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Mientras Jimin y Yoongi disfrutaban su luna de miel en un rincón apartado y tranquilo del mundo, en Corea las noticias se habían desbordado con un escándalo inesperado que sacudía a la industria del entretenimiento. Jennie, Rose, Namjoon y Hoseok, nombres icónicos en el panorama de la industria empresarial, estaban en el centro de una polémica que acapara los titulares. Los medios y las redes sociales no paraban de hablar sobre ellos, pero esta vez no era por su fama, sus talentos o sus logros, sino por una grave acusación de bullying que había salido a la luz.

El caos mediático se desató cuando un usuario anónimo en un foro popular de Corea del Sur compartió una serie de mensajes y testimonios, alegando haber sido víctima de acoso escolar por parte de estos cuatro chicos. El post rápidamente se volvió viral, y pronto más personas comenzaron a compartir historias similares, alegando que durante su adolescencia, estos artistas los habían intimidado y maltratado con falsa ayuda La noticia no tardó en llegar a los medios tradicionales, que comenzaron a investigar y a alimentar aún más el escándalo.

Jennie, Rose, Namjoon y Hoseok, eran conocidos por ser un grupo de chicos de élite más influyente de la última década, de repente se vieron en el ojo del huracán. Sus agencias emitieron comunicados apresurados, negando rotundamente las acusaciones y prometiendo tomar acciones legales contra la difusión de información falsa. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y la opinión pública comenzó a dividirse.

Por un lado, estaban aquellos que los defendían con uñas y dientes, asegurando que todo era parte de una campaña de difamación para destruir sus carreras. Por otro lado, estaban aquellos que, sorprendidos por las acusaciones, comenzaron a cuestionar si conocían realmente a las personas detrás de las estrellas que idolatraban.

En medio de todo este caos, las redes sociales se convirtieron en un campo de batalla. Hashtags como #JennieInocente, #ApoyamosARose, #NamjoonNoEsUnBully y #HoseokInjustamenteAcusado se volvieron tendencia, mientras que otros como #JusticiaParaLasVíctimas y #NoMásBullying también ganaban fuerza.

Mientras tanto, Jennie, Rose, Namjoon y Hoseok permanecían en silencio, alejados de la opinión pública. Sus cuentas de redes sociales, que normalmente estaban llenas de actividad y actualizaciones constantes, se volvieron un desierto de silencio, lo que solo alimentaba más las especulaciones. Cada gesto, cada aparición pública previa era ahora analizada al detalle, buscando pistas que confirmaran o desmintieran las acusaciones.

Los medios de comunicación también comenzaron a entrevistar a compañeros de escuela y antiguos amigos de los chicos, muchos de los cuales salieron en su defensa, describiéndolos como personas amables y generosas. Sin embargo, otros testimonios más ambiguos surgieron, con algunos afirmando que, aunque no presenciaron actos de bullying directamente, sí recordaban ciertos comportamientos fríos o distantes de ellos durante sus años escolares.

En las oficinas de las agencias de los padres de los chicos, los ejecutivos y los equipos de relaciones públicas trabajaban a contrarreloj, intentando manejar el daño a sus reputaciones. Sabían que, en el mundo del entretenimiento, las percepciones públicas podían cambiar en un instante, y una acusación como esta, si no se controlaba adecuadamente.

Lo que comenzó como una simple publicación en línea había escalado a una crisis a nivel nacional, afectando no solo a Jennie, Rose, Namjoon y Hoseok. Sin embargo, el impacto de este escándalo era más profundo, pues tocaba un tema muy sensible en Corea del Sur: el bullying, un problema social que ha afectado a muchos y que ha sido fuente de dolor para miles de personas.

A medida que el tiempo avanzaba, el público esperaba con ansias las respuestas definitivas. ¿Serían las acusaciones infundadas o habría más verdad en ellas de lo que los fans podían soportar?