xxvii : a brilliant mind wasted

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Al día siguiente,después de dejar atrás al perro gigante y al semidios que había combatido con Percy (quien querían que se uniera a ellos por alguna extraña razon),Venus despertó con la cueva en la que habían pasado la noche siendo sacudida

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Al día siguiente,después de dejar atrás al perro gigante y al semidios que había combatido con Percy (quien querían que se uniera a ellos por alguna extraña razon),Venus despertó con la cueva en la que habían pasado la noche siendo sacudida.

En cuanto todos estuvieron despiertos,salieron corriendo de allí siguiendo un túnel hasta que una columna se partió y provocó que todo el mármol se derrumbara a sus espaldas.

Cuando por fin pensaban que iban a tener un respiro al llegar a otro pasadizo,una nube de polvo se les vino encima y tuvieron que seguir corriendo.

—¿Sabes?—dijo Annabeth con clara ironia—Empieza a gustarme este camino.

Venus rodo los ojos.

Adoraba a Annabeth y Rachel básicamente le daba igual,pero hasta ella se estaba cansando de como le hablaba la hija de Atenea a la mortal.

—Seguramente si hubieras elegido tu por donde ir,habríamos muerto hace días,Annabeth.

Pronto divisaron al final del túnel una luz electrizante.

—Por allí—dijo Rachel señalando un camino.

La siguieron hasta un vestíbulo hecho totalmente de acero inoxidable.Habian tubos fluorescentes en el techi y el suelo era una rejilla metálica.

—Por aqui—indicó Rachel echando a correr de nuevo mientras la hija de Poseidon la seguía parpadeando con fuerza—¡Ya casi hemos llegado!

—¡No puede ser! —objetó Annabeth—. El taller debería estar en la parte más
antigua del laberinto. Esto no...

Titubeó porque habían llegado a una doble puerta de metal. Grabada en la
superficie de acero, destacaba una gran A griega de color azul.

—Sip,creo que este es el taller de Dedalo—dijo Venus aguantando la risa ante la cara de Annabeth.Era una mezcla entre sorpresa y decepción.

En cuanto la hija de Atenea pulso el símbolo,las puertas se abrieron.

—De poco nos ha servido la arquitectura antigua—bufo Percy.

—Perseus,querrás decir para absolutamente nada.

Annabeth miro ceñuda a los dos hermanos,quienes simplemente se escogieron de hombros como diciendo: es la verdad.

Entonces entraron.

Un sol deslumbrante entraba
por unos gigantescos ventanales.

Venus lo agradeció,llevaba toda la misión ansiando de nuevo poder ver el sol real,y ni siquiera lo había hecho los pocos días que había estado fuera.

Lo había echado de menos.

El taller venía a ser como el estudio de un artista, con techos de nueve metros de alto, lámparas industriales, suelos de piedra pulida y bancos de trabajo junto a los ventanales. Una escalera de caracol conducía a un altillo. Media docena de caballetes mostraban esquemas de edificios y máquinas que se parecían a los esbozos de Leonardo da Vinci. Había varios ordenadores portátiles por las mesas. En un estante se alineaba una hilera de jarras de un aceite verde: fuego griego. También se veían inventos: extrañas máquinas de metal que no tenían el menor sentido para mí. Una de ellas era una silla de bronce con un montón de cables eléctricos, como un instrumento de tortura. En otro rincón se alzaba un huevo metálico gigante que tendría el tamaño de un hombre. Había un reloj de péndulo que parecía completamente de cristal, de manera que se veían los engranajes girando en
su interior. Y en una de las paredes habían colgado numerosas alas de bronce y de plata.

𝐔𝐧𝐭𝐢𝐥 𝐓𝐡𝐞 𝐄𝐧𝐝 𝐎𝐟 𝐔𝐬 ¹ | 𝐀𝐩𝐨𝐥𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora