Capítulo 59: En busca de la verdad

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Lara, ve como Ethan se va pero lo que llama su atención es la actitud de su hermano, viéndose tan enfadado y hasta tiene la osadía de dedicarle esa mirada llena de enojo a ella.

— ¿Por qué carajos estas con él?

—Fui a ver a papá y allí nos encontramos. Él se me acerco...

Travis, párese estar al borde del colapso nervioso.
— ¿Qué más te dijo?

— Nada, es decir, nada malo. Hermano por favor, tranquilízate— Lara, lo toma de los hombros tratando de que se tranquilice, — No entiendo porque estás así. Es Ethan— la sonrisa que dibuja al pronunciar su nombre, termina con la poca paciencia de Travis.

— ¡Ese hombre no tiene porque estar en tu vida, ya deja esa estúpida admiración por él!— ruge Travis, con la frente fruncida.

Lara, retrocede un paso de la cercanía de su hermano, extrañada por verlo en esa posición.
— Hablaré contigo cuando te tranquilices— la joven da unos pasos hacia la salida pero Travis la toma del brazo deteniendola.

— Lara, es por tu bien. No te acerques a él o su familia— pide Travis.

— Hablaremos luego-corta Lara y termina yéndose de allí, sin darle lugar a seguir con esa actitud...

La siguiente parada de Ethan, es la mansión de su padre, tan rápido como puede. Nisiquiera se molesta en hacerse anunciar, simplemente termina llegando a la habitación de Erick y lo encuentra aún en pijama.

— Pero.. muchacho— Salta Erick, sonriendo divertido por esta inesperada visita pero la expresión de Ethan, hace que él también se vuelva serio. — ¿Qué pasa?— anticipa que algo malo está pasando.

- Marcos Himari— dice Ethan, — ¿Recuerdas a esa familia en San Diego?

— ¿Los Himari?— Erick, lo piensa por unos largos segundos, — Recuerdo a su padre y al él también, ¿Qué hay con ellos?

Ethan, trata de recuperar el aliento pero esta muy nervioso.
— ¿Tuviste una relación con la esposa de ese hombre, Marcos?

Erick, arquea una ceja y termina riendo por lo bajo. — Hijo...

— Contesta— insiste Ethan.

— Bueno yo, recuerdo que Marcos tenía más o menos tu edad, así que su esposa también...

— Papá, contesta.

— No— declara Erick, con total seguridad.

Ethan, traga saliva. -¿Cómo puedes estar tan seguro?

— en primer lugar, porque estaba casada y en segundo lugar, en San Diego, la única mujer con la que estuve  fue tu madre.

Ethan, cae sentado en la cama totalmente rendido, con la mirada perdida.

Erick, llega a su hijo preocupado por su cara, ya que está totalmente pálido.
— ¿Ethan, dime qué sucede? ¿Por qué preguntas por eso?

Ethan, levanta la mirada hacia su padre con unos cristalinos ojos azules.
— Hay una joven...Ella...— busca la manera de que esas palabras puedan salir de su boca pero le cuesta mucho.

— Hijo se más claro.

— Es parecida al abuelo— sigue Ethan con la mirada en su padre, — Sabe de combates como él, como yo...Esa actitud, desafiante y arrogante no mide con quién está tratando, como si no tuviera miedo— lo recuerda a él,
— Esa mirada,  el color de sus ojos...— Ethan se está rompiendo en mil pedazos ahora mismo.
— Tiene la misma marca de nacimiento que yo— confiesa con un nudo en la garganta y ahora hasta para Erick se está haciendo difícil asimilar todo.
— Nunca me intereso nadie más que Malia, ¡mi esposa es ella, es mía!— Se levanta de un movimiento y termina acertandole un golpe a la pared. — Tengo dos hijos con ella. Esa es mi familia... Yo no pude haber tenido otro hijo, no pude...No...

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