Hazlo por mi

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Capítulo cincuenta y cinco

Hermes se fue y aunque Nadia estaba cansada, se sentó a esperar a Ulises. Cerca de las cuatro de la mañana Ulises regresó. Ella aún estaba en el living.

—¿Qué haces en la oscuridad? —preguntó asustado al verla en la oscuridad.

—estaba preocupada por ti —dijo ella.

—Estoy bien, pero bebí demasiado. ¿Te importaría seguir esta conversación cuando salga del baño?

—Claro que no. ¿Ulises, tú me amas? —preguntó ella mientras sostenía las fotos.

—¿Por qué preguntas eso? Por supuesto que te amo–dijo él con náuseas por el alcohol.

—¿Nunca harías nada para arruinar mi reputación? —preguntó ella.

—Claro que no. ¿Qué ocurre? —preguntó él extrañado por las dudas de su mujer.

—Vino tu padre —dijo ella aun sin mostrarle las fotos.

—¿Qué quiere? Seguramente te dijo alguna estupidez.

—Si lo hizo. Dijo que los medios quieren publicar fotos en la que tú estás actuando de manera inapropiada con dos mujeres —le dijo ella de manera que él viera una de las fotografías.

—Cariño, es un malentendido —dijo él al ver la foto.

—Espero que lo sea Ulises. Porque si encima me ocultas un engaño no te irá bien conmigo —dijo ella tirando sobre la mesa el resto de las fotos.

—Investigaré de que se trata y lo resolveré —dijo Ulises molesto por la situación en la que lo había puesto su padre con su esposa.

Él se acercó a Nadia y trató de besarla, pero ella corrió la cara dejándolo colgado.

—Hazlo. Hasta entonces no tengo deseos de intimar contigo —dijo Nadia, estaba molesta con su esposo, por lo que se fue a dormir a la habitación de huéspedes.

A la mañana siguiente Nadia se fue antes al trabajo. Aun así, actuó como si nada estuviera pasando. Por lo menos hasta la tarde cuando Ulises la mandó a llamar para que fuera a su oficina.

—Nadia —dijo él al verla entrar—. Ya lo resolví. Eran unas fotos viejas de una reunión con algunos inversores. Nos comprometía a todos por lo que ellos se encargaron de hacerlas desaparecer.

Él esperaba que eso bastara para que su esposa volviera a hablarle. Pero al ver la conducta que ella seguía teniendo para con él se dio cuenta de que aún no lo había perdonado.

—Amor, cariño —dijo él poniéndose de pie al ir hasta ella y tratar de tocarla sin éxito—. ¿Qué quieres que haga para que vuelvas a ser la de antes? No sabía que existían esas fotos y que las sacarían a la luz ahora que estoy casado contigo.

—Debiste suponerlo. Eres un hombre muy reconocido y tus conductas inapropiadas no solo pueden manchar nuestra relación. Si no también a nuestros hijos.

Ulises parecía sorprendido. Ella estaba hablando de la posibilidad de tener hijos.

—Quiere decir que pensaste en la posibilidad de que tengamos hijos —afirmó él con ansiedad y muy feliz.

—No así. No puedo tener dudas —dijo ella angustiada.

—Pero no dudes de mí, amor —dijo él tratando de abrazarla—. Estoy loco por ti, y lo sabes ¿verdad?

Nadia seguía enojada. Por lo que no respondió.

—¿Qué puedo hacer para que cambies esa carita? —preguntó tratando de sonar romántico—. Te ves hermosa siempre, pero te prefiero feliz.

Una niñera para el CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora