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Manuel en la farmacia aprovechó para hacer una llamada a David, ahora su mano derecha en la empresa otra vez.

David, necesito que liquides a Vanessa hoy mismo, no quiero que nada se interponga entre Mayte y yo-Dijo con firmeza.

Entendido, Manuel, lo haré de inmediato-Respondió David sin cuestionar la decisión.

Después de colgar, Manuel se tomó unos minutos para revisar su teléfono, eliminó chats comprometedores, bloqueó y eliminó contactos que podrían ser un problema para su relación, estaba decidido a poner todo de su parte para reconstruir su matrimonio con Mayte y al regresar a casa encontró a Mayte esperando la pastilla.

Aquí tienes-Dijo Manuel extendiéndole la caja de la pastilla.

Mayte la tomó y abrió con prisa, en su rostro mostraba una mezcla de alivio y preocupación.

¿Me ayudas a ir a la habitación a descansar un poco?-Pidió con un tono más suave que antes.

Por supuesto-Respondió Manuel rodeándola con un brazo para ayudarla a caminar.

La llevó hasta la cama acomodándola con cuidado, Mayte se recostó y cerró los ojos su cuerpo fue relajándose lentamente.

Gracias, Manuel-Murmuró antes de quedarse dormida.

Manuel se quedó un momento a su lado, observando cómo su respiración se volvía más profunda y regular, luego se instaló en el sofá de la habitación con su portátil decidido a trabajar en silencio mientras la "vigilaba" para que nada le faltara, el sonido de las teclas se mezclaba con la tranquilidad de la habitación y Manuel sonrió al ver a Mayte descansar, sabía que había mucho por arreglar y que los días venideros no serían fáciles pero estaba decidido a hacer todo lo necesario para recuperar lo que había perdido.

Mayte despertó y al ver a Manuel concentrado en su trabajo no pudo evitar sonreír, algo en ella se removía, una mezcla de emociones y hormonas que la hacían desearlo intensamente cada vez más, se aclaró la garganta para llamar su atención.

Manuel-Dijo suavemente con su voz llena de un deseo apenas disimulado.

Manuel levantó la vista de la pantalla y sus ojos se encontraron con los de Mayte, sin decir una palabra, cerró su portátil y se levantó dirigiéndose hacia ella.

¿Qué necesitas, May?-Preguntó aunque ya sabía la respuesta.

Mayte lo miró con una mezcla de timidez y deseo tirando suavemente de él para acercarlo más, Manuel se inclinó sobre ella besándola profundamente antes de deslizarse hacia abajo hasta quedar entre sus piernas, el contacto de su lengua contra la piel de Mayte la hizo estremecerse de placer, Manuel sabía exactamente cómo complacerla, cada movimiento de su lengua le arrancaba suspiros y gemidos, sentir su barba raspando suavemente sus muslos solo intensificaba cada caricia.

Mayte arqueó la espalda, sus manos encontrando su camino al cabello de Manuel, tirando ligeramente mientras el trabajaba con maestría, los sonidos de su placer llenaban la habitación haciendo una sinfonía de suspiros y jadeos que solo aumentaban el deseo de Manuel por complacerla aún más.

Manuel...-Jadeó Mayte con su voz temblando por la intensidad del placer que sentía.

Manuel redobló sus esfuerzos concentrándose en cada pequeño detalle que sabía que la volvería loca, sentía su propio deseo creciendo con cada gemido de Mayte disfrutando del poder que tenía de llevarla al éxtasis, Mayte se dejó llevar completamente con su cuerpo temblando mientras alcanzaba el clímax, sus gemidos resonaban en la habitación y cada ola de placer hacía que se aferrara más a Manuel, cuando finalmente se relajo, quedando exhausta y satisfecha, Manuel se deslizó hacia arriba, abrazándola y besándola suavemente.

Eres increíble-Murmuró mirándola con una sonrisa satisfecha y Mayte le devolvió la sonrisa con su corazón aún latiendo rápidamente.

Gracias Manuel, tú también lo eres-Respondió acariciando su mejilla.

Se quedaron abrazados en silencio disfrutando de la intimidad compartida, en ese momento, todo lo demás parecía desaparecer dejando solo a los dos, juntos, enfrentando el mundo, ambos se miraban en silencio con sus respiraciones aun entrecortadas después del encuentro apasionado, Manuel sabía que era el momento de hablar, de intentar sanar las heridas que ambos se habían infligido.

Mayte, tenemos que hablar sobre lo que ha pasado-Dijo Manuel finalmente con su voz temblando ligeramente.

Mayte asintió sentándose en la cama y cubriéndose con la sábana, sus ojos se encontraron y por un momento el dolor y la confusión que ambos sentían quedaron al descubierto.

¿Por qué me engañaste, Manuel?-Preguntó Mayte con su voz quebrada.

Manuel suspiró profundamente frotándose la frente mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas pero no las había, ni el mismo sabía porque había sido un pendejo.

Ni yo mismo lo sé, Mayte-Admitió con sinceridad sintiendo el peso de su culpa aplastándolo.

En ese instante Mayte lo miraba fijamente y sus lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, Manuel extendió su mano para tomar la de ella pero Mayte la retiró incapaz de soportar el contacto en ese momento.

¿Por qué estamos aquí, Manuel?-Preguntó con voz temblorosa-Solo quería olvidarme de todo esto, de ti-Dijo con un nudo en la garganta.

Manuel sintió su corazón romperse ante esas palabras y él también comenzó a llorar, extendió su mano una vez más y esta vez ella no la retiró.

Quiero arreglar todo este desorden-Dijo Manuel con firmeza aunque sus ojos aún estaban llenos las lágrimas-Mayte, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que volvamos a estar bien-Dijo apretando suavemente su mano.

Mayte lo miró a los ojos viendo la sinceridad y el arrepentimiento en ellos, ella también quería sanar, quería encontrar una forma de superar todo el dolor que habían causado.

Manuel, estoy dispuesta a intentarlo pero tienes que entender que esto va a tomar tiempo, no puedo simplemente olvidar todo lo que ha pasado-Dijo Mayte con su voz aún temblorosa pero decidida y Manuel asintió sabiendo que ella tenía razón el camino no sería fácil pero estaba dispuesto a recorrerlo si eso significaba tener una segunda oportunidad con la mujer que amaba.

Lo entiendo Mayte, estoy aquí y no voy a rendirme-Respondió Manuel apretando suavemente su mano y sintiendo un rayo de esperanza.

Ambos se quedaron así, tomados de la mano sabiendo que aunque el camino sería difícil al menos estaban dispuestos a recorrerlo juntos.

El tratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora