Capítulo 70: Recriminaciones y Sarcasmo

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Capítulo 70: Recriminaciones y Sarcasmo

La tensión era palpable en el aire, tan espesa que se podía cortar con un cuchillo. Fénix, Vannesa, Lucian, y Enid estaban reunidos en la sala de estar. Enid, de pie con los brazos cruzados y una expresión de frustración en su rostro, observaba a cada uno de los miembros de su equipo con una mezcla de desaprobación y preocupación.

Fénix estaba sentado en un sillón con el torso desnudo, luciendo su hombro vendado y la ceja recientemente suturada. Lucian y Vannesa permanecían de pie a un lado, esperando la tormenta que sabían que estaba por desatarse.

—"¿Qué demonios pasó allá adentro?"— espetó Enid, su voz cargada de autoridad. —"¡Se suponía que era una infiltración simple, tomar los documentos y salir! ¿Cómo terminamos con Fénix casi muerto y con un vampiro mejorado corriendo por ahí?"—

Fénix dejó escapar una risa sarcástica, claramente sin tomar la situación tan en serio como Enid. —"Bueno, querida, yo también pensaba que iba a ser un día tranquilo. ¿Pero sabes qué? No estoy acostumbrado a tener que esperar a que mi herida de hombro se cure o a estar dos semanas con suturas en la ceja."—

Enid le lanzó una mirada fulminante. —"¡No me vengas con sarcasmos, Fénix! ¿Te das cuenta de lo cerca que estuviste de arruinar todo el plan? ¿Qué pasaría si Alex hubiera decidido seguirte? ¡Podría habernos encontrado a todos!"—

—"Oh, claro,"— respondió Fénix, apoyándose en el sillón y levantando las manos con una mueca de dolor al mover el hombro herido. —"Porque claramente lo más importante aquí es mantener el plan intacto, no el hecho de que un vampiro de la nada me atravesó el hombro. Ah, y claro, de alguna manera también descubrieron cómo evitar que me regenere. Bonito detalle, ¿eh?"—

Vannesa intervino, tratando de calmar la situación. —"Mira, Enid, sé que esto no salió como esperábamos, pero no es culpa de Fénix que Viktor haya preparado una trampa. No podíamos prever que tendría a un vampiro mejorado esperándolo."—

—"Eso es cierto,"— añadió Lucian, asintiendo. —"Y Fénix hizo lo que pudo. Si no hubiera sido por él, ese tal Alex podría haberse escapado con los documentos. Ahora, al menos sabemos que tienen un nuevo proyecto peligroso en marcha."—

Enid dejó escapar un suspiro, claramente tratando de mantener la calma. —"No es que no entienda la situación,"— replicó, —"pero estamos jugando con fuego aquí. Y cada error podría costarnos caro."—

Fénix la miró con una expresión mezcla de desafío y cansancio. —"Mira, Enid, entiendo tu punto. Pero, ¿qué quieres que haga? ¿Que le pida a Alex que se siente a tomar un café y charlar sobre cómo no matarnos? Porque, créeme, no creo que sea del tipo que se calma con una buena charla."—

Enid apretó los dientes, claramente molesta por la actitud de Fénix. —"No, pero sí esperaba que tuvieras un poco más de cuidado. Esto no es solo sobre ti, Fénix. Es sobre todos nosotros."—

—"Claro, claro,"— murmuró Fénix, poniéndose de pie con una mueca de dolor al moverse. —"Todos por uno, ¿verdad? Solo recuerda que si me muero, serás tú quien tenga que explicárselo a Alucard... y ya sabes cuánto le gusta hacer preguntas."—

Vannesa y Lucian intercambiaron miradas, notando cómo la conversación estaba escalando. Era evidente que ambos querían intervenir antes de que las cosas se salieran de control.

—"Chicos,"— comenzó Vannesa, con una voz tranquila, —"quizás deberíamos dejar esta conversación para cuando estemos un poco más descansados. Todos hemos pasado por mucho hoy, y claramente no estamos en nuestro mejor estado para discutir."—

Lucian asintió. —"Vannesa tiene razón. Dejemos que Fénix se recupere un poco, y luego discutiremos cómo abordar el tema de Alex y Viktor. Por ahora, todos necesitamos un respiro."—

Enid exhaló profundamente, asintiendo de mala gana. —"Está bien. Pero esto no se acaba aquí. Vamos a tener una charla más seria sobre cómo vamos a proceder a partir de ahora. No podemos darnos el lujo de seguir cometiendo errores."—

Fénix sonrió de medio lado, con su típico aire de desafío. —"Oh, estoy seguro de que será una charla encantadora, Enid. Asegúrate de traer tu mejor tono de regaño."—

Enid simplemente lo fulminó con la mirada, mientras Vannesa y Lucian trataban de contener sus risas. Fénix, con una mueca de dolor en el rostro, se dirigió hacia su habitación para descansar, dejando a Enid, Vannesa y Lucian reflexionando sobre lo que vendría después.

Fénix se retiró de la sala con un gesto de cansancio, arrastrando los pies hacia su habitación. Cada paso le recordaba la intensidad del dolor en su hombro, ese profundo malestar que parecía pulsar con cada latido de su corazón. Al entrar en la habitación, cerró la puerta lentamente tras de sí, dejando afuera el ruido de la conversación que aún resonaba en la sala. Soltó un suspiro pesado, uno que parecía llevar consigo toda la frustración y agotamiento acumulados.

Se dejó caer sobre la cama, la cual crujió bajo su peso. Inmediatamente, el dolor en su hombro se intensificó. Fénix apretó los dientes, con una mueca de dolor en su rostro. La venda improvisada apretaba la herida, pero no lo suficiente para calmar el dolor lacerante. Podía sentir la herida fresca arder y pulsar, como si la carne misma se estuviera rebelando contra él. Apretó los ojos con fuerza, tratando de bloquear el dolor, pero era inútil; el dolor era implacable.

Mientras respiraba profundamente, sus pensamientos lo llevaron de regreso a la conversación con el doctor unas horas antes. Recordaba las palabras del médico como si las estuviera escuchando nuevamente:

—"Mira, Fénix, esto no es una herida común. Las capacidades regenerativas de tu cuerpo están anuladas por el ataque de Alex. Vas a necesitar reposo absoluto. No habrá entrenamientos, ni misiones, ni nada que ponga tensión en tu cuerpo durante al menos seis semanas, quizá más. No hay otra opción."—

Fénix frunció el ceño, mirando al techo. Se sentía como si el tiempo mismo se hubiera detenido. Seis semanas. Un mes y medio, tal vez más. Para alguien como él, acostumbrado a la acción constante, era una condena peor que la muerte. No hacer nada, solo reposar, mientras el mundo seguía girando, mientras sus enemigos seguían moviendo piezas en el tablero, mientras Enid continuaba dirigiendo las operaciones... todo sin él.

—"Maldita sea..."— murmuró en voz baja, con frustración evidente. Sabía que era necesario, que el doctor tenía razón, pero eso no lo hacía más fácil de aceptar.

Su hombro palpitaba con un dolor sordo y constante. Podía sentir cómo la herida, aunque vendada, seguía abierta y vulnerada. Se preguntaba cuánto tiempo tardaría en cerrar realmente. Con la regeneración inactiva, cada día sería una lucha para no desesperarse, para no ceder a la frustración. Estaba acostumbrado a sanar en cuestión de minutos o horas, no días ni semanas.

Fénix se giró con dificultad, tratando de encontrar una posición en la cama que aliviara la presión en su hombro. Nada parecía funcionar. El dolor era un recordatorio constante de su situación actual, de su vulnerabilidad.

Sus pensamientos comenzaron a divagar hacia el futuro. Si no podía regenerarse, ¿qué pasaría con su capacidad de luchar? ¿Podría realmente seguir enfrentándose a seres como Alex, Viktor, y otros que Antigen pudiera arrojar en su camino?

—"Voy a convertirme en un maldito espectador,"— se dijo a sí mismo con amargura. La idea de quedarse atrás, de ser relegado a un segundo plano mientras otros tomaban las decisiones y se llevaban las batallas, era insoportable.

Por primera vez en mucho tiempo, una sensación de incertidumbre y miedo lo invadió. No miedo al dolor, ni a la muerte, sino miedo a la impotencia. Miedo a quedarse atrás, a perderse en la vorágine de los acontecimientos sin poder hacer nada al respecto. Cerró los ojos, tratando de calmar sus pensamientos, pero la presión en su pecho no se aliviaba.

En medio de la oscuridad, su mente volvió a las palabras del doctor: "Descansa. Recupera fuerzas." Pero ¿cómo se supone que descansara cuando todo a su alrededor se desmoronaba? ¿Cómo podría recuperar fuerzas cuando cada segundo de inactividad sentía como si estuviera perdiendo la batalla contra sí mismo?

Se permitió un respiro largo y profundo, obligando a sus pensamientos a calmarse, aunque fuera momentáneamente. Si algo sabía hacer, era adaptarse, sobrevivir. Así que, por ahora, debía aceptar la realidad, aunque le resultara amarga. "Esto no será el fin," pensó. "No puedo dejar que lo sea."

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