Calma

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—¿Necesitas supresores?—preguntó Taehyung sentándose en el suelo tras la puerta de la habitación de Jimin.—Debe ser bastante doloroso, no entiendo la razón de ese descontrol. Ahora mismo se que estás luchando para no asfixiarme y te lo agradezco, creo que lo mejor será ir al departamento de mi Hok hasta que te sientas mejor, pero te dejaré los supresores más fuertes que encontré en la farmacia. ¿Logras escucharme?

—S...si, lo siento.—murmuró sentándose también el suelo del otro lado de la puerta.—No puedo controlarlo más, esto será aplastante y no quiero causar tu muerte, por favor vete y cierra bien la puerta.

Taehyung se levantó, pero antes de irse volvió a preguntar.

—¿Tienes idea de que hizo que tu cuerpo se descontrolada de esa manera?

Jimin se mantuvo en silencio por unos segundos en los que el castaño pudo entender que tal vez tenía la respuesta.

—No quiero hablar de eso ahora. Estaré bien.

Sin esperar un segundo más, Taehyung bajó al departamento de Hoseok que se encontraba justo abajo del suyo.

—Maldita sea, maldit...—las náuseas se habían vuelto algo recurrente durante todo el día, vomito lo último que quedaba en su estómago. El olor que desprendía el cuerpo de los omegas la noche anterior le producía arcadas. Los recuerdos de sus manos y piel, sus sonrisas, todo ello ahora le parecía lo más asqueroso del mundo.—¡¿Qué me está pasando?!—exclamó asustado saliendo de su habitación en busca de supresores que tal vez no le servirían mucho, pero en algo tendrían que ayudar.

Durante la mañana siguiente al desastre en la cama del príncipe, este pidió que su habitación sea limpiada de arriba a abajo con extremo cuidado, se sometió el mismo a una limpieza exhaustiva en busca de eliminar el mínimo olor que dejaron el par de omegas en él.

—No sé por qué se obsesiona con ello, alteza. Si finalmente no logró tener sexo totalmente con ninguna de ellas.—comentó NamJoon acercándose a él.

—Pues yo huelo sus aromas en mí y eso me molesta, tampoco quiero que ningún omega venga a mi habitación porque pueden dejar sus aromas, no es por discriminación, pero mi olfato y mis sentidos están sensibles y si huelo a otro omega, una vena de mi cerebro se va a reventar, lo juro que me da asco hasta tu olor, qué puta mierda es esto que no me deja en paz.

—¿No debería ser al contrario, intentar mitigar el olor de ese Luxure Ω con otros aromas?—preguntó el más alto.

Jungkook arrugó la nariz.

—Eso será imposible y ya le he perdido el gusto a los olores, si fuera por mí, me arrancaría el olfato para evitarlo.

Su guardia y amigo, notó que sus ojos tenían un ligero color miel, pero evitó mencionarlo.

—Usted se encuentra bien, ¿cierto?—preguntó buscando una respuesta positiva, pero encontró todo menos calma en su aspecto.

—Sí, por supuesto.—aseguró restregando sus palmas sudadas en su pantalón.—Este es el tercer día después de la marca de olor de ese engendro, seguramente mañana estaré en perfectas condiciones.

—Comprendo, alteza.—dijo antes de retirarse.

Si se tratara de un omega, mandaría a traerlo de inmediato para satisfacer la necesidad del menor, pero jamás podría lograr que un Luxure Ω pisara palacio por su propia voluntad y mucho menos por obligación. Solo le quedaba hacer algo, investigar.

Tomó el teléfono y caminó hasta la zona de parqueo mientras buscaba el contacto del chófer de Jungkook.

—Hyung, buen día. Necesito que me ayudes en algo muy importante. ¿Recuerdas a dónde fue su alteza hace dos días, en la hora de almuerzo?

—Buen día, Nam. Claro, cada visita del príncipe está registrada, fuimos a un restaurante de comida al paso. Dijo que había visto buenas recomendaciones del lugar, pero cuando volvió no había comprado nada y olía extraño. Sabes que no meto mis narices en asuntos ajenos, pero eres su guardia personal, debo contártelo.—comentó recordando los sucesos anteriores.

—¿Puedes enviarme la dirección del lugar? Debo averiguar unas cuantas cosas.

—Claro, dame un momento.

Luego de un par de horas, se encontraba fuera del establecimiento, se decidió por quitarse los guantes y la chaqueta para evitar rumores, y se adentró en el establecimiento.

—Buen día, ¿En qué podemos servirle?—preguntó una amable mesera.

—Buen día, me gustaría conversar con el jefe o jefa de turno. Es algo importante.

La mujer asintió y llamó a su jefa inmediata.

—Buen día, me comentan que desea conversar conmigo.—anunció al llegar.

—Sí, mucho gusto. Mi nombre es Kim NamJoon, soy el guardia personal del príncipe.—informó presentando su identificación.—Hace dos días exactamente, su alteza llegó a este establecimiento en busca de un almuerzo, pero hubo un accidente en el lugar.

—¿El príncipe se lastimó en nuestro establecimiento?—preguntó la mujer horrorizada y NamJoon negó de inmediato.

—No esa clase de accidente, por favor baje la voz.—pidió y ella tapó su boca con las manos.—Se trata de otro tipo de accidente, él no estaba al pendiente de su ciclo y casi causa una catástrofe, realmente iba a salir desesperado a su auto, pero sucedió algo o bueno, alguien logró estabilizarlo. Me gustaría saber quién es y darle mi más sincero agradecimiento por su rápida reacción.

Apenada bajó las manos y la cabeza pensando que alguien de su personal le ofreció servicios sexuales al príncipe de la Nación.

—Tampoco es esa clase de estabilidad, me refiero a... por Dios, ¿Quiénes trabajaron hace dos días en esta tienda?

—¡Oh, cierto! Ahora mismo llamo a quien estuvo de turno.

Unos minutos después, los trabajadores que estuvieron ese día en la tienda, fueron reunidos.

Cada uno contó la historia desde su perspectiva y NamJoon reunió la información necesaria.

—¿Él compró algo?

—Sí, un par de almuerzos.—respondió la encargada de caja.

—¿Me podrían entregar una copia de la boleta?—La cajera lo observó con incredulidad.

—Vamos, Jian. Es el guardia del príncipe, además, es imposible que puedan hacerle daño a un Luxure Ω, solo dale la información que necesita.—ordenó la jefa de turno y ella accedió con molestia.

—Por favor, no le hagan nada malo. Él nos protegió a todos, se que es fuerte, pero muchos alfas los ven como animales de caza y eso me asusta mucho.—pidió la cajera entregando la boleta.

—Tranquila, no estamos buscándolo para hacerle daño.—Antes de irse se acercó a su oído y susurró algo que nadie más pudo escuchar.—Al parecer el príncipe ha quedado flechado y aunque su amor no sea correspondido, quiere conocer al hombre que lo manipuló sin importarle su estatus, es algo masoquista. Es un secreto, ¿está bien?

Ella asintió sonrojada y NamJoon salió rápidamente dirigiéndose a su auto.

—¿Quién demonios eres Park Jimin?

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora