Capítulo 37: La decisión de Daniel

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Hubiera llegado antes a verla, pero Connor lo obligo a atender su herida y al menos, verse más presentable para estar frente a Lía y no preocuparla. Aunque no puede ocultar la venda que inmoviliza su brazo, así como  las vendas alrededor de sus manos, cubriendo sus nudillos pero pese a los esfuerzos de Connor, Daniel tiene las señales de estar totalmente agotado, tanto física como mentalmente.
Tiene una chaqueta sobre sus hombros, tratando en vano, ocultar el hecho de que recibió un disparo y aún son visibles algunos golpes que recibió sobre su mejilla, además de las  notables ojeras que surcan su rostro.
Sin embargo, pese a todo eso, herido, cansado, sonríe. Lo hace porque tiene la total certeza de que cumplió su palabra, salvó a Lía, la tiene de regreso con él.

Evitando pensar en el aterrador recuerdo de su estadía en esa cabaña, Lía apenas asimila el hecho de que es Daniel, quién está allí y rescata fuerzas de donde le queda para tratar de llegar a él. Sin embargo, solo logra sentarse, rozando con los dedos del pie el suelo, cuando pierde el equilibrio y antes de caer, Daniel la atrapa, abrazandola en esa acción.

Utilizando un solo brazo, Daniel se aferra más a Lía, sintiendo la mejilla de la joven contra su pecho. Ansiaba tanto volver a sentirse así, sentir está sensación de paz, aunque solo sea algo que le transmite Lía.

Hacia falta un hecho tan atroz para que los dos se dieran cuenta que la relación entre ellos no se trata de una simple relación de amigos y si se puede decir, de una relación con ciertas libertades. Claro que no, esto va más alla de todo eso o ¿cómo se explicaría, la reacción de Daniel cuando la secuestraron? ¿y todo lo que hizo por salvarla?

— ¿Estas herido?-Se precipita Lía, tratando de mirarlo a la cara pero Daniel no tiene intensiones de separarse de ella aún.

— Estoy bien— contesta Daniel, ahora con total tranquilidad. — No te preocupes por mi...

— Gracias...— Interrumpe Lía, escondiendo su rostro contra el cuerpo de Daniel, obligándose a no llorar de nuevo. — Me sacaron de allí..

Daniel, tensa la mandíbula, apretando los dientes, aun sintiéndose enojado por lo que paso, lo que le hicieron a Lía.

— Fuí a buscar un pastel de fresas para ti...— confiesa Lía, soltando una especie de risita por lo bajo pero que termina quebrandola, — recibí un mensaje pensando que era tu madre pero cuando llegue habían otras personas...

- Dentente— Corta Daniel, —no tienes que recordar lo que pasó— lo dice, mirándola fijamente a los ojos.

— él me dijo que nadie vendría por mí— sigue Lía, con un hilo de voz.
– Al principio pensé que no podía ser cierto pero mi corazón comenzó a latir más rápido hasta que llegue al punto de que no podía respirar. Lo único que podía hacer entonces, era esperar y...— Lía, se detiene cuando nota la expresión en la cara de Daniel, esa mirada, esos ojos, es como si estuviera conteniéndo  un silencioso dolor. -Tu recuerdo me mantenía fuerte— confiesa, regalándole a Daniel, una de sus tan vivas sonrisas.
— Gracias Daniel...— Lleva su mano hacia la mejilla del joven, trazando una suave caricia.

— Fue un sueño— Habla Daniel, atrapando la mano de Lía, — Tuviste un sueño, de que ibas a la  cafetería pero cuando despertaste, el clima cambio de repente, la lluvia comenzó a caer sobre la cuidad entonces no saliste de casa. Te quedaste dormida y nada...nada malo paso, ¿entiendes? Solo fue un sueño...un maldito sueño— se repite para si mismo mientras deja un beso sobre el dorso de la mano de Lía.

— ¿Un sueño?— sigue Lía, despejando la frente de Daniel de sus cabellos, descubriendo un golpe que trataba de ocultar. Quisiera saber más a fondo que fue lo estuvo haciendo Daniel, pero también le da miedo  — Está bien— Responde atrayendo a Daniel a ella para depositar un suave beso sobre sus labios, tomándolo con la guardia baja.

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