Capítulo 9: La Luna Testigo

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Capítulo 9: La Luna Testigo

El equipo, compuesto por Fénix, Lucian y Vannesa, avanzaba en una carretera rural que los llevaba hacia el lugar donde se había reportado la desaparición del hombre y varios avistamientos de lycans. El cielo nocturno estaba despejado, con una luna llena que iluminaba débilmente el entorno. El bosque circundante parecía enigmático y silencioso, como si estuviera esperando algo.

Fénix conducía el vehículo, mientras Lucian y Vannesa iban en el asiento trasero. El ambiente dentro del coche estaba cargado de tensión y resistencia. Lucian, claramente incómodo con la misión, se pasó el rato mirando por la ventana, evitando el contacto visual con Fénix.

—¿De verdad tenemos que hacer esto?— preguntó Lucian, tratando de sonar casual pero con un tono de duda evidente.

Vannesa, que había estado callada, finalmente intervino. —Sí, ¿por qué no dejamos esto para otro día? No es como si no tuviéramos otras cosas que hacer.

Fénix, con una mirada fija en la carretera, respondió sin vacilar. —No podemos darnos el lujo de posponer esto. Los lycans están causando problemas, y necesitamos acabar con ellos antes de que se salgan de control.

Lucian soltó un suspiro frustrado. —No me gusta ser la carnada, Fénix. Es una mala idea, y sabes que lo será.

Fénix se giró ligeramente para mirar a Lucian. —Es un riesgo calculado. Si haces tu parte bien, no será más que un paseo. El plan es simple y directo.

El equipo se detuvo en una zona boscosa cercana al sitio del incidente. El área estaba cubierta de una densa vegetación y sombras profundas. Mientras preparaban el equipo, Fénix revisó los planes con meticulosidad.

—Escuchen— comenzó Fénix, —el plan es el siguiente: Lucian será la carnada para atraer al lycan. Estarás en una posición visible, asegurándote de que el lycan venga hacia ti.

Lucian, con una expresión de desdén, interrumpió. —¿Y por qué tengo que ser yo el que arriesgue todo? ¿No hay otra forma de hacer esto?

Fénix lo miró con seriedad. —Tienes el trabajo más importante. Si lo haces bien, el lycan se centrará en ti, y yo tendré una oportunidad clara para disparar. Mientras tanto, Vannesa estará cerca para cualquier eventualidad, lista para intervenir si algo sale mal.

Vannesa, que estaba revisando su equipo, asintió con un leve gesto. —No me agrada estar en una posición secundaria, pero entiendo el propósito. Si las cosas se complican, estaré lista para actuar.

Fénix sonrió de manera sarcástica. —Perfecto. Entonces, Lucian, tu trabajo es mantener al lycan ocupado y atraerlo hacia nuestro punto de ataque. Yo estaré a distancia, con un rifle listo para acabar con el objetivo cuando sea el momento adecuado.

El equipo se posicionó en sus respectivas ubicaciones. Lucian se adentró en el bosque, con un chaleco reflectante y un par de bengalas en su mochila. Se posicionó en un claro, intentando no parecer demasiado inquieto mientras esperaba. Fénix, a una distancia segura, preparaba su rifle de francotirador, ajustando la mira con precisión. Vannesa se mantenía oculta en la periferia, lista para actuar si el plan se desmoronaba.

Lucian trató de mantener la calma mientras emitía algunos ruidos y movimientos para atraer al lycan. La noche estaba llena de sonidos de la naturaleza, pero en medio de todo, un rugido gutural comenzó a resonar en el bosque. El lycan, atraído por el sonido, apareció en el claro, sus ojos rojos brillando con intensidad mientras se enfocaba en Lucian.

Fénix, desde su posición, observaba con atención a través de la mira telescópica. El lycan, completamente enfocado en Lucian, avanzaba con pasos pesados, su respiración pesada y su cuerpo musculoso agitado. Fénix ajustó su postura y apretó el gatillo con firmeza.

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