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Al día siguiente, Manuel se encontraba en el rancho, los nervios lo consumían sabiendo que el contrato prenupcial que estaba por firmar lo ataría a una desconocida por los siguientes cinco años, para intentar calmarse decidió salir a montar su caballo "Cartero", mientras galopaba por los campos sus pensamientos lo atacaban sin cesar, Manuel había tenido planes de boda con otra persona, una mujer a la que había amado profundamente y recordar esos momentos le causaba un torbellino de emociones ahora que estaba a punto de casarse con alguien que ni siquiera conocía solo para salvar a su familia, mientras cabalgaba escuchó el sonido de un coche que se acercaba al rancho, volvió al trote hacia la casa y al llegar vio a su abuelo Don José María, esperando junto a un hombre de mediana edad y una joven que parecía algo nerviosa.

Manuel, ven acá-Dijo su abuelo haciéndole un gesto para que se acercara.

-Manuel desmontó y caminó hacia ellos tratando de mantener la calma.

Manuel, te presento a Don Alfonso Lascurain y a su hija Mayte-Dijo su abuelo con una sonrisa amistosa.

Mucho gusto, Manuel-Dijo Don Alfonso extendiendo la mano.

Igualmente, señor Lascurain-Respondió Manuel estrechándole la mano antes de volverse hacia Mayte-Hola, Mayte-Dijo con una sutil sonrisa.

Hola, Manuel-Dijo Mayte sonriendo tímidamente.

¿Por qué no pasan adentro? Así podemos conversar con más calma-Sugirió Don José María guiándolos hacia la casa.

Una vez dentro de la casa, se sentaron en el salón quedando frente a frente y Don Alfonso rompió el hielo.

Sé que esta situación no es la ideal para ninguno de los dos-Dijo mirando a su hija y a Manuel-Pero es lo mejor para nuestras familias, espero que con el tiempo puedan entenderlo y quién sabe, quizá encontrar algo positivo en todo esto-Dijo mirándolos a ambos.

Entiendo la necesidad, señor Lascurain-Dijo Manuel mirándolo fijamente-Pero no puedo evitar sentirme inquieto por todo esto, mis planes de vida eran muy diferentes hasta hace poco-Suspiró.

Lo mismo digo, nunca imaginé que mi matrimonio sería decidido de esta manera-Dijo Mayte mirando a su padre.

Sé que es difícil, Mayte-Dijo Don Alfonso tomando las manos de su hija-Pero confío en que sabrás manejar esta situación-Dijo mirándola y ella asintió.

Y tú también, Manuel sé que puedes con esto...por el bien de todos-Dijo Don José María.

Manuel y Mayte se miraron, ambos tratando de encontrar algún punto de conexión en esta situación tan extraña en la que los habían obligado a estar.

Tal vez podríamos empezar conociéndonos un poco más-Sugirió Manuel-Al menos, para hacer esto un poco menos incómodo-Dijo mirándola y ella asintió.

Me parece una buena idea, podemos salir a dar un paseo por el rancho, si te parece bien-Respondió Mayte con una sonrisa.

Claro, me parece perfecto-Asintió Manuel aliviado por la propuesta.

Los dos jóvenes salieron juntos dejando a los patriarcas de su familia en el salón, mientras caminaban por el rancho intentaron hablar de cosas triviales tratando de encontrar un poco de normalidad en medio del caos que se había vuelto sus vidas.

Manuel la llevó a conocer los establos y Mayte al mirar al caballo de Manuel sonrió y lo acarició con ternura.

Se llama Cartero-Dijo Manuel observando cómo Mayte interactuaba con su fiel compañero.

Hola, Cartero-Dijo Mayte con una sonrisa acariciando el suave pelaje del caballo.

Hubo una conexión inmediata entre ellos como si Cartero reconociera en Mayte a alguien digno de confianza, Manuel observó eso con una mezcla de sorpresa y agrado sintiendo cómo la tensión en sus hombros se desvanecía poco a poco, mientras conversaban y se conocían mejor, Manuel notó que quizá podría haber alguna atracción hacia Mayte, sus sonrisas y miradas se cruzaban creando un ambiente de complicidad.

¿Te gustaría montar a Cartero?-Preguntó Manuel algo dudoso pero deseando agradarla.

¿De verdad? ¡Me encantaría!-Respondió Mayte emocionada.

Manuel la ayudó a montar a Cartero siendo extremadamente cuidadoso, aunque siempre había sido celoso con su caballo algo en Mayte lo hacía sentir que estaba haciendo lo correcto, Mayte estaba fascinada mirando el campo desde la altura del caballo sintiendo la libertad del viento en su rostro, mientras tanto Manuel la admiraba desde el suelo pensando que quizá casarse con una desconocida no sería tan complicado después de todo.

Después de un rato, Manuel montó otro caballo y salieron a cabalgar juntos, la sensación del viento y la vasta extensión del campo les dieron una sensación de libertad y tranquilidad.

Este lugar es hermoso-Dijo Mayte mirando a su alrededor con admiración.

Lo es, he pasado casi toda mi vida aquí-Respondió Manuel sonriendo.

Debe ser increíble crecer en un lugar así-Comentó Mayte.

Lo es, y ahora...parece que compartiré este lugar contigo-Dijo Manuel sin poder evitar sonreír al decirlo.

Mayte le devolvió la sonrisa sintiendo que la distancia entre ellos se acortaba y eso le agradaba pues no sería tan complicado pasar cinco años a su lado, el paseo continuó con risas y conversaciones mientras ambos se sentían cada vez más cómodos

Manuel y Mayte regresaron al rancho y al entrar a la casa se encontraron con un abogado esperándolos, ambos se miraron con desconfianza y se sentaron en la sala de reuniones donde el abogado comenzó a explicar los puntos del contrato prenupcial.

Este contrato establece que se casarán bajo un régimen de bienes separados-Dijo el abogado-Además, deben cumplir con al menos una semana de luna de miel, otro punto importante es que no están obligados a mantener intimidad, ya que el matrimonio es por un período de cinco años-Hizo una breve pausa mirándolos-Eso significa que tienen la libertad de decidir si desean tener una relación íntima o no, y otros términos que les darán bastante libertad y flexibilidad-Dijo mirando a ambos y Manuel y Mayte intercambiaron miradas aliviadas, aliviadas por las cláusulas que ofrecían una mayor libertad de la que esperaban, la posibilidad de mantener una relación amigable sin la presión de una obligación íntima les dio un respiro.

Bueno, podemos ser buenos amigos mientras cumplimos con el tiempo-Dijo Mayte con una sonrisa mientras comenzaba a firmar el contrato.

Ya lo creo, el tiempo pasa volando-Dijo Manuel tomando el bolígrafo y también firmando.

Con esto queda constatado que ambos han estado de acuerdo en contraer matrimonio y cumplir con un lapso de cinco años-Concluyó el abogado tras revisar los documentos y asegurarse de que todo estaba en orden-Después de ese tiempo, podrán separarse y hacer sus vidas como deseen-Dijo mirándolos y ambos asintieron sintiendo un alivio renovado al haber llegado a un acuerdo que aunque inusual les ofrecía una solución viable y una nueva perspectiva sobre el futuro.

El tratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora