-Se podía ver el exterior de una celda de la cual provenían los gemidos de un hombre haciendo esfuerzo. Este era un hombre vestido de cura, el cual termina su acción para ponerse de pie.-
Pierre: Maldita bruja, la muerte es lo único que mereces, pero hasta entonces este es un precio por tus pecados. Adelante, hagan lo que quieran con ella, pero no la maten. La necesitamos viva para darle una elección al mundo sobre el poder de nuestro dios.
Obispos: Amén.
-Los obispos se acercan a la víctima, una chica de cabello rubio tirada en el suelo, cuya mirada sobre reflejaba desesperanza ante el trato que recibía todos los días sin motivo alguno.-
-Cambio de escena.-
-Se podían oír los gritos de la mujer; eran gritos de dolor que al poco tiempo se callaron para pasar al llanto de un recién nacido.-
Pierre: Esto no puede ser, no tiene cola, ni siquiera tiene cuernos.
Obispo: Entonces, ¿es un humano?
-El cura se dio cuenta de que habían cometido un error, pero su ego y miedo a la represalia de la gente creyente no le permitían aceptarlo.-
Pierre: No hablen de esto con nadie, andando.
Jeanne: Esperen, quiero verlo, aunque sea déjenme verlo una vez.
Pierre: Una bruja como tú no merece nada, solo la muerte.
-Los hombres salen de la celda. La mujer, aunque débil, intenta llegar a la celda antes de que se cierre, pero era tarde.-
Pierre: Que esto sirva como enseñanza.
-El cura deja al niño en un cuarto de tortura lleno de perros hambrientos, otros rabiosos, y lo deja allí. Luego se oye el llanto desesperado del bebé, el cual está siendo devorado hasta los huesos por los feroces animales.-
Jeanne: Déjenlo, es mi hijo.
Pierre: Tú no tuviste un hijo. Ahora, cierra la boca. Mañana mismo será tu ejecución.
-La demonizada santa de Orleans solo pudo llorar en silencio mientras se preguntaba si realmente Dios la había abandonado. De no ser así, ¿entonces por qué merecía ese tipo de trato?-
-Cambio de escena-
-Los franceses habían paseado a la santa de Orleans por las calles del pueblo. Solo recibía insultos y piedras, las cuales le eran arrojadas. Cuando llegó a su destino, fue atada a un tronco sobre una hoguera.-