Capítulo 64: Los Secretos del Suero

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Capítulo 64: Los Secretos del Suero

Fénix caminando por los pasillos de Enid Corp. Con un aire despreocupado, ajusta su traje mientras se acerca a una ventana que da al paisaje urbano. Hay una calma inusual en el ambiente, una especie de respiro antes de la tormenta. Fénix detiene sus pasos, se apoya contra la ventana, y mira directamente a los lectores, rompiendo la cuarta pared.

Fénix: "Así que, aquí estamos otra vez. Seguro que algunos de ustedes han estado preguntándose... ¿Qué pasó con ese suero de Über Lycan que tanto mencionamos anteriormente? Bueno, el suero funcionaba, claro. Me otorgaba un poder sobrehumano, una resistencia imposible de igualar y una fuerza que ni siquiera los mejores de la manada podían soñar. Pero como todo lo bueno, tenía su precio."

Fénix: "Los efectos secundarios eran un verdadero problema. La sobrecarga en el cerebro, la potencial degeneración celular... podría haberme convertido en un monstruo, uno que no habría podido controlar. Para mí, eso simplemente no era una opción. Así que, decidí hacer algunos... arreglitos."

Fénix: "Sí, hubo implantes. Y no, no estoy hablando de los que usualmente ustedes escuchan en las revistas de belleza. Estoy hablando de algo mucho más interesante. A ver, les doy un resumen rápido de los procedimientos que tuvieron que hacerse."

Implantes Neurológicos: "Lo primero fue cubrir mi cerebro con una serie de implantes neurológicos de última generación. Esto no solo ayudó a mitigar los efectos secundarios del suero, sino que también amplificó mi capacidad de control mental. ¿Qué significa esto? Que puedo controlar mis transformaciones de manera mucho más precisa. Ni siquiera necesito luna llena ni nada de eso. Un chasquido de mis dedos y listo."

Blindaje de Tejido Cerebral: "Luego vino el blindaje. Gracias a algunos contactos en el mercado negro, conseguí un blindaje especial de tejido cerebral. Imaginen un casco invisible hecho de nanotecnología que protege la parte más delicada de mi sistema. Con esto, el riesgo de degeneración celular se reduce a casi cero. Sí, cero. Eso significa que puedo seguir recibiendo los beneficios del suero sin preocuparme por convertirme en un saco de carne defectuosa."

Ajustes Cardiovasculares: "Después de eso, vinieron algunos ajustes en el sistema cardiovascular. Mis arterias y venas fueron reforzadas con materiales biocompatibles para soportar el flujo sanguíneo acelerado que el suero provoca. Es como ponerle tubos de titanio a un viejo motor oxidado. No más problemas de alta presión o rupturas."

Implante de Filtración Metabólica: "¿Y qué me dicen del sistema metabólico? No podían faltar unos buenos filtros. Implantaron un sistema de filtración que elimina cualquier toxina residual que el suero pudiera dejar en mi cuerpo. Básicamente, mi cuerpo es ahora un circuito cerrado de pura eficiencia."

Refuerzo Óseo: "Por último, el esqueleto. No podía dejar que el cuerpo cargara con tanto poder sin asegurarnos de que los huesos fueran lo suficientemente fuertes. Los reforzaron con una aleación especial, algo entre acero quirúrgico y un polímero avanzado. Más fuerte, más ligero, y casi imposible de romper."

Fénix: "Así que, básicamente, me convertí en una especie de máquina de matar mejorada, pero con estilo. ¿Hubo dolor? Claro que sí. ¿Valió la pena? Absolutamente. Todo es un pequeño precio a pagar para asegurarse de que el monstruo siga bajo control."

Se levanta de la mesa, ajusta su chaqueta y arroja el cigarro fuera de la ventana antes de continuar.

Fénix: "Ya ven, no se puede ser el mejor sin unos cuantos 'arreglitos'. Algunos los llaman obsesión; yo lo llamo preparación. Ahora, la pregunta es... ¿Quién quiere ser el siguiente en la mesa de operaciones?"

Enid (pensando): "Fénix... ¿Qué haría yo sin ti? Mi perro fiel, mi mejor arma, el mejor peón en este juego interminable de poder. Pero también... un riesgo. Un riesgo que no puedo dejar de lado."

Ella tamborilea los dedos sobre la superficie de su escritorio mientras piensa en las intervenciones quirúrgicas que hicieron a Fénix. Los implantes, las modificaciones... pero hay algo más, algo que sólo ella sabe.

Enid (pensando): "Él cree que tiene el control. Cree que cada ajuste en su cuerpo fue para mejorar sus habilidades, para eliminar esas molestas desventajas del suero. Y en parte, tiene razón. Pero hay un pequeño detalle que no ha considerado... un pequeño implante que yo misma supervisé."

La mueca de Enid se transforma en una sonrisa peligrosa mientras sus pensamientos se profundizan. Ella sabe exactamente lo que tiene escondido en el cerebro de Fénix: un pequeño controlador mental, un dispositivo apenas más grande que una mota de polvo, pero lo suficientemente potente como para hacerse cargo de cada pensamiento y cada acción de él si se activa.

Enid (pensando): "Ese pequeño implante... tan inofensivo, tan silencioso. Una obra maestra de la tecnología neuronal. Está ahí, esperando pacientemente, esperando que yo presione un simple botón para activarlo. Cuando llegue ese momento, Fénix estará bajo mi control absoluto. No más sarcasmo, no más decisiones por su cuenta... será solo un zombie obediente a mis pies, incapaz de resistirse."

Enid se reclina en su silla, cruzando las piernas con elegancia, y lleva una mano a su barbilla, acariciando su mandíbula mientras contempla su plan.

Enid (pensando): "Ahora mismo, sería innecesario. Fénix todavía tiene su utilidad como es. Su habilidad para adaptarse, su conocimiento del campo de batalla, su determinación ciega... esas son cualidades que quiero intactas, por ahora. Pero llegará un día en el que su rebeldía, su independencia, ya no me sirvan. Y cuando eso ocurra, estaré a solo un botón de distancia para ponerle fin a todo eso."

Enid se inclina hacia adelante, abriendo un cajón de su escritorio. Dentro hay un pequeño panel de control oculto, elegante y minimalista, con un solo botón rojo en el centro. Su dedo se acerca al botón, acariciando su superficie lisa, como si estuviera probando la tentación de usarlo. Pero luego retira la mano, cerrando el cajón con un suave "clic".

Enid (pensando): "No todavía. El tiempo no es el adecuado. Por ahora, que Fénix piense que sigue siendo libre. Deja que crea que su lealtad a mí es una elección y no una obligación. Pero cuando llegue el momento adecuado... cuando sea necesario que el perro deje de ladrar y empiece a obedecer sin preguntas..."

La sonrisa de Enid se ensancha, llena de una mezcla de satisfacción y malicia. Se levanta de su silla, caminando hacia las ventanas, observando el sol que finalmente se oculta detrás de los rascacielos.

Enid (pensando): "Ese será el día en que el mundo entero se dé cuenta de quién realmente tiene el control aquí. Y yo seré la única que dicte las reglas del juego."

Ella se gira de nuevo hacia su escritorio, su expresión vuelve a ser tranquila y profesional. Hay una calma calculadora en su semblante, la calma de alguien que siempre está diez pasos adelante en el tablero de ajedrez del poder. 

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