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Mayte se despertó con una resaca brutal por la mañana, su cabeza le dolía terriblemente y cada movimiento parecía amplificar el malestar, decidió bajar a desayunar con la esperanza de que algo le aliviara el dolor, al llegar a la cocina encontró a Manuel ya sentado a la mesa con un café en la mano.

Buenos días, Mayte-Dijo Manuel al verla entrar intentando empezar una conversación-¿Cómo te sientes?-Preguntó con seriedad.

-Mayte se dejó caer en la silla masajeándose las sienes-Manuel, por favor, me duele la cabeza-Dijo con la voz tensa.

Lo siento mucho, Mayte-Dijo Manuel sintiendo la culpa-Sé que llegaste borrachísima anoche, deberíamos hablar de esto-Intentó acercarse.

No me hagas hablar-Interrumpió Mayte con la irritación y el dolor en su voz demasiado evidente.

-Manuel suspiró tratando de encontrar las palabras adecuadas-Lo siento de verdad, pídeme lo que quieras, haré lo que sea necesario para arreglar esto-Dijo mirándola fijamente y Mayte lo miró con una mezcla de dolor y determinación, sabía exactamente qué quería.

Lo que quiero es que eches a la puta de Camila de la oficina, no quiero verla más cerca de ti ni de la empresa-Dijo Mayte mirándolo fijamente y Manuel frunció el ceño mirándola sorprendido.

Pero, ¿cómo? Tengo tanto trabajo y ella está manejando varios asuntos importantes-Dijo Manuel preocupado.

Ay, no me importa, no habrá otra manera-Dijo Mayte con frustración en su voz-Gris, por favor, sube el desayuno a mi cuarto, no soporto al señor-Dijo mirando a Manuel con desdén, sin esperar una respuesta se levantó y comenzó a subir las escaleras dejando a Manuel de pie en la cocina con una mezcla de desesperación y resignación, sabía que tenía que cumplir con la petición de Mayte si quería intentar recuperar su relación pero el desafío parecía monumental para él.

Manuel al llegar a la empresa estaba decidido a cumplir con la petición de Mayte, llamó a Camila a su oficina con una mezcla de nervios y determinación de cumplir con su esposa.

Camila, necesito hablar contigo-Dijo Manuel con un tono neutral-Lamentablemente, tengo que prescindir de tus servicios-Dijo mirándola fijamente.

Manuel, ¿hablas en serio?-Preguntó Camila visiblemente afectada trató de mantener la compostura.

La situación con mi esposa ha llegado a un punto en el que no puedo seguir manteniéndote en la empresa-Dijo Manuel mirándola fijamente.

Manuel, he trabajado duro para ti ¿de verdad es necesario?-Dijo Camila incrédula.

Lo sé-Respondió Manuel-Y te agradezco tu trabajo, por eso te ofrezco una compensación significativa, considera esto una indemnización por el tiempo que has estado aquí-Dijo sacando un cheque y poniéndolo sobre el escritorio.

Camila aceptó la oferta con un gesto de resignación, recogió sus cosas y se retiró de la oficina dejando a Manuel con una mezcla de culpa y alivio.

Mientras tanto en la casa, Gris le avisó a Mayte que Gerardo había llegado y quería hablar con ella, Mayte aún en pijama y con el cabello desarreglado bajó a la sala, al ver a Gerardo intentó mantener una actitud relajada a pesar de su malestar y resaca.

Hola, Gerardo ¿Qué necesitas?-Dijo Mayte tratándose de mantener educada y Gerardo la miró notando su apariencia cansada y descuidada, sintió un impulso de acercarse más.

Mayte, solo quería asegurarme de que estuvieras bien-Dijo Gerardo con una sonrisa-¿Podemos hablar un momento?-Dijo mirándola a los ojos.

Claro, adelante-Respondió Mayte indicándole qué se sentara.

Gris se despidió para ir al supermercado dejando a Mayte y Gerardo a solas, a medida que conversaban Gerardo comenzó a moverse más cerca de Mayte, sus ojos no podían evitar bajar a su blusón de pijama y el ambiente se volvía más tenso, Gerardo deslizó su mano lentamente por la pierna de Mayte acercándose cada vez más hasta llegar entre sus piernas.

Mayte, no puedo evitarlo-Dijo Gerardo en voz baja-Me has estado atrayendo desde hace tiempo-Le confesó y Mayte sorprendida por la actitud de Gerardo y el toque inesperado intentó apartarse ligeramente pero la mano de Gerardo seguía firme en su lugar.

Gerardo, ¿qué estás haciendo?-Preguntó Mayte tratando de controlar su voz y Gerardo continuó acariciándola ignorando sus palabras.

Lo siento Mayte, solo quiero que sientas lo que yo siento por ti-Dijo Gerardo en un susurró.

Mayte atrapada en un torbellino de emociones sintió un torrente de sensaciones que no pudo controlar, el tacto de Gerardo a pesar de ser inesperado la hizo sentir un deseo que había estado reprimido durante mucho tiempo, Gerardo notando su reacción intensificó sus caricias deslizando sus manos con una mezcla de ternura y desesperación, sus dedos exploraban cada rincón provocando una serie de sensaciones que Mayte no había experimentado hacía ya un tiempo, a medida que el placer aumentaba Mayte se rindió a la sensación dejando que la intimidad se apoderara de ella, el calor del momento y el deseo incontrolable la llevaron a la entrega total permitiendo que Gerardo la tocara de maneras que antes nunca había permitido, en ese instante la confusión y el dolor se desvanecieron siendo sustituidos por una oleada de placer que la consumía, ambos se entregaron completamente a la experiencia dejando que el deseo marcara el ritmo de sus acciones y caricias, cada movimiento alimentaba el fuego que había crecido entre ellos, sin embargo a medida que el momento llegaba a su climax Mayte comenzó a tomar conciencia de la gravedad de la situación, el recuerdo de su vida con Manuel y las decisiones que había tomado la golpearon con fuerza, la euforia del momento se desvaneció lentamente reemplazada por una mezcla de culpa y arrepentimiento, Gerardo era ajeno a sus pensamientos así que continuó con sus caricias mientras Mayte se debatía entre el placer del presente y el dolor de sus decisiones pasadas, Mayte estaba sumida en una mezcla de sensaciones abrumadoras sintió cómo Gerardo se posicionaba frente de ella, el vaivén de sus caderas empezó lentamente y cada movimiento estaba cargado de una intensidad que Mayte no había imaginado, el ritmo de Gerardo era cada vez más pronunciado llenaba el espacio entre ellos creando una conexión física que eclipsaba cualquier pensamiento racional, Mayte se aferró a los bordes del sofá mientras sus pensamientos se desdibujaban y la realidad se reducía a la experiencia que estaba viviendo, el placer se apoderó de ella con una fuerza implacable y a medida que el vaivén se intensificaba Mayte se entregó por completo a la sensación aunque en lo profundo de su mente el eco de la traición y el dolor de su relación con Manuel se hacía cada vez más presente mezclándose con el placer y complicando aún más la situación emocional, Gerardo concentrado en el momento seguía moviéndose con una determinación que reflejaba su deseo, a medida que el tiempo avanzaba el clímax se acercaba para ambos marcando el final de un momento que había sido tanto una evasión como una traición, cuando finalmente el placer se desbordó y el vaivén se detuvo el silencio que siguió fue abrumador, Mayte aún temblando y agitada se encontró en un mar de confusión y arrepentimiento, la realidad regresó lentamente y la gravedad de lo que había sucedido comenzó a asentarse sobre ella, Gerardo exhausto pero satisfecho se apartó sin saber que el momento había dejado a Mayte con una profunda sensación de culpa y una carga emocional que sería difícil de manejar, Mayte se vistió rápidamente tratando de recomponerse mientras su mente corría a toda velocidad, enfrentando las consecuencias de sus decisiones.

-Mayte con un nudo en la garganta y en su rostro reflejando una mezcla de arrepentimiento y vergüenza miró a Gerardo-Te tienes que ir-Le dijo con firmeza intentando mantener su voz estable a pesar de las emociones que la envolvían.

Gerardo aún ajustando su ropa y con la misma expresión de remordimiento que ella, asintió en silencio, no había necesidad de hablar ambos sabían que lo que habían hecho era un gran error pero el deseo había dominado en ese momento de debilidad, mientras Gerardo salía de la casa, Mayte se quedó sola sintiendo la pesada carga de su traición y el dolor de las decisiones equivocadas que había tomado, cada paso de Gerardo en la puerta resonaba como un eco de la realidad que enfrentaba una vida llena de decisiones fallidas y una relación rota, una vez que la puerta se cerró tras el, Mayte se permitió un momento para respirar sintiendo el peso de lo que había ocurrido hundiéndose en su pecho, sabía que tenía que enfrentar las consecuencias y tratar de recomponerse pero la intensidad de sus sentimientos y el caos en su mente hacían que el proceso fuera más difícil de lo que había imaginado.

El tratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora