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La Masacre en Manhattan-2

La Masacre en Manhattan-2

La atmósfera se electriza mientras Fénix y Draug se enfrentan en un duelo que promete ser legendario. Los dos titanes se observan fijamente, y Draug, con una sonrisa salvaje, siente cómo la emoción lo embriaga. Ha encontrado un oponente digno, y su instinto primitivo despierta con cada latido.

Sin previo aviso, Draug se lanza hacia Fénix, sus colmillos al descubierto, con la intención de morder su cuello. En un instante, Fénix se prepara. Con reflejos felinos, eleva sus manos y detiene la feroz mordida de Draug en el último segundo. La fuerza de la criatura gigante es inmensa, pero Fénix se aferra con todas sus fuerzas, sintiendo la presión de los dientes del monstruo a solo unos centímetros de su piel.

Pensamientos de Fénix: No puedo hablar, pero en este momento, no necesito palabras. Solo debo concentrarme en no dejar que me atrape. Este no es el momento de dudar. No puedo dejar que el miedo me consuma, como en Berlín.

Draug, frustrado, intenta liberarse. Con un movimiento rápido, lanza un poderoso rodillazo hacia el abdomen de Fénix. La fuerza del impacto es devastadora, y Fénix siente cómo el aire se le escapa de los pulmones. Aunque está en su forma de Uber Lycan, la fuerza de Draug es innegable, y el golpe lo manda volando hacia atrás, estrellándose contra las estanterías de carne en la tienda de conveniencia.

Fénix se levanta con dificultad, sintiendo cómo el dolor se irradia por su torso. Sacude la cabeza para aclarar su mente y lanza una mirada desafiante a Draug, que lo observa con una mezcla de admiración y desprecio.

Sin dar tregua, Fénix carga nuevamente hacia Draug, con la intención de morderlo esta vez. Pero Draug, anticipando el ataque, se agacha y lanza un puñetazo hacia el abdomen de Fénix, que lo golpea como un mazo. Fénix siente el impacto y retrocede, pero la furia en su interior crece cada vez más.

Pensamientos de Fénix: No puedo caer ahora. He luchado demasiado por llegar hasta aquí. Debo encontrar la manera de vencerlo. No solo por mí, sino por todos los que dependen de mí.

Con renovada determinación, Fénix avanza, esquivando un ataque de Draug con agilidad. Con una rapidez sorprendente, se lanza hacia la pierna de Draug y la atrapa con sus garras, derribando al gigante. El impacto resuena en el suelo, y Draug cae con un estruendo que sacude el entorno.

Mientras Fénix y Draug se enzarzan en su brutal combate, el eco del caos se intensifica a su alrededor. Las sombras de Manhattan parecen cobrar vida, y el fragor de la batalla resuena en cada rincón. En medio de la confrontación, Marcus, con su voz potente, grita:

—¡Fénix, haz tiempo! ¡Ya volvemos!

Hercules y Stridum asienten, preparados para ejecutar el plan de escape que han trazado. Los tres hombres, conscientes de la magnitud de la batalla que se desarrolla, dan un paso atrás y comienzan a retroceder rápidamente por la tienda, conscientes de que Fénix debe enfrentarse a Draug solo, aunque no sin la preocupación que se dibuja en sus rostros.

Draug, al ver que sus oponentes se están retirando, emite un rugido lleno de rabia y se vuelve hacia Fénix, quien apenas tiene tiempo para prepararse. Con una velocidad asombrosa, Draug lanza un ataque, clavando sus garras en el hocico de Fénix. La presión es intensa, y Fénix siente cómo es arrastrado por el suelo como si fuera un simple perro, la fuerza del gigante lo superaba en ese instante.

Pensamientos de Fénix: No puedo dejar que esto termine así. No puedo rendirme. Debo luchar con todo lo que tengo, por ellos, por todos.

Recuperando la compostura, Fénix reúne toda su fuerza y se lanza hacia Draug. Con un poderoso giro de caderas, contraataca con un golpe devastador. Sus puños, cubiertos por la formidable energía del Uber Lycan, se estrellan contra el cuerpo de Draug. La sorpresa y el dolor iluminan los ojos del gigante, pero Fénix no se detiene. Con un movimiento rápido y feroz, se acerca a Draug y muerde su bíceps con todas sus fuerzas, arrancando un trozo de carne.