Capítulo 1: Inventando escusas.

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No estaba en sus planes, pero aún así termina retrasando su llegada a este evento, el cual se está desarrollando en la mansión Sherman, dado que hoy están festejando el cumpleaños de  Sofía, la hija de Hunter.

Incluso envío a su amigo antes para no levantar sospechas de que llegaría tarde pero no pudo evitarlo. Es así que aún con evidentes señales de que acaba de salir de la ducha, llega a la mansión sonriéndo al guardia de seguridad mientras acelera sus pasos.
Desde esa posición ya puede escuchar perfecto el agradable sonido que proviene desde el jardín trasero, así que con la misma confianza de saber quién lo produce, empuja la puerta principal lentamente, cuidando de no llamar la atención pero también es conciente de quien es la protagonista actualmente
Cuándo por fin logra atravesar la sala para llegar al jardín, logra visualizar a su amigo, cerca de su familia y es allí donde va a parar, como uno más de estos hipnotizados espectadores.

Frente a todos, canción dedicada a la cumpleañera, con la pura y total concentración en el violín que está tocando, levantando la mirada un par de veces y  regalando más de una sonrisa se encuentra una jovencita, entregada a esta actividad que tanto ama, ella es Lía.

— Llegas tarde- Una voz ronca llega a los oídos del recién llegado y este, sólo le sonríe a modo de disculpa, además no queda más que decir cuando es su hermana quien está frente a todos...

Los mellizos Clark, son los únicos hijos del matrimonio entre Ethan Clark y Malia Davis, aunque en cierto punto fue una decisión de ambos, por el deseo de concentrarse completamente en ellos y darle todo cuanto le sea posible y, fue así todos estos años ya que el duro pasado de sus padres no ha sido experimentado por sus hijos.
Ambos con sus dieciocho años, acaban de ingresar a la universidad, en la misma institución pero con diferentes carreras por seguir.

Lía, se ha enamorado del violín desde que supo de su existencia, aunque no esté dedicada a ello profesionalmente, acepta con gusto las invitaciones de su profesora, a dar inicio a otros eventos como lo ha hecho recientemente.
La niña tan pegada a su padre, sigue igual que antes, nunca ha dejado de seguirlo y de más está decir que el sentido de protección de Ethan, está sobre las nubes. Esto quiere decir, que persona que se acerca a ella, es la persona que se espanta por la siniestra mirada de Ethan, como si tocarán un tesoro invaluable. Aunque a Lía, no le molesta nada de eso y no es conciente de esa sobreprotección ya que aún no ha llegado al punto de gustarle alguien verdaderamente ya que para ella, todos son sus “amigos”, inclusive los que tienen un único deseo en su mente cuando se trata de ella. Aunque lejos de los ojos de Ethan, suele meterse en cada lío, imposible de quedarse callada frente a lo que sea que considere que no este bien o si algo le molesta, puede dejar de ser la niña tierna y educada que aparenta a simple vista.

Mientras tanto Galliart, tiende a ser el más pacífico, llegando a salvar a su hermana de sus peleas, las cuáles iban a en aumento durante la secundaria, además tiene una forma más sutil de bajar las tensiones o mejor dicho dos de ellos; por un lado el mismo gusto de su padre por las artes marciales y peleas, lo llevó a entrenar en el gimnasio de los policías en manos de Scott y también, se entrega a otra actividad con mucha regularidad, haciendo uso de sus dones seductores heredados de su padre, es por eso que nunca está sin compañía, pero tampoco ha presentado una novia formal pero como era de bebé, no puede estar lejos de su hermana por mucho tiempo. Además, es otro muro para Lía, contra los chicos que deseen acercándose a ella...

Cuando el sencillo concierto en honor a los dieciséis años de Sofía termina, Lía deja de lado su faceta tan tranquila que tiene mientras toca el violín y regresa a su espléndida sonrisa, cuando encuentra con su mirada a ese grupo de personas, de familiares y amigos.

— ¡Eres la mejor!— Esa voz sobrepasa los aplausos de todos, además sería imposible no robar la atención, en especial de la población femenina y de más. Este individuo, de la misma manera, se acerca a Lia, pasando su brazo sobre los hombros de la joven, —¡Señoras, señores...y señoritas— esta última palabra lo dice mirando a un grupo en especial de amigas de Sofía, con esa seductora sonrisa, — no necesitan escuchar a nadie más, con mi prima tienen el placer de conocer lo que es tener talento...

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