Capítulo 29: Impulsados por una fuerza mayor.

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*** Trece años antes***

— ¿Lía?— la ronca voz de Ethan, resuena en toda la mansión, llamándola en el pasillo hasta que baja las escaleras y aún desde allí no logra verla. — ¡Hija, regresa con papá!— sigue el joven paseando su vista por su alrededor hasta que visualiza la puerta entreabierta. Así que inmediatamente va hacia la puerta y apenas la abre, escucha un fuerte suspiro y ve a su pequeña hija alli.

Lía, está sentada en el porche a la espera de su hermano del jardín de infantes.
Por haber salido a jugar en plena lluvia, la pequeña niña cazo un fuerte resfriado que hizo preocupar a sus padres, levantando fiebre por la noche.
Luego de haber asistido siempre a todos lados con Galliart, el hecho de que hoy sea diferente no es de agrado para ella.

— Princesa...- Ethan, se sienta a su lado pero termina atrayendola a él para  acomodarla sobre su regazo.
— ¿Qué haces aquí?— los cabellos de Lía caen sobre su rostro y apenas si logra dejar al descubierto sus ojos.

— Estoy esperando a Galliart— afirma Lía, despejando su rostro solo por un segundo hasta que un mechón de cabello vuelve a caerle.

— Recuerdas lo que dijo el doctor, ¿no?— Ethan, coloca su cabello detrás de su oreja, — tienes que estar en la cama, guardando reposo.

Lía, hace un mueca hacia esas palabras y se acerca más a Ethan, para susurrarle.
— Papá, ¿te digo un secreto?

Ethan, esboza una gran sonrisa.
- Claro que si— dice, en el mismo tono susurrante.

— No me gusta hacer reposo— susurra Lía, — shhhh— se encuentra con los ojos de Ethan, colocando su dedo índice sobre la mitad de sus labios, en modo de que acaba de decirle un gran secreto. — no se lo digas al doctor, es secreto.

Ethan, actúa su mejor cara de seriedad y repite la acción de Lía.
— Shhhh. Lo juro.

— Papá, no me gusta mucho los doctores y los hospitales, esas cosas  que mamá dice que me harán sentir bien...

— Medicina— repone Ethan, riendo por lo bajo, — pero todo eso, te ayuda a sentirte bien, de verdad.

Lía, parece pensarlo por un minuto hasta que niega con la cabeza.
— Pero papá puede ayudarme- con sus pequeñas manos toma el rostro de Ethan, mirándolo fijamente a los ojos.
— Con el hechizo.

— ¿El hechizo?— Ethan, toma una de las manos de Lía y deposita un beso sobre la misma. Aún el cuerpo de la niña tiene una temperatura  tibia.

— Fuera miedo, fuera, fuera— repite Lía, — papá luchará contra ti— la cara seria de Lía, con su frente levemente fruncida termina fascinando aún más a Ethan.

Ese “hechizo” del que habla Lía, fue un invento de Ethan para que ella logrará quedarse dormida un día en el cual se desató una fuerte tormenta y los ruidosos truenos con los relámpagos en el cielo terminaron por asustar a Lía, causándole mucho miedo. Solo fueron unas palabras, una oración dichas por Ethan que tranquilizó a su hija.

— Mi hechizo no puede curarte como lo hace un doctor— sigue Ethan, — pero si papá está contigo, todo estará mejor— deja un beso sobre la frente de Lía.

— El hechizo es permanente— anuncia Lía, sonriendo tiernamente, —¡papá luchará contra el doctor, también!

El joven se levanta con Lía en sus brazos tratando de no reír, — Si es lo que quieres, lucharé contra  quien sea para que el hechizo no se rompa.

Lía, asiente con la cabeza totalmente convencida de que será así y del mismo modo termina abrazando a Ethan, apoyando su mejilla sobre el hombro del joven.
— Gracias, papá...

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