Emergencias

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Un lobo negro con ojos dorados y el pelaje bañado en sangre de sus verdugos, se dio paso entre los cuerpos de los cazadores llegando a colocarse delante del rubio antes de que cayera al suelo mientras la palma de su mano seguía llevando al viejo Park a un viaje lleno de recuerdos de su primera víctima.

Suéltalo.—el mayor escuchó su voz entre los cientos de gritos desesperados de los fallecidos en la mente de su padre.—No escapará.

—Aún no, aún no la encuentro.—susurró Jimin colocando su otra palma en la cabeza de Park.—Ella no está, no pudo haberla olvidado.

Huele a tu sangre y a líquido amniótico, tu cuerpo no está preparado para parir naturalmente.—advirtió aun sosteniendo a su esposo con su lomo.

El rubio se negaba a rendirse, deseaba ver por lo menos un recuerdo de cuando ella fue feliz, quería guardar en su mente lo que jamás pudo ver en persona.

—Por favor, hazlo por los cachorros.—suplicó el alfa sintiendo el temblor en sus extremidades.

Entre uno y otros eventos desafortunados, muertes, asesinatos y venganzas, viajó hasta los recuerdos más profundos de Park donde encontró momentos que nadie más que él pudo ver.

—Se que será un bebé hermoso y seguramente nacerá varón.—dijo Areum sentada en una roca frente a una angosta quebrada del bosque.

—¿Por qué estás tan segura de su género?—preguntó Park lanzando la rama que arrancó de un árbol.

—Soy su mamá, puedo saber eso.—respondió con felicidad.

Las pequeñas rocas se golpeaban una con otra a causa de la corriente haciendo sonidos rudos, pero relajantes.

—Entonces, ¿tienes idea de cuál será su casta?—volvió a preguntar con insistencia.

—Él nacerá igual que yo.

El hombre no habló más durante un par de minutos.

—Entonces, supongo que tendremos que cuidarlo bien.

—Preferiría que esté lejos de todo este enfrentamiento, me gustaría que fuera feliz siendo hijo de un alfa y un luxure. Quisiera pensar en que, encontraremos un lugar en donde él pueda crecer sin prejuicios. Mi pequeño mochi.—soltó acariciando su vientre.

—¿Te gustó tanto aquel dulce que decidiste apodar de esa forma a nuestro hijo?—preguntó con seriedad fingida.

—Solo hasta que nazca, seguramente al verlo sabré como llamarlo.

—¡Jimin, suéltalo!

—Amo tanto a este bebé que en mi pecho no cabe más orgullo, soy la mujer más feliz del mundo al tenerlo en mi vientre y pronto entre mis brazos.

—Yo también soy feliz, soy inmensamente feliz por estar a tu lado.

Basta, no vas a soportarlo más.

—Prometo ser la mejor madre para ti, bebé.

Los recuerdos se hicieron lejanos y se escaparon de su vista como si de niebla se tratase dejando atrás todo lo que Jimin había anhelado.

—No descansaré hasta encontrarlo y asesinarlo. Él es mi legado, su cuerpo inerte dejará en alto mi nombre y el nombre mis descendientes.

El mayor soltó al hombre y cayó derrotado sintiendo cada una de las palabras de su madre.

Pudo comprender que ella lo amaba y que, por el contrario, su padre solo deseaba su muerte.

El dolor entre sus piernas se volvió insoportable y se lanzó al suelo acurrucándose con su vientre.

Jungkook no tenía idea de que hacer, matarlo o perdonarle la vida, pero antes de siquiera pensar seriamente en su decisión, Jimin colocó sus manos en su cabeza y giró su cuello mostrándole al viejo Park que hacer y este imitó su acción sin reproches cayendo frente a los dos en un sueño del cual no despertaría.

El color de sus ojos volvió a ser café y sus lágrimas comenzaron a caer por la mezcla entre dolores físicos y emocionales que no podía controlar.

—¡Jimin! Despierta, no me dejes. No cierres los ojos, respira.—pidió el menor al volver a su forma humana tomándolo entre sus brazos.—Vendrán pronto. Lo prometo, resiste.—volvió a decir, pero este ya no podía obedecerle, cerraba los ojos por un instante y sentía que no podría volver abrirlos.

Lo demás sucedió sin que pudiera notarlo, su cuerpo fue levantado por su marido y a pasos firmes lo sacó de ese museo.

Olía a sangre y su cuerpo parecía rogarle descanso.

Jungkook lo dejó en el asiento trasero de algún auto que encontró y se subió en el asiento del piloto mientras buscaba alguna llave de repuesto entre los compartimentos.

—¡Maldita sea!—gritó con fuerza golpeando el timón antes de salir del auto para ir a buscar alguna llave.—Espera un poco más, mi amor, no te rindas.—suplicó, pero el rubio cerró un segundo más los ojos y ya no pudo sentir más.

Fueron auxiliados al llegar a un centro de salud cercano y finalmente trasladados al hospital central para una atención con máxima seguridad protegiéndolo.

—Necesitamos operar a su esposo o los bebés morirán en su vientre.

—Haga lo que crea necesario, pero por favor, salve a los tres.

Jimin fue inducido al coma dada las complicaciones y la operación duró horas que se convirtieron en un martirio para el menor mientras esperaba noticias de su esposo hasta que, finalmente, la doctora que atendió el parto se acercó para felicitarlo por el nacimiento de sus dos hijos.

—Son dos fuertes bebés, un niño y una niña, alteza. La operación fue un éxito, pero su esposo no despertará pronto, por lo que pedimos su comprensión y su paciencia hasta que lo haga, mientras tanto, es importante cuidar de los bebes y se mantendrán internados por unos días para evitar complicaciones.

El corazón del alfa volvió a sentirse tranquilo. Sus padres, quienes habían llegado lo más rápido posible luego de enterarse de la situación, abrazaron a su hijo con felicidad y Jungkook se sintió en la libertad de dejar de contener el dolor físico que estaba experimentando.

Se desmayó en los brazos de su padre, el veneno que le inyectaron se estaba esparciendo rápidamente.

—¡Jungkook!—exclamó la reina al ver a su hijo desplomarse.

Luxure ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora