Espero que no te equivoques

1.1K 68 1
                                    

Capítulo cuarenta y ocho

Nadia no podía irse a dormir sin hablar con su hermano. Así que después de que Ulises se puso a hablar por teléfono con su hermano Hermes por trabajo, ella se fue hasta el dormitorio de Nathaniel. Golpeó la puerta y espero. Como Nathaniel no respondía lo llamó.

—Naha, ¿Estás despierto? —preguntó intranquila.

—¿Qué quieres? —preguntó él desde adentro. Seguía molesto al parecer.

—Quiero hablar contigo —dijo ella preocupada porque él no quisiera.

—Pasa —dijo y ella abrió la puerta para ver que él estaba sentado en el suelo apoyando su espalda en la cama—. ¿Qué quieres?

—Te debo una disculpa —dijo ella y se agachó y apoyo las rodillas en el suelo para estar más cerca de él.

—Ya te disculpaste. Puedes irte —dijo él sin siquiera mirarla.

—Es que lo amo —dijo ella angustiada.

—Lo sé. No necesitas explicar —volvió a decir de mala gana.

—No Naha, en verdad lo amo. No sé cómo explicarlo, pero no me importa lo que sea ni como sea. Hay algo dentro mío que me atrae a él y no puedo luchar contra lo que siento por él —le dijo siendo completamente sincera. Hasta ahora Nathaniel era la persona que más amaba en el mundo, pero sin darse cuenta Ulises se había llevado parte de su amor. Y ahora compartía el primero lugar con su amado hermano. No podía elegir entre ellos.

—Está bien Nadina. Sé que lo amas. Se te nota cuando lo miras. Incluso cuando no estás con él —dijo molesto. No podía privarla de sentir cosas por Ulises. Aun así, no iba a estar nunca de acuerdo con esa decisión. Él no era un buen hombre para Nadia—. Solo espero que no te haga daño.

—¿Cuándo dejarás de decirme así? —preguntó ella angustiada.

Cuando eran pequeños, Nathaniel tenía problemas para hablar, sobre todo cuando se enojaba. Por lo que cuando estaba molesto con Nadia le decía Nadina. Con el tiempo pudo hablar bien, pero ese apodo quedó para ella cuando estaba enojado.

—Cuando borre de mi mente el trasero de tu novio —dijo él y al mirar a Nadia esta empezó a reírse y no pudo estar más enojado con ella. Su sonrisa le alegraba el día.

—Solo espero que no te equivoques al confiar en él —le dijo y la abrazó.

—Gracias, Naha, gracias por siempre cuidar de mí —dijo ella con una lágrima bajando por su rostro.

—Bueno, ahora déjame juntar mis cosas para irme a un hotel —dijo él soltándola.

—¿Por qué te vas? —preguntó ella confundida.

—Por las dudas —respondió él mientras volvía a empacar. Si hubiera sabido ni se habría molestado en sacar la ropa de su bolso.

—No te vayas. Ya hablamos con Ulises y te respetaremos. No pasará nada mientras tú estés aquí —dijo ella tratando de convencer a su hermano para que se quede.

—De todas maneras, prefiero no ver la cara de Ulises hasta la boda —o nunca más, pensó Nathaniel.

—¿Y por qué volviste antes? —preguntó ella al recordar que se iría por cinco días.

—Tuve un problema con el vestuarista y se canceló la sesión de fotos —dijo él sin dar demasiados detalles.

—Pero eran cinco días —dijo Nadia preocupada por su hermano.

—Lo sé. De todas maneras, no era mucho dinero, así que no importa. Deja de preocuparte por mí —dijo y le besó al frente —. Escucha. Sé que soy insistente, pero papá quiere verte. Puedo acompañarte si lo deseas.

—Gracias —dijo Nadia incómoda. No quería volver a ver a ese hombre, pero se lo había prometido a Nathaniel.

—Deberías ir a verlo antes de casarte —dijo Nathaniel.

—Lo haré, prometo que lo haré. Solo porque tú me lo pides —le aclaró.

Nadia volvía a su cuarto. Ulises seguía al teléfono por lo que fue la baño a ponerse el pijama y luego regresó. Cuando lo hizo Ulises ya se había quedado dormido. Por lo que se recostó a su lado y después de abrazarlo se sumergió en un sueño profundo.

...

Autora: Osaku 

Una niñera para el CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora