Un desastre

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Capítulo veinticuatro

Nadia abandonó la mansión y volvió a la facultad. La mayor parte del tiempo se la pasaba trabajando o sola. Cada tanto miraba las noticias para saber sobre Ulises. No había salido en las noticias nada sobre ellos dos, pero frecuentemente lo relacionaban con otras mujeres, modelos, actrices o incluso empresarias. Sin embargo, en ninguna foto se lo veía abrazado a ellas o de una forma más íntima.

Una tarde Nadia recibió un mensaje de su hermano. La quería invitar a una de sus presentaciones. Ella decidió ir, ya que tenía muchas ganas de verlo.

—Nadia —dijo Nathaniel que venía apurado.

—Por fin llegas —dijo ella y se levantó del suelo. Había estado más de media hora esperándolo.

—Lo siento, se me pasó la hora. Prometo que te compensaré —dijo su hermano querido.

Él le dio un refresco, ya que hacía mucho calor. Ella lo aceptó con gusto. Era de naranja, su sabor favorito. Se notaba que la conocía.

—Te pude ver, me gustó mucho tu presentación —dijo ella después de abrir el refresco y beberlo casi por completo.

—¿Sí? Bueno, gracias —dijo algo avergonzado. Los halagos de Nadia eran muy especiales para él—. Sabes... Me llamaron de una agencia. Quieren que sea su modelo

—¿Qué? Eso es genial —dijo ella feliz por su hermano.

—Sí. El tema es que me quieren exclusivo para ellos. Lo que me quitaría otros trabajos. Ya que solo podría firmar contratos de su firma —dijo él todavía dubitativo.

—¿Y no te gusta la idea? —preguntó ella sin entender mucho de la cuestión.

—Sí, incluso es aquí en la ciudad. Podríamos estar más tiempo juntos. Además, me ofrecen buen dinero. Es solo que ... —dijo, pero no sabía si debía contarle a su hermana eso.

—Ven a vivir conmigo. Mi departamento es chico, los dos nos la podríamos arreglar bien juntos. Me gustaría mucho —dijo ella feliz de pensar en eso.

—Entonces no se hable más del tema. Aceptaré la oferta —dijo él y la abrazó

Tiempo atrás se había enterado de que su hermana no había aceptado el sueldo que le iban a pagar por trabajar con su anterior jefe. Y él sabía que estaba haciendo trabajos de medio tiempo para tratar de pagar el alquiler. Incluso la veía mucho más delgada. Él temía que ella estuviera comiendo mal. Si se iban a vivir juntos podría cuidarla mucho más y se aseguraría que no le faltara dinero. Ya que este empleo lo iba a recompensar muy bien económicamente.

—Volviste a verlo —preguntó Nathaniel sin poder evitarlo.

Ella le había contado todo lo que había pasado con Ulises. Y eso lo había enojado muchísimo, pero, aun así, no había actuado porque ella le había pedido por favor que se mantuviera al margen.

—No. Creo que lo mejor es que no lo haga —dijo ella entendiendo la angustia de su hermano.

—Pero. ¿Lo extrañas? —preguntó dolido.

No podía considerar que su hermanita se fijara en alguien tan despiadado como Ulises. Aun así, solo quería que ella fuera feliz y se notaba que no lo era en este momento, aunque siempre estuviera tratando de ocultárselo.

—Cada día —dijo ella con dolor. Bajó la mirada porque se avergonzaba al hablar de ese tema con su hermano. Ella sabía lo que él pensaba de Ulises y no quería seguir hablando de él con su hermano.

—Él no te merece. Si yo fuera él hubiera movido cielo y tierra por encontrarte y lucharía contra quien fuera con tal de estar a tu lado —dijo él con impotencia.

Una niñera para el CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora