Lia y " Dulce Encanto" se han vuelto una combinación maravillosa ya que la cafetería es un lugar donde ella regresa diariamente sin ser consciente del "¿por qué?" o mejor dicho, el "¿por quién?"
Ahora trae consigo una bolsa en la cual tiene la ropa que Daniel le había dado el día anterior. Sin embargo, no ve ni su moto en el estacionamiento y mucho menos alguna señal de su presencia dentro de la cafetería. Aún así, apenas ingresa al lugar, Lucila se acerca a ella inmediatamente, como si ya supiera de su llegada.
— Hola Lía— Lucila, toca su hombro suavemente para llamar su atención.
— Señora...
— Lucila— repone, parpadeando una vez.
Lía, asiente con la cabeza sonriendo de labios cerrados. — Ahh...¿Daniel, no está aquí?-pregunta, mirando con más detalle a su alrededor.
— No y no creo que venga— Su voz comienza a apagarse a medida que pronuncia esa oración pero cuando nota el cambio de expresión en la cara de Lia, notandoce preocupada, vuelve a sonreír.
– Supongo que él está en su apartamento– Agrega Lucila, con temor de decir en voz alta que su hijo puede estar con su padre. Espantado esa idea, le entrega una caja rosa como recipiente de un pastel, la cual ya traía consigo desde que vio ingresar a Lía. — Llévalo para ustedes, es un pastel de fresa, él te dió esto la primera vez que viniste porque es su favorito desde que era un niño.¿El malhumorado chico que siempre parece solo tener una expresión fría para todos, había hecho eso?
— Okey....— Lia, toma la caja sin poder evitar sentirse emocionada por haberse enterado de lo mismo. — Yo me encargaré que lo disfrute- Agrega la joven, aferrándose a la caja, como si fuera un tesoro valioso y no es la única que realiza cierta acción ya que, tomándola desprevenida, Lucila le da dos besos en las mejillas cariñosamente.
— Gracias— sigue Lucila, mostrándose muy emocionada.
— Ahh..yo..yo no hice nada para que me agradezca.
— Yo creo.. No, estoy segura que eres muy importante para mí hijo y si deja acercarte en este momento, es por algo.
— ¿Este momento?— pregunta Lia, frunciendo el ceño pero Lucila, sella sus labios en una sonrisa haciéndole entender que no le dirá nada más.
— Daniel y yo somos buenos amigos— Agrega la joven, tratando de animarla un poco más, — Él también es importante para mí— al decirlo en voz alta, esas palabras cobran otro sentido para Lia. — Bueno, me voy— tratando de no pensar mucho en lo que dijo, levanta su mano saludando a Lucila para salir de la cafetería...Recuerda a la perfección el complejo departamental donde vive Daniel, así que sólo le queda tomar un taxi para llegar.
Ahora esta un tanto cargada de cosas, entre su mochila, la caja del pastel y la bolsa con la ropa de Daniel, por eso haciendo equilibrio entre la bolsa y la caja llega frente al apartamento lentamente.Toca el timbre y también golpea la puerta ansiosa sin poder evitarlo. Pasan unos minutos y no recibe respuesta así que lo vuelve a intentar tocando el timbre por más tiempo.
— Nunca están— Una señora de unos cuarenta y tanto de años, sale del apartamento de al lado con una fatal cara de disgusto.
— Ahh.. hola..
— Son unos sinvergüenzas, se pasan todos los días en la calles...— No tiene pensado dejarla hablar y su mal genio lo demuestra, — beben, fuman y traen chicas...— barre con la mirada a Lia, haciendo una mueca de desagrado. — Tu también eres una sinvergüenza...
— ¿Disculpe?— Salta Lia, dejando de lado su simpatía.
— tienes una carita de ángel pero igual a esas, eres una zor...
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A través del Fuego
RomanceLa inocencia y la maldad o ¿es el angel y el demonio? El amor es confundido por el deseo pero lo más peligroso será salir de esa obsesiva venganza que destruirá todo a su pasó. Segunda parte de "A través de tus Ojos".