Capítulo diez
Se dirigió hacia la puerta y antes de que pudiera abrirla, él la agarró del brazo.
—¿Cómo se atreve a hablarme así? Le gusta poner a prueba mi paciencia —le dijo después de empujarla contra la pared sosteniéndola del hombro con uno de sus brazos.
Ulises estaba molesto con ella por cómo lo había tratado.
—Yo... —dijo ella, pero no pudo continuaré. Otra vez había metido la pata.
—¿Por qué defiende tanto a Ángel si no está interesada en él? —le preguntó mientras miraba los grandes y llamativos ojos de Nadia.
—Creo que es una gran persona y no se merece que lo traten como usted lo hace. Sobre todo, porque él tiene mucho aprecio por usted —dijo ella con la voz suave y completamente sonrojada.
Si bien no era una persona que se dejaba intimar. Tener a Ulises tan cerca la ponía muy incómoda.
Aunque ella supiera hablar sin tapujos al estar molesta. Aun así, por dentro se sentía bombardeada. Su corazón parecía que estaba por salirse de su pecho. Estar tan cerca de Ulises hacía que no pudiera estar tranquila.
—Bien —dijo Ulises disfrutando la incomodidad de Nadia —Tendré en cuenta lo que me dijo señorita González. Hablaré con Ángel para poder darle más tiempo libre. Ahora, ya que estamos en esto. Le contaré por qué necesitaba que Ángel viniera a buscarme. ¿Le parece?
Estaba disfrutando mucho jugar con ella. Aun así, ella se apartó de él con ayuda de sus manos. Respiró profundo y continuó.
—Si ya hemos terminado de hablar sobre las condiciones inhumanas de trabajo de Ángel, creo que no es necesario que me diga nada más. No es necesario que yo sepa para qué lo quería. No quiero invadir su intimidad. Con que usted entienda la importancia de mantener conforme a sus empleados de confianza me basta —dijo ella tratando de tomar aire.
—Pero a mí no me basta —dijo él de repente y se acercó nuevamente a ella—. ¿Qué edad tiene señorita Nadia? —le preguntó y se dio cuenta de que ella se había sorprendido por haberla llamado por su nombre.
—Veintiuno —dijo ella confundida.
—Entonces ya es mayor de edad —dijo pícaramente mientras acariciaba su rostro.
—¿Le gustaría que paseáramos alguna vez? Como lo hizo con Ángel —aclaró Ulises.
Él era un hombre que sentía confianza en sí mismo, por lo que ya tenía una idea de la respuesta de la joven. Sobre todo, por cómo su cuerpo respondía a él.
—A decir verdad, no creo que tengamos la oportunidad. Hoy vuelve la abuela, así que dejaré de trabajar para usted —le recordó ella —¿No le agrada? Era lo que usted tanto quería.
Nadia estaba siendo sarcástica, pero como disfrutaba poner en jaque a Ulises. Un placer que pronto iba a desaparecer, lamentablemente. Después de eso ubicó el picaporte de la puerta y se fue.
Esa tarde se encontró con la anciana en un restorán muy elegante de la ciudad. Estaba lleno de flores y jarrones por todos lados.
—Me alegra que te guste el lugar. Ángel me dijo que eras fanática del jardín de la mansión —le mencionó la mujer mientras miraba a los ojos a Nadia.
—¿Ha estado conversando con Ángel sobre mí? —preguntó Nadia sorprendida.
—Siempre lo llamo para saber cómo está mi nieto. Y me ha mencionado un par de cosas sobre ti. Yo, que eres una gran chica —le dijo la mujer mientras levantaba la taza de té, para probarlo—. Debo decirte que te ves hermosa, así vestida, muy elegante.
—Gracias, fue un regalo de despedida por parte de su nieto —le dijo ella.
—¿Cómo se llevaron esta semana? Cuéntame–dijo la anciana disfrutando del momento.
—Siendo sincera. Me costó mucho poder aceptar algunas cosas de su personalidad. Es una persona difícil de tratar. Aunque creo que después de todo no fue tan malo —dijo con una sonrisa camuflada.
—Me alegra escucharte decir eso. Lamento haberme ido de improvisto. La realidad es que tengo muchísimas obligaciones. Además de los asuntos sin resolver con el resto de la familia, los cuales son muy complicados en comparación con Ulises. Y siendo una anciana ya no puedo moverme como antes —le dijo la mujer con cara de cansada.
—Ángel me contó sobre la empresa y sobre los familiares de Ulises. Ellos se oponen a que él sea el presidente, si no me equivoco —dijo Nadia preocupada por la abuela.
—Es bastante complicado, aunque todos aceptan mi voluntad. Mientras yo siga con vida, él estará en la presidencia. Pero siéndote sincera, me preocupo por él. El día que yo no esté —dijo e hizo una pausa para luego continuar —Él es muy bueno en lo que hace. Toda la vida se preparó para ese puesto. Pero para el resto de las cosas es como un niño.
—Entiendo a qué se refiere —dijo Nadia.
—Sé que tienes otros planes, que ha sido difícil para ti caer de repente en esta familia de locos. Pero me gustaría que te quedaras un tiempo más a su lado. Quiero que lo ayudes a independizarse, que pueda comprender cuáles son las cosas que deben ser prioridad para él en la vida —dijo la abuela y volvió a poner la taza sobre el plato en la mesa.
—Abuelita, él y yo no nos llevamos muy bien. Es necesario que lo sepa —le aclaró Nadia.
—Voy a contarte algo querida. Aunque no lo creas, después de mí, tú eres la primera mujer que Ulises ha dejado entrar en la casa desde que falleció su madre —dijo la anciana.
—Eso es porque tú se lo pediste —dijo Nadia tratando de quitarle peso a las palabras de la mujer.
—Aun así, para él ya eso es todo un reto —dijo con una sonrisa mientras agarraba las manos de Nadia.
—Abuelita, en dos meses comienzo la facultad. Si usted lo desea y está de acuerdo acepto quedarme hasta ese día —dijo ella tratando de ayudar a la anciana.
Nadia no entendía por qué ella tenía la capacidad de generar un cambio a los ojos de la mujer. Sin embargo, esperaba poder serle de ayuda. Le parecía una mujer muy agradable y no quería dejarla sola.
—No sabes lo feliz que me haces mi niña. Prometo que serás bien recompensada —le dijo la mujer con gran alivio.
—No quiero nada. Me basta con saber que pude ayudarte —dijo Nadia.
Ella no había tenido una familia y se había encariñado mucho con esta mujer.
Autora: Osaku
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Una niñera para el CEO
RomanceNuestra protagonista se ve envuelta en problemas tras ayudar a una anciana. Consigue trabajo cuidando a su nieto, quien resulta ser más grande de lo que esperaba. El amor prohibido la lleva a experimentar situaciones dolorosas, terminando en una en...