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Un silencio sepulcral cayó sobre la sala. Los ojos de todos se posaron en Yoongi, que mantenía la compostura a pesar de la bomba que acababa de caer sobre la mesa. Jimin, sentado a su lado, apretó suavemente su mano debajo de la mesa, un gesto de apoyo que no pasó desapercibido para Yoongi.

—He decidido reconocerlo como parte de mi familia. —continuó Kim Hyunseok, su voz firme. —Y no solo eso, sino que a partir de hoy, Yoongi será un heredero legítimo, con todos los derechos y responsabilidades que eso conlleva.

El shock en la sala era palpable, pero Kim Hyunseok no dio lugar a objeciones. Terminó su discurso levantando su copa, brindando por el futuro de su familia, mientras los invitados, aún aturdidos, hicieron lo mismo, algunos con sonrisas forzadas, otros con expresiones de genuina sorpresa. Yoongi, a pesar de la presión y las miradas inquisitivas, mantuvo la calma. Sabía que su vida estaba a punto de cambiar drásticamente, pero sentía una extraña paz dentro de sí. Sabía que la revelación de su verdadera identidad era solo el comienzo de una nueva etapa, una en la que tendría que enfrentarse a desafíos aún mayores.

Después del brindis, la cena se desarrolló en un ambiente más relajado, aunque las conversaciones aún giraban en torno a la sorprendente noticia. Yoongi y Jimin compartieron una mirada cómplice, sabiendo que, aunque la noche había sido un terremoto en la vida de Yoongi, ambos habían salido más fuertes.

La velada continuó con conversaciones más ligeras, música suave en el fondo y un desfile de platos exquisitos que no hacían más que resaltar la opulencia del evento. Pero, para Yoongi, lo más importante no era el lujo que lo rodeaba, sino la presencia de Jimin a su lado, un pilar firme en medio del caos que acababa de desatarse. Al final de la noche, mientras se retiraban del salón, Yoongi sintió un alivio extraño. Sabía que había mucho por delante, pero también sabía que no estaba solo en ese camino. Y eso, más que cualquier reconocimiento o fortuna, era lo que realmente importaba.

Cuando la puerta del gran salón se cerró tras ellos, Yoongi soltó un suspiro que llevaba conteniendo toda la noche. La mano de Jimin seguía entrelazada con la suya, ofreciéndole un consuelo silencioso. Caminaban juntos por los pasillos en penumbra, lejos de las miradas curiosas y los murmullos de los invitados.

—¿Estás bien? —preguntó Jimin, rompiendo el silencio con una voz suave, pero cargada de preocupación.

Yoongi asintió lentamente, deteniéndose un momento para observar el reflejo de ambos en una de las grandes ventanas. No podía negar que el peso de la noche había sido abrumador, pero algo en su interior había cambiado. Se sentía más fuerte, más decidido.

—No es lo que esperaba. —admitió, apretando ligeramente la mano de Jimin. —Pero al menos ahora sé dónde pertenezco.

Money [YM][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora