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A la mañana siguiente, se dirigieron a la empresa, al llegar Manuel se dirigió directamente a la oficina de Mayte con una idea clara en mente, cerró la puerta detrás de él y con un movimiento ligero colocó el seguro asegurándose de que no hubiera interrupciones, Mayte lo miró con una mezcla de curiosidad y diversión mientras Manuel se acercaba lentamente con sus ojos fijos en los de ella, comenzó a besar su cuello con suavidad dejando un rastro de besos que la hicieron estremecerse, sus manos acariciaban sus hombros y brazos mientras sus labios se movían con una precisión apasionada, Mayte sentía la intensidad Manuel y enredó los dedos en su cabello atrayéndolo aún más cerca provocando una sonrisa en él, con una sonrisa traviesa y mucho deseo en sus ojos lo hizo arrodillarse entre sus piernas, Manuel completamente entregado a ella la miró con devoción.

Manuel...-Susurró Mayte con su voz llena de emoción y deseo al sentir el choque de la respiración de Manuel contra su piel.

Manuel respondió sólo con su mirada, sus manos fueron recorriendo lentamente las piernas de Mayte subiendo por sus muslos hasta llegar a la cintura, sus dedos se movían con delicadeza y firmeza explorando cada rincón, Mayte cerró los ojos disfrutando del placer de sentir las manos y los labios de Manuel sobre su piel, sus dedos seguían enredados en su cabello tirando ligeramente guiándolo hacia donde ella más lo necesitaba, Manuel estaba siempre atento a sus señales e intensificó sus caricias y besos disfrutando de cada sonido que ella emitía y de cada suspiro que escapaba de sus labios.

Sus cuerpos estaban llenos de corrientes eléctricas con una combinación de deseo y amor que hacía que cada movimiento fuera único, sabían que estaban cruzando una línea pero ninguno de los dos quería detenerse, en ese instante el mundo exterior dejó de existir solo importaba el aquí y el ahora, la intimidad que compartían y el amor que los unía, finalmente Manuel se levanto, se miraron a los ojos compartiendo una sonrisa y Manuel impulsado por la pasión levantó a Mayte y la colocó suavemente sobre el escritorio, sus miradas se encontraron por un instante compartiendo una chispa de deseo que ardía en sus ojos, sin decir una palabra Manuel entró en ella y comenzaron con el vaivén de sus caderas, sus cuerpos encontraron un ritmo natural y fluido que los hacía temblar, el vaivén de sus movimientos se volvió más intenso, sus respiraciones entrecortadas llenaban la oficina mientras Manuel la sostenía firmemente mientras sus cuerpos se fundían en uno solo, Mayte con los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia atrás disfrutaba cada movimiento, cada caricia, cada beso que Manuel dejaba en su piel.

Ahh...Manuel...-Gimió Mayte mordiendo su labio mientras sus manos se aferraban a los hombros de él.

Te amo, Mayte-Respondió Manuel con la voz ronca de deseo mientras aumentaba el ritmo.

El escritorio crujía ligeramente bajo el peso de sus cuerpos en movimiento pero nada importaba más que la conexión que sentían en ese momento, Mayte sintiendo el clímax acercarse apretó más fuerte los hombros de Manuel mientras sus piernas rodeaban su cintura atrayéndolo aún más cerca, los suspiros se convirtieron en gemidos de placer compartidos y finalmente ambos llegaron al clímax con sus cuerpos temblando de éxtasis, se quedaron quietos por unos momentos disfrutando de cercanía y el calor que compartían, Manuel aún respirando pesadamente apoyó su frente en la de Mayte con sus labios rozando los de ella dandole un beso suave y tierno.

Siempre serás mi todo-Susurró Manuel con una sonrisa en los labios.

Y tú el mío-Respondió Mayte devolviendo la sonrisa mientras acariciaba su mejilla.

Se quedaron así en silencio disfrutando de la paz y la satisfacción que sentían aunque sabían que el mundo exterior esperaba.

Ahora, por tu culpa no tengo ganas de trabajar-Le reprochó Mayte con una sonrisa pícara mientras lo tomaba de la corbata guiándolo hasta el sofá que tenía en su oficina, Manuel aún sonriendo la siguió sin resistencia, se dejó caer en el sofá y Mayte se sentó sobre sus piernas rodeándolo con sus brazos.

El tratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora