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Capítulo 105: Un Compromiso Inesperado

Capítulo 105: Un Compromiso Inesperado

Enid se adentró entre los inversores, su postura erguida y decidida mientras comenzaba a hablar sobre los desafíos que había enfrentado la compañía en los últimos meses. Con cada palabra, se sentía más animada, atrapando la atención de su audiencia. La tensión que había sentido momentos antes se desvanecía poco a poco, reemplazada por un entusiasmo renovado.

—...y como mencioné, el incidente en Berlín no solo afectó a nuestra operación allí, sino que también nos brinda una oportunidad única para reforzar nuestras medidas de seguridad y expansión —explicaba, gesticulando con entusiasmo.

Uno de los inversores, un hombre mayor con una expresión de interés, asintió.

—Es un enfoque inteligente, Enid. La resiliencia en tiempos de crisis es crucial. ¿Hay planes específicos en mente?

—Exactamente. Estamos buscando fortalecer nuestras alianzas y asegurar recursos adicionales para evitar que algo así vuelva a suceder. Además, hay nuevas oportunidades que podemos explorar en el mercado —respondió ella, sintiéndose cada vez más en control de la situación.

En medio de la conversación, una de las empleadas, una joven de cabello rizado, se acercó a Enid con una sonrisa curiosa.

—Disculpa, Enid, ¿sabes si Fénix va a venir? Se ha hablado mucho de él últimamente, y todos están preguntando.

Enid se detuvo un momento, sintiendo un nudo en el estómago al escuchar el nombre de Fénix. Su expresión se tornó seria y reflexiva.

—La verdad es que no estoy segura... Fénix ha estado... ocupado últimamente —respondió, intentando mantener la profesionalidad a pesar de sus sentimientos personales.

La empleada frunció el ceño, un poco decepcionada.

—Oh, esperaba que viniera. Todos lo extrañan.

—Sí, lo sé. Es complicado, pero espero que pueda unirse a nosotros pronto. —dijo Enid, intentando transmitir un aire de optimismo.

Mientras la joven se alejaba para unirse a sus compañeros, Enid volvió a enfocarse en los inversores, dispuesta a continuar con la conversación. Sin embargo, en su mente, la preocupación por Fénix seguía acechando.

Enid dejó atrás la conversación con los inversores, sintiéndose un poco abrumada por la seriedad de los temas tratados. Se dirigió hacia la barra, con la esperanza de relajarse un poco con un trago. Mientras esperaba, contempló el brillante paisaje de luces que iluminaba la ciudad, sintiéndose un poco sola en medio de la celebración.

Fue entonces cuando sintió una presencia familiar a su lado. Al voltear, sus ojos se encontraron con los de Fénix, que había llegado en silencio. Su apariencia era un recordatorio de todo lo que había pasado; las cicatrices, y su expresión era seria y fría.

—Fénix... —dijo Enid, sintiendo una mezcla de alegría y preocupación al verlo—. No sabía si vendrías.

—Supongo que me dejaste un poco de espacio para pensarlo —respondió él, su voz careciendo del sarcasmo habitual. Era evidente que aún lidiaba con la tristeza.

Enid sintió una punzada de felicidad por su presencia, aunque la frialdad de su tono la preocupaba.

—¿Cómo estás? —preguntó, intentando sonreír para animarlo.

—Podría estar mejor, pero eso no importa. —Fénix desvió la mirada por un momento antes de centrarse nuevamente en ella—. Bueno, yendo al grano...

De su bolsillo, sacó una pequeña caja y, con un gesto inesperado, se la ofreció.

—Feliz Navidad. —dijo, su tono aún distante pero con un destello de algo más en sus ojos.