con él a cenar con sus padres? ¿Quiénes lo acompañarían en el altar? De eso él no debía preocuparse, pero tal vez sí su futuro esposo, el que le daría la mano y tal vez le pondría un anillo menos hermoso del que el pelinegro le mandaría a fabricar, con un traje menos lujoso y una vida más rústica que la suya, pero tendría lo más importante y lo que Jungkook jamás podría obtener.

Su aceptación.

Su humor cambió por completo y en el ambiente podía olerse soledad y desdicha, sufrimiento y mucho dolor.

El tocadiscos fue parado de inmediato por un sirviente que no pudo aguantar el aroma tan triste y todos observaron al príncipe que parecía haberse perdido en un mar de pensamientos mientras removía con una cuchara una sopa de verduras que le habían entregado y no había probado en toda la velada.

Entonces, la reina se levantó de su asiento y pidió disculpas en nombre de su hijo.

—Lo sentimos, al parecer el príncipe se encuentra indispuesto.—dijo dirigiéndose a Jungkook, quien todavía no se enteraba de la situación por seguir pensando en aquel que Jimin amara. Solamente cuando lo tomó del brazo y le ayudó a levantarse, este despertó de su pesadilla.

NamJoon también lo ayudó y caminó junto con su guardia y su madre hasta su habitación dejando a su padre con una enorme preocupación.

—Soy rey, pero soy padre también y aunque mi hijo sea un adulto, es el único que tengo; así que, debo averiguar por mí mismo lo que sucede. Disfruten su cena.—dijo levantándose también para ir tras Jungkook.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora