Una vida distinta

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Capítulo cuarenta y seis

Ulises había hecho mucho esfuerzo para poder tomarse unos días para estar con Nadia, por lo que no quería separarse de ella. Así que le propuso acompañarla a la universidad.

—Está bien, pero iremos en bus —dijo ella y él la miró sorprendido.

—Tenemos el coche que te di para nuestro compromiso. Además, nunca viaje en bus —dijo él.

—Ese coche no existe a menos que tengamos una urgencia, señor. Además, así no solo yo tendré una primera vez hoy —dijo entre risitas mientras se quitaba las botas.

—Eres traviesa mi vida, y me encanta —dijo y la besó para luego abrazarla.

Nadia se puso un lindo mono de raso con flores rosas que era bastante fresco y que le quedaba muy sensual.

—¿Estás listo? —preguntó ella

—No puedo creer que mi prometida salga viéndose tan sexi. ¿Es posible que todo lo que uses te quede tan bien? —preguntó Ulises un poco celoso y enardecido por ella.

—Deja de decir cosas que me avergüenzan —le pidió ella y le dio la mano para salir del departamento.

Caminaron hasta la parada del bus y se quedaron de pie esperando a que llegue.

—¿Por qué tarda tanto? —preguntó Ulises molesto un par de minutos después.

—Tiene un horario, pero a veces se retrasa. Mientras tanto podríamos besarnos para matar el tiempo —dijo ella de manera juguetona.

—¿Me dejarás besarte en público? —preguntó sorprendido.

—Solo besos pequeños —dijo y antes de que se diera cuenta él ya estaba detrás de ella abrazándola. —Pienso que me gusta esto de esperar el bus —dijo él mientras se acomodaba detrás de ella.

El bus llegó y eso decepcionó un poco a Ulises. Ambos subieron y después de que ella pagara, él se sentó en un asiento de adelante. Nadia le pidió que se pusiera de pie y cediera el lugar a una mujer que iba con su hijo en brazos. Le tomó la mano y fueron atrás de todo.

Para que él estuviera cómodo, Nadia le dijo que podía abrazarla si lo deseaba. Estas cosas ella no se las permitía en público cuando estaban juntos porque todo el tiempo estaban tomándoles fotos. En cambio, ahora, nadie pensaría que ese hombre a su lado era un CEO

—Este tipo de transporte se mueve mucho —dijo Ulises en el oído de Nadia.

Al parecer el roce de la parte delantera de Ulises contra la trasera de Nadia hacían que su amigo respondiera a un llamado que nadie había hecho.

—¿Falta mucho? Mi cuerpo no está acostumbrado a este tipo de situaciones —le aclaró Ulises porque nunca habría pensado en que le pasara eso delante de tanta gente.

—No me lo digas, lo siento desde hace unas cuadras —dijo ella avergonzada—. Tienes que tratar de calmarte, ya que pronto bajaremos–dijo ella y él se apartó un poco. Esta experiencia era una tortura para él porque no podía hacer lo que deseaba al estar tan cerca de ella.

Ulises tuvo una aventura inolvidable al lado de Nadia durante ese día. Lo cual no lo hizo muy feliz, aunque si tuvo muchos momentos que, si su vida fuera como siempre, no los habría experimentado. Aun así, no entendía que era lo que Nadia apreciaba de esto.

Sin embargo, él quería complacerla. Después de todo, sabiendo cómo era ella. Si no lo hacía era capaz de dejarlo. Y estaría completamente justificada por los actos que él había comentado durante su noviazgo.

Al volver al departamento Ulises fue directo a darse una ducha, después se recostó en la cama de Nadia a revisar sus mensajes. Tenía varios de Ángel por lo que lo llamó.

—¿Cómo sigue todo en la empresa? —preguntó Ulises agotado. Nunca había caminado tanto en su vida. No sabía cómo era posible que Nadia lo hiciera tan fácil, incluso llevando esos tacos altos.

—¿Qué te pasó? Parece que te hubiera atropellado un tren —dijo Ángel al ver lo agotado que estaba Ulises

—Nadia quiso que hiciéramos cosas de personas normales. No puedo creer lo que la gente común hace en solo un día–dijo y sonrió. Le había gustado ver a Nadia feliz.

—Pensé mal entonces. Cambiando de tema. Tu hermano lo está haciendo bastante bien —dijo Ángel tratando de no dejar salir sus celos. No le gustaba que Hermes empezara a tomar control de la empresa—. ¿Puedo preguntar por Nadia? Ya que no la veo cerca de ti.

—Ella está haciendo la cena— dijo Ulises con una sonrisa. Incluso para Ángel era difícil de considerar todo lo que él estaba haciendo por amor a Nadia.

—¿No la llevarás a cenar afuera? —preguntó sorprendido.

—No —dijo Nadia, quien entraba en su dormitorio.

—Ángel quiere saber si te estoy tratando bien —dijo Ulises para vengarse de las burlas de Ángel. —Por ahora no tienes de qué preocuparte —le dijo Nadia a Ángel mientras se acercaba al teléfono. —Te ves hermosa Nadia —dijo él y Ulises empezó a ponerse celoso.

—Gracias. Me sienta bien la pobreza. No como a otros —dijo y los dos rieron en complicidad.

—Deja de decir esas cosas —dijo Ulises incómodo. No quería pensar en que ella tuviera que ser pobre.

—Está bien. Pero tú deja de hablar de trabajo o no habrá postre esta noche —dijo Nadia regañándolo.

—No me gustan las cosas dulces —le aclaró Ulises.

—El postre no iba a ser comida —dijo ella apartándose de Ulises. Se pudo escuchar la risa de Ángel mientras que Ulises se apresuraba a cortar el teléfono.

—De donde vengo el postre se come primero —dijo él y acercó a Nadia hacia él.

—No lo harás...–dijo ella sonriendo.

—Por favor Nad, me tuviste todo el día yendo y viniendo por toda la ciudad. Mi cuerpo te necesita —dijo Ulises a modo de súplica.

—Está bien —dijo ella sonriendo.

—¿Sí? —preguntó Ulises sin poder creerlo.

—Sí. Yo también estuve todo el día deseándolo —dijo ella y sin previo aviso se quitó el vestido que se había puesto después de ducharse. Ahora solo llevaba sus bragas y el sujetador.

—¿Harás un estriptís para mí? —preguntó Ulises agradablemente sorprendido.

—Haré lo que sea que tú quieras —dijo ella sonriendo.

—Entonces ven y bésame —dijo él tomándola de la mano para que se acostara en la cama—. No sabes cuánto te extrañan mis labios. 

Autora: Osaku 

Una niñera para el CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora