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Manuel se encontraba en su oficina trabajando con el ceño fruncido, se sentía cansado, frustrado y harto de la rutina, dos años habían pasado desde que había firmado aquel contrato que lo había comprometido a contraer matrimonio con Mayte y cada día sentía más el peso de esa decisión, el sonido de la puerta abrirse lo sacó de sus pensamientos, Vanessa su secretaria entró en la oficina cerrando la puerta tras de sí y con una sonrisa coqueta se acercó a él.

Aquí tiene los pendientes a firmar, señor Mijares-Dijo con un tono vacilante extendiéndole una carpeta y Manuel la miró con seriedad.

Ahora no, Vanessa-Respondió con indiferencia-Mi esposa...Mayte, ¿sabes dónde está?-Preguntó mientras revisaba los papeles.

La señora Mijares está en el rancho-Respondió Vanessa rodando los ojos con desdén-Tenía un compromiso con su primo-Continuó-Hoy era el plazo para la venta de los bovinos y la distribución de la carne-Dijo mirándolo buscando alguna pizca de molestia sobre él pero Manuel solo asintió.

Avísale que la esperaré para cenar-Dijo mirándola fijamente.

Como usted diga, señor Mijares-Respondió Vanessa suspirando con molestia antes de salir de la oficina.

Manuel se quedó un par de horas más en la oficina intentando concentrarse en su trabajo pero su mente estaba en otro lugar, estaba cansado de intentar hacer que Mayte se acercara a él otra vez, sabía que era su culpa que todo sería diferente si tan solo pudiera devolver el tiempo...pero eso ya no era posible.

Después de trabajar por horas sin parar tomó sus cosas y se dirigió a casa, al llegar comenzó a preparar la cena, se movía por la cocina al ritmo de la musica, cortó verduras, sazonó la carne y puso la mesa, después de terminar de arreglar la mesa tomó una copa y se sirvió un poco de vino, luego se tiró al sofá a esperarla sabía que estaría por llegar, las horas avanzaban y Mayte no regresaba, con cada minuto que pasaba Manuel sentía cómo crecía en su interior una mezcla de desesperación y celos, celos que aumentaban con cada segundo era imposible negar que la idea de que Mayte estuviera con alguien más lo enfurecía, dejó la copa vacía sobre la mesa y se pasó una mano por el cabello frustrado, la casa estaba en un silencio que era roto solo por el tic-tac del reloj.

¿Dónde estás, Mayte?-Murmuró para sí mismo sintiendo el peso de su soledad y sus errores.


...

Mayte se encontraba en el despacho del rancho después de haber tratado algunos negocios con la venta de bovinos y la distribución de carne, le encantaba la idea de ya no tratar directamente con Manuel en los negocios, sin duda establecer ese límite un año atrás había sido lo mejor para ambos, mientras repasaba algunos documentos, la puerta se abrió y Gerardo entró con su presencia tan varonil con ese olor a campo y caballo que lo acompañaba captando toda su atención mientras se acercaba a ella con una sonrisa traviesa y le entregó un ramo de flores silvestres.

Para la rubia más guapa-Dijo guiñándole un ojo antes de inclinarse para darle un beso corto.

Mayte se puso de pie dejando los documentos a un lado y pasó sus manos sobre el cuello de Gerardo sonriéndole, estaba contenta pues al menos él la hacía sentir querida, aunque su relación con Gerardo no era nada serio, sabía que Manuel tenia a otra y eso le quitaba un poco la culpa, se había prometido dejar de amar a Manuel y creía que lo estaba logrando.

Gerardo la tomó de la cintura y en un movimiento ágil la levantó y la sentó sobre el escritorio, entre besos y caricias ambos se entregaron mutuamente dejando que la pasión del momento los envolviera y los apartara de sus preocupaciones diarias.

Te he echado de menos-Murmuró Gerardo con sus labios rozando la piel de Mayte.

Yo también-Respondió ella cerrando los ojos y disfrutando del momento permitiéndose olvidar aunque fuera por un instante la complicada red de emociones y compromisos que envolvía su vida.

La tarde en el rancho siguió su curso, Vanessa la secretaria de Manuel había llamado a Mayte para informarle que "el señor" la esperaría para cenar en su casa, Mayte con una sonrisa irónica le pidió a Vanessa que le dijera a Manuel que no podría ir, no estaba dispuesta a ir corriendo solo porqué Manuel quería cenar acompañado, Mayte se puso a buscar a Gerardo y para su sorpresa había organizado una cena especial para dos en la terraza y la alegría de Mayte era evidente mientras él se acercaba a abrazarla pero el sonido de su celular los interrumpió.

Es Manuel-Dijo Mayte mirando a Gerardo y rodando los ojos al ver el nombre en la pantalla de su teléfono.

Mi primito ya te quiere robar de mi lado-Dijo Gerardo abrazándola fuerte mientras dejaba besos en su cuello y le quitaba el teléfono dejándolo sobre la mesa.

Basta Gerry, me tengo que ir-Dijo Mayte sonriendo tomando su teléfono de nuevo.

Quédate conmigo, solo esta noche-Pidió Gerardo acariciando su mejilla con ternura.

No puedo, tengo que regresar a la casa-Respondió Mayte separándose suavemente y tomando su bolso-Nos vemos mañana-Dijo guiñándole un ojo y lanzándole un beso.

El camino hacia su casa fue largo pero Mayte aprovechó para descansar un poco, al llegar notó que las luces de la casa estaban apagadas y eso significaba que Manuel probablemente estaba dormido, sin embargo al entrar se sorprendió al ver la mesa puesta con velas y una cena para dos.

Una vez más llego y no estás-Se escuchó la voz de Manuel resonando en el silencio de la casa.

Estaba trabajando, la noche anterior llovió y el camino estaba horrible-Respondió Mayte con calma.

Voy a calentar la cena, ya ha de estar fría-Dijo Manuel acercándose a la mesa.

No es necesario, Gerry me invitó a cenar y no tengo hambre-Dijo Mayte mirándolo fijamente y Manuel apretó la mandíbula conteniendo su frustración.

Gerry, siempre tan amable mi primito-Comentó Manuel con sarcasmo-Vanessa te llamó para avisarte que te esperaría para cenar, ¿no?-Preguntó con sus ojos clavados en los de Mayte.

La verdad, no recibí ninguna llamada suya ni tuya en todo el día-Mintió Mayte sosteniéndole la mirada y Manuel asintió lentamente procesando la mentira mientras la tensión en la habitación aumentaba.

Claro, siempre tan ocupada-Respondió Manuel finalmente con una sonrisa amarga.

-Mayte sintió un nudo en el estómago pero se mantuvo firme-Voy a dormir-Dijo dándose la vuelta para subir las escaleras.

Manuel la observó alejarse sintiéndose cada vez más distante y atrapado en una espiral de celos y resentimiento, mientras apagaba las velas y recogía la mesa no podía evitar preguntarse cómo había llegado su matrimonio a ese punto.

El tratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora