Capítulo sesenta
Al otro día Ulises se fue temprano a trabajar. Mientras ella desayunaba aún, Hermes llegó.
—Hola, cuñada —dijo Hermes con una gran sonrisa en su rostro. Ya que había recordado lo ocurrido en el departamento la última vez.
—Hermes —dijo Nadia y se levantó para abrazarlo.
—¿Qué ocurre pequeña? —preguntó él preocupado por su reacción.
—Ulises no te dijo que Dionisio ha vuelto? —preguntó ella confundida.
—Sí, me dijo, pero tú debes estar tranquila. Ulises se encargará de eso —dijo Hermes y se apartó de ella. El perfume de Nadia lo hacía desear más que un abrazo y debía conservar la compostura—. ¿Terminaste de desayunar? Si quieres podemos empezar a trabajar. ¿Te parece?
Nadia le dijo que si mientras levantaba las cosas de la mesa.
—No sé cómo haces para estar tan tranquilo. Yo soy una bola de nervios —dijo ella mientras acomodaba todo.
—Dionisio no es malo. Es solo que cuando era chico era bastante más impulsivo que Ulises. Y esos dos son como el agua y el fuego. No van bien juntos y todos lo sentimos —dijo Hermes recordando cómo eran sus hermanos cuando eran niños.
—Entiendo, pero si Dionisio trató de matar a Ulises no puedo quedarme tranquila —dijo ella preocupada—. Para mí en su momento tuvieron que notificar a la policía, aunque fuera familia.
—¿Qué fue exactamente lo que Ulises te dijo de ese incidente? —preguntó Hermes al darse cuenta de que Nadia se preocupaba de más. Ella no solía ser así.
—Me dijo que Dionisio trató de asesinarlo —dijo ella confundida, ya que Hermes sonrió.
—Eso es un poco exagerado —dijo Hermes y se sentó. Tenía que contarle cómo habían sido las cosas. Ellos discutieron porque la novia de Dionisio salió a escondidas con Ulises. Si bien él dice que no sabía que ella salía con Dionisio, no bastó para él, puesto que estaba muy enamorado de ella. Lo peor fue que los dos se enteraron del engaño cuando Dionisio la llevó a casa. La había presentado ante todos en una fiesta.
—Pero... —dijo Nadia y se detuvo. ¿Por qué Ulises le había dicho que su hermano había tratado de asesinarlo?—. ¿Pero cómo es que Ulises no sabía que salía con Dionisio?
—Ulises no salía mucho, cuando estaba en la facultad se la pasaba estudiando. Resultó que ella era su compañera de curso. Además, no se llevaba con nuestro padre, por lo que rara vez venía a las fiestas o reuniones familiares. Esa vez asistió porque la abuela lo obligó a ir, ya que Dionisio le iba a proponer matrimonio a su novia —dijo y se dio cuenta de que la actitud de Nadia había cambiado—. En fin, la chica se dio cuenta quienes eran y que había salido con dos hermanos e hizo un escándalo acusando a Ulises de todo. Por lo que Dionisio se enojó tanto que agarró del cuello a Ulises y lo soltó solo cuando este perdió el conocimiento. La chica terminó con Dionisio y fue al hospital a ver a Ulises. Él estaba furioso con Dionisio por no creerle y aunque ella quiso ver a Ulises esté, pidió que la echaran y se cambió de Universidad para no volver a verla.
—Ulises me hizo tenerle miedo a Dionisio y solo es un pobre chico al que le rompieron el corazón —dijo Nadia, molesta con Ulises.
—Supongo que lo hizo para que no te acercaras a él —dijo Hermes sabiendo que Ulises se enojaría con él por decirle la verdad a Nadia. Aun así, prefería a su hermano mayor enojado que a Nadia preocupada.
—Bien. Entonces vamos —dijo ella guardando todo.
—¿A dónde? —preguntó Hermes sin entender.
—A trabajar a la empresa —dijo ella mientras se dirigía a su dormitorio a cambiarse.
—Peor, pensé que querías trabajar desde tu casa para descansar —dijo él confundido.
—¿Ulises dijo eso? —preguntó ella más enojada que antes.
—¿No era así? —preguntó Hermes al notar lo molesta que estaba Nadia.
—Por supuesto que no —dijo ella indignada y cerrando la puerta de su dormitorio con fuerza.
Ulises volvía a engañarla para que no se acercara a sus hermanos. No sabía si lo hacía por desconfiado o por celoso.
Una vez que se vistió salió de su habitación. Hermes la esperaba en el living. Al verla se sorprendió un poco. Nadia se veía extremadamente hermosa con ese vestido negro y blanco ajustado al cuerpo.
Cuando salieron del edificio, Nadia y Hermes se subieron al automóvil y fueron a la empresa. Al bajar del coche, Nadia divisó a Dionisio, este estaba en el bar de enfrente a la empresa de la familia De la Renta. Nadia sonrió, iba a darle una lección a su esposo.
—Tengo una mejor idea —le dijo a Hermes y este la miró preocupado. Lo que sea que Nadia quisiera hacer seguramente iba a estar en contra de los deseos de Ulises.
—¿Qué tienes en mente? —preguntó mientras veía que ella cruzaba la calle.
—Hola, Dionisio —dijo ella acercándose a la mesa.
—Señorita Nadia. Que placer es para mí encontrarla en este pequeño local —dijo Dionisio satisfecho—. Hermano ¿Cómo has estado?
—Hola, Dionisio —dijo Hermes sin demasiado entusiasmo. Sabía que Ulises pondría el grito en el cielo. Empezaba a arrepentirse por decirle lo ocurrido entre sus hermanos.
—Dionisio, ¿estás ocupado? —preguntó Nadia y este la miró sorprendido —¿Por qué no vamos a pasear en rato? Podremos almorzar juntos.
—¿Lo dices en serio? —preguntó Dionisio divertido.
—Por supuesto. Hermes me comentó que hace años que no estás en el país, por lo que me encantaría que me contaras de tus aventuras en el extranjero. Se nota que sabes francés por lo que me ayudaría mucho practicar contigo —dijo ella con una gran sonrisa.
—Ya me caes bien cuñada —dijo Dionisio y abrazó a Nadia.
Eso era algo lo que Nadia no estaba acostumbrada. Aun así, aceptó que lo hiciera.
—Nad, debemos ir a ver la obra de la que estamos a cargo al medio día —dijo Hermes para tratar de persuadirla.
—Genial, podremos mostrarte en lo que estamos trabajando —le dijo ella a Dionisio y este sonrió. Ni Hermes podía contra esta chica. Era más interesante de lo que él se había esperado.
Autora: Osaku
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Una niñera para el CEO
RomanceNuestra protagonista se ve envuelta en problemas tras ayudar a una anciana. Consigue trabajo cuidando a su nieto, quien resulta ser más grande de lo que esperaba. El amor prohibido la lleva a experimentar situaciones dolorosas, terminando en una en...