Capítulo cincuenta y nueve
Ulises se dio cuenta de que se avecinaban momentos difíciles si sus hermanos empezaban a aparecer. Los tres entraron al departamento. Nadia se dio cuenta lo tenso que Ulises se encontraba, por lo que decidió ir a preparar un poco de té. Para darles algo de tiempo a esos dos.
Ulises y Dionisio se sentaron en el living. El ambiente estaba tenso, se empezaba a sentir las energías que liberaban estos dos hombres. Incluso si alguien estuviera junto a ellos podría ahogarse por la falta de aire en la atmósfera que los rodeaba
—Bien. Dime a que debo el honor de su regreso —dijo Ulises, era obvio que no tenía ganas de estar cerca de Dionisio.
—Pensé que ibas a estar feliz de verme después de tanto tiempo —dijo con arrogancia—. Aunque es aburrido darme cuenta de que todo sigue como antes. ¿Tu fiel lacayo no te ha traicionado? Por lo que escuché ahora también trabaja para la abuela.
—No hables así de Ángel —decretó Ulises molesto. No le permitiría que le faltara el respeto a Ángel.
—Ulises voy a ir a ayudar a Nadia —dijo Ángel al ver a Dionisio sentado en el sofá con Ulises.
—Lo siento hermanito adoptivo —dijo Dionisio burlándose de Ángel.
Una vez que Ángel se fue, ambos se quedaron en silencio por un buen rato.
—No volví porque quise. Nuestro padre me lo pidió —dijo como si se sintiera orgulloso de eso.
—Al parecer, si no me lo decía, él no me habría enterado de que te casaste —dijo Dionisio sonriendo.
—Entonces solo estás aquí para hacerme reclamos. No has cambiado en nada pese al tiempo —dijo Ulises de manera atrevida.
—Tu esposa no me impresionó, pensé que sería distinta —dijo Dionisio listo para disparar—. Podríamos jugar a lo que hacíamos cuando éramos chicos. Te gustaba prestarme tus cosas para que yo me pusiera celoso de lo que tenías.
—Lo diré solo una vez y espero que te quede claro. Acércate a mi esposa con tus artimañas y te juro por mi madre que haré de tu vida un infierno —dijo Ulises con odio.
—Eres un exagerado —dijo Dionisio riendo por la reacción de Ulises.
—Y tú eres un desvergonzado —dijo Ulises poniéndose de pie—. Ya fue demasiado amable para lo que te mereces. Ahora vete de mi casa.
—No hay problema. Y aunque no te guste nos seguiremos viendo —dijo y Nadia vino ante ellos con la bandeja para el té –C'est dommage, belle dame, mais je dois y aller. Au revoir mademoiselle.
Después de decirle eso a Nadia le dio un beso en la mano y se fue. Nadia no sabía mucho francés, pero había entendido la cortés despedida del joven Dionisio. Aunque le pareció algo extraña.
—¿Todos tus hermanos son así de excéntricos? —preguntó Nadia mientras se sentaba sobre Ulises.
—Algunos son peores —exclamó él con dolor de cabeza. Sabía que Dionisio no se quedaría de brazos cruzados.
—¿Te dijo a que vino? —preguntó ella mientras se acurrucaba entre los brazos de su esposo.
—Fue un saludo de cortesía. Solo era para avisarme que ya empezó el juego —dijo Ulises abrazando a Nadia—. Te voy a pedir por favor que te alejes de él
—Ulises, ¿tan malo es? Lo mismo me dijiste cuando apareció Hermes y mira lo bien que se llevan ahora —dijo Nadia esperando tranquilizar a su esposo.
—Hermes es un bebé en comparación con Dionisio. Solo hazme caso y aléjate de él–le pidió a Nadia.
Ella estaba un poco preocupada por la aparición de Dionisio. No por lo que Ulises dijera, sino porque poco a poco la familia de Ulises mostraba que quería separarlos. Y no sabía si sería lo suficientemente fuerte para resistir a tantas personas en su contra.
—Ángel —dijo Ulises y este vino a donde ellos estaban—. Hablaré con mi abuela. Mientras tanto quiero que te vengas a vivir con nosotros por un tiempo.
—Ulises... —dijo Nadia pensando en que estaba exagerando. Aunque él parecía preocupado.
—No te preocupes, ahora voy a buscar mis cosas —dijo Ángel y salió del departamento en ese mismo instante.
—Ulises. No voy a vivir en la incertidumbre. Dime que se supone que pasa con tu hermano —dijo Nadia poniéndose de pie.
—Está bien. Pero ven aquí —dijo y la atrajo hacia sí y la abrazó—. Si bien Hermes es quien me sigue en edad. Dionisio es quien me sigue en dirección a la empresa. Nos hicieron estudiar lo mismo. Solo que él dejó la facultad. Se suponía que él se haría cargo de todo si yo no podía asumir el cargo.
—No entiendo que tiene que ver eso con tu estado de alerta —dijo Nadia inquieta.
—Dionisio trató de matarme —dijo al fin Ulises.
—¿Me lo dices en serio? —preguntó Nadia completamente sorprendida.
—Lo hizo solo una vez, pero la abuela lo castigó mandándolo al extranjero —dijo Ulises como si ahora quisiera quitarle el peso a la situación.
—Ulises, no entiendo. ¿Y lo dejaste entrar? ¿Ahora qué haremos? —preguntó Nadia más preocupada que antes. ¿A caso no podrían nunca tener paz?
—Tranquila Nad, ya no somos niños. No dejaré que nos haga nada —dijo y ella lo abrazó con fuerza—. Dionisio siempre fue muy impulsivo, y se tornó agresivo cuando estábamos en la facultad. Aunque antes éramos jóvenes y tontos. No creo que esta vez se atreva a ir de frente. Aun así, debemos cuidarnos de él y de sus artimañas.
Sin embargo, Nadia no podía quedarse tranquila después de lo que Ulises le había contado. Uno de sus hermanos había tratado de asesinarlo en el pasado. ¿A esto se refería Hermes cuando le dijo que no sabía de lo que su familia era capaz de hacerles?
—Ángel vendrá conmigo a la empresa y tú te quedarás aquí en casa con Hermes. Podrás trabajar sin correr peligro. Al menos hasta que todo esto se resuelva. Por favor, no quiero que salgas de casa sin avisarme ¿Sí? —le indicó Ulises dejándola sin muchas opciones.
—No. No quiero que vayas a trabajar. No sé qué haría si algo te pasara —dijo ella angustiada.
—Escucha Nad. Es probable que se enterara lo del embarazo y por eso volviera —dijo él abrazándola para que ella se calmara—. Cuando sepa que no somos un peligro para sus finanzas se irá nuevamente.
—¿Sabes que es una locura lo que me estás diciendo? —preguntó Nadia. ¿Qué quería decir? ¿Si ella quedaba embarazada, toda su familia haría contra ellos?
—Lo sé, cariño. Nunca pensé que Dionisio pudiera volver —dijo Ulises pensando en el pasado—. Aun así, te prometo que lo resolveré pronto para que podamos volver a la normalidad.
Nadia estaba verdaderamente preocupada. ¿Qué era normal para ellos?
Autora: Osaku
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Una niñera para el CEO
RomanceNuestra protagonista se ve envuelta en problemas tras ayudar a una anciana. Consigue trabajo cuidando a su nieto, quien resulta ser más grande de lo que esperaba. El amor prohibido la lleva a experimentar situaciones dolorosas, terminando en una en...