-Tn se encontraba en una gran torre ubicada en el centro de Shinjuku.-
Assassin: Oye, despierta, Master.
-Tn abre los ojos viendo al Assassin de Shinjuku frente a él.-
Assassin: Apuesto a que te estás preguntando dónde estás ahora mismo. Esta es la Torre Barrel, el cuartel general de la Alianza Espíritu Fantasma.
-Lo primero que Tn hace es revisar su cuerpo en busca de alguna herida, pero también le faltaba la katana de Rengoku.-
Assassin: No te preocupes, estoy bastante seguro de que no estás herido. También tu katana está en buenas manos. Sin embargo, terminarás mucho más que herido si intentas escapar. De todos modos, la verdad es que te traje aquí por diversión. Lo siento de antemano si el jefe te mata.
Tn: ¿Tu jefe?
Assassin: Sí, nuestro jefe. La encarnación del mal mismo. El verdadero Archer de Shinjuku.
-En ese momento, el verdadero enemigo de Shinjuku se hizo presente.-
Tn: No... no puede ser, tú... No es posible.
Evil Moriarty: Eso es correcto, yo soy el Archer malo y él es el bueno, Master.
Tn: Dos Moriartys, ¿pero cómo?
Evil Moriarty: Gracias al poder del Santo Grial, nosotros, no, yo logré arrancar todo lo que era bueno y amable en mí. Tales cosas solo serían un obstáculo en mi batalla contra mi rival. Sin embargo, no esperaba que tales detritos ganaran una conciencia propia en el proceso y mucho menos que saldría corriendo e intentaría obstaculizarnos.
Por supuesto, él era poco más que una plaga menor corriendo por ahí, hasta que apareciste. Ahora el Fantasma de la Ópera ha sido derrotado, y el Lobo está fuera de nuestro control. No obstante, aún tenemos dos Servants a nuestra disposición. El plan procederá sin problemas.
Tn: ¿Hablas de la incineración de la humanidad?
Evil Moriarty: Me sorprende que no te lo haya dicho, pero sí, nuestro objetivo es nada menos que la aniquilación completa y total de este planeta. ¿Lo crees imposible? Te aseguro que está dentro de mis posibilidades. El mundo terminará en el año 1999, justo en el año nuevo. Lo que una vez fue una tontería fantasiosa se convertirá en una dura realidad. Jajaja...