Money [YM][✓]

5

Yoongi miró la puerta de la empresa, dudaba si entrar o no, el trago saliva y entró lo más calmado que pudo, saludo de manera amable a los empleados para dirigirse a la oficina donde estaría Jimin. Cuando abrió la puerta vio la mesa llena de bolsas de muchas marcas caras, él miró las bolsas y no dijo nada.

—Son para ti. —hablo Jimin.

—No, gracias. —negó.

—No aceptas lo mío, pero sí lo de aquella pelinegra. —se acercó y lo vio de manera fría.

—Su nombre es Jennie, no pelinegra. —lo vio. —y no puedo aceptar lo que me das.

—¿Por qué la defiendes tanto? —le pregunto. —¿Acaso es tu novia?

—Si lo fuera no sería tu asunto, no eres nada para mí. —respondió. —y si te estoy soportando es solo por mis pasantías.

Jimin golpeó con fuerza la mesa mientras tiraba todas las bolsas asustando al pálido, el menor se fue de ahí molesto, él se metió a su auto mientras golpeaba el volante con fuerza. Sacó su celular para hacer una llamada telefónica de manera tranquila, cuando finalizó la llamada volvió a la oficina donde vio al pálido acomodando las bolsas otra vez en la mesa, doblaba la ropa y las metió en sus respectivos lugares.

Yoongi al sentirse observado se giró y vio al menor, el cual entró y se sentó en la silla y volvió a tirar las bolsas al suelo, el pálido no dijo nada; solo las volvió a levantar y las puso en otro lado. Jimin solo lo miraba sin decir nada, al terminar la hora Yoongi tomó su mochila y salió de ahí para ir a su trabajo, cuando llegó se encontró a su jefa, la cual lo esperaba.

—Señora Jung. —sonrió.

—Yoongi espera. —le dijo cuando vio que iba a cambiarse.

—¿Qué ocurre? —pregunto confundido.

—Aprecio el tiempo que estuviste aquí. —lo vio. —pero tendré que despedirte.

—No entiendo. —murmuró Yoongi.

Yoongi vio como la mujer le daba un sobre con su indemnización y le pedía que se fuera, el pálido salió de ahí sin saber que hacer, sacó su celular y marco el número de uno de sus amigos, Jimin por su parte lo seguía de manera lenta, él vio al pálido el cual se subía a un auto negro.

—¿Entonces te despidieron así de la nada? —habló uno de los chicos mientras le daba una taza de té.

—No me dio motivo. —hablo mientras se revolvía el cabello. —ese trabajo era lo único que me ayudaba con los gastos de mi abuela.