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El sábado llegó rápidamente y la fiesta de aniversario en la casa de los Mijares estaba en pleno apogeo, el jardín estaba decorado con elegancia, las luces colgantes brillaban y el ambiente era festivo, Manuel y Mayte entraron tomados de la mano y enseguida captaron la atención de todos los presentes pues todas las miradas se centraron hacia ellos,  incluyendo la de Gerardo que observaba desde un rincón con una expresión que denotaba tanto interés como desdén, Manuel decidió ignorar esa tensión y siguió saludando a sus invitados con cortesía mientras recibía felicitaciones por su nuevo rol como presidente de la empresa, Mayte a su lado sonreía cortésmente aunque no podía ocultar el nerviosismo que sentía, pasó un tiempo hasta que el abuelo de Manuel subió al templete anunciando a todos el nuevo nombramiento de Manuel como presidente de la empresa con una sonrisa de orgullo y la noticia fue recibida con entusiasmo por los asistentes.

Estoy muy orgulloso de ti, Manuel-Dijo José María con voz firme y afectuosa-Es un honor que mi nieto lidere la empresa, espero que sigas con nuestra tradición y que algún día tu heredero continúe con el legado como ha sido siempre-Dijo sonriéndole recibiendo un aplauso entusiasta de los asistentes.

La gente aplaudió y celebró mientras Manuel recibía felicitaciones, la fiesta continuo y él  estaba inmerso en conversaciones con algunos empresarios amigos de su abuelo, de repente notó que Mayte estaba sentada sola en un rincón apartado con una expresión de aburrimiento en su rostro, decidido a cambiar eso Manuel se excusó de la conversación con sus amigos y se dirigió hacia ella.

¿Cómo estás?-Preguntó Manuel sentándose a su lado notando la falta de entusiasmo en el rostro-¿Aburrida, amor?-Le tomó la mano con ternura.

Un poco-Admitió Mayte sonriendo débilmente mirando a su alrededor-No es que no esté contenta por ti, pero...-Su voz se desvaneció mientras sus ojos se posaban en la decoración y las conversaciones alrededor.

Así son las fiestas del abuelo-Manuel frunció el ceño juguetonamente-Pero sabes qué, creo que sería divertido si me acompañas a hacer algo diferente-Dijo Manuel tomándola de la mano-Creo que podríamos hacer algo más interesante, ven conmigo-Dijo guiándola hacia un rincón menos iluminado del jardín donde había un armario antiguo y elegante.

¿Qué vamos a hacer aquí?-Preguntó Mayte con curiosidad mientras entraba en el armario detrás de Manuel.

Manuel cerró la puerta del armario detrás de ellos y se inclinó hacia ella con una sonrisa traviesa.

Cuando era niño solía esconderme aquí durante las fiestas, era mi pequeño escondite secreto-Explicó Manuel con su voz llena de nostalgia-Y ahora, creo que podría ser nuestro escondite-Dijo con un tono de picardía y una sonrisa traviesa.

¿Así que nos vamos a esconder toda la fiesta?-Dijo Mayte soltando una risita ligera divertida por la idea y Manuel la miró con una mezcla de seriedad y diversión.

Si es necesario, sí-Se acercó a ella y comenzó a besar su cuello con una intensidad suave pero creciente-Pero primero quiero disfrutar de tu compañía-Dijo mientras sus labios rozaban su piel, sus manos se deslizaban por la cintura de Mayte acariciando y explorando con ternura y deseo.

Mayte cerró los ojos sintiendo la calidez y la pasión de los besos de Manuel sonreía disfrutando de sus caricias sus manos se deslizaron por sus brazos respondiendo a sus caricias, Manuel la tomó en brazos apoyándola contra la pared del armario, la posición la hacía sentir segura y al mismo tiempo emocionada, la pasión entre ellos se desató, Mayte con respiración entrecortada se deshizo rápidamente de su braga mientras Manuel con movimientos hábiles desabrochaba su pantalón, la penetración fue inmediata y Mayte gimió de placer, Manuel la miraba a los ojos mientras la penetraba disfrutando de su expresión de placer y la conexión intensa entre ellos, Mayte gemía suavemente, sus gemidos llenaban el pequeño espacio mientras Manuel mantenía una sonrisa llena de satisfacción, la experiencia era tan intensa y privada que el bullicio de la fiesta parecía estar a años luz de ese armario donde estaban rodeados por la penumbra y el suave olor a madera antigua donde sus respiraciones se entrecortaban, Mayte sonreía con sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillantes mientras Manuel se movía dentro de ella con una intensidad que incrementaba su placer, cada embestida era más fuerte y decidida haciendo que el cuerpo de Mayte temblara suavemente con cada movimiento, sus manos se aferraban a los hombros de Manuel buscando estabilidad y al mismo tiempo intensificar la conexión entre ellos, Manuel, sintiendo el calor y la suavidad de Mayte se inclinó hacia ella para darle un par de besos suaves en los labios y el cuello buscando no solo el placer sino también transmitir su amor y devoción, sus labios se movían con ternura y urgencia alternando entre besos apasionados y susurros casi inaudibles, cada penetración era meticulosamente calculada para maximizar el placer de ambos y el calor que emanaba de su encuentro parecía absorber el espacio en el que estaban, Mayte jadeaba, sus gemidos se volvían más intensos y profundos a medida que Manuel aumentaba el ritmo y ella se aferraba más a él sintiendo la plenitud y el deseo en cada movimiento.

El tratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora