???: ¡Suéltenme! -grita un hombre anciano que vestía una ropa sacerdotal. Este era Pierre Cauchon, un obispo y el principal causante de la muerte de Jeanne d'Arc en la hoguera.
-El obispo es llevado hasta la sala donde pasaba la mayor parte del día mandando órdenes-
Pierre: ¿Qué se han creído? ¡Hijos del demonio! El Santo Padre los castigará por esto. Expíen sus pecados liberándome en este instante.
???: Nos vemos de nuevo, Pierre.
-Dice la figura de una mujer, de cabello blanco, sentada en una enorme silla similar a un trono donde observaba a su prisionero con una sonrisa en su rostro.-
???: ¿Me extrañaste? Porque yo sí te extrañé. -Dice con una sonrisa maliciosa en su rostro-
Pierre: No... no puede ser, ¿tú... tú eres Jeanne d'Arc? Imposible, esto no puede ser posible. Pensé que habías muerto hace tres días. Pensé que te había matado. Pensé...
Jalter: ¿Que debería estar en el infierno? Tal vez lo sea, Su Santidad.
Pierre: Esto debe ser un sueño, una horrible pesadilla. ¿Qué otra cosa podría ser sino una pesadilla?
Gilles: Dios mío, ha comenzado a huir de la realidad -dice con un rostro emocionado-
Jalter: ¿Y ahora qué vas a hacer, Su Santidad? Jeanne d'Arc, a quien acusaste de herejía, está aquí ante ti y aún respirando. ¿No deberías agarrar tu crucifijo y ofrecer una oración a tu dios? ¿No deberías burlarte de mí? ¿Despreciarme? ¿Abusarme como lo hiciste durante todo mi tiempo siendo cautiva de ti y tus clérigos de mierda? Ve y diles a todos que la malvada Juana de Arco está aquí para besarles el trasero. Adelante, hazlo. Te reto, Su Santidad.
Pierre: Lo siento, lo siento mucho -dice rogando por su vida mientras su rostro reflejaba un completo miedo- haré cualquier cosa que me pidas, pero perdóname, te lo ruego.