Capítulo 78: Revelaciones Oscuras

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Capítulo 78: Revelaciones Oscuras

Mientras Marcus y Anna se recuperaban de la sorpresa de la aparición de Alex, este último se acomodó en la penumbra del ala norte de la prisión, disfrutando del momento como si fuera un espectáculo. Su sonrisa era casi burlona, una expresión que transmitía tanto diversión como un peligro inminente.

"¿Se han preguntado alguna vez por qué soy tan difícil de eliminar?" comenzó Alex, su tono ligero, como si compartiera un secreto con viejos amigos. "Es porque no soy un vampiro común y corriente. Fui... modificado, por así decirlo. Los laboratorios tienen formas de potenciar nuestras habilidades, y yo soy el resultado de uno de esos experimentos."

Anna frunció el ceño, aún alerta ante la amenaza que representaba Alex. "¿Modificado? ¿Qué quieres decir con eso?"

Alex dio un paso adelante, como si la oscuridad lo abrazara. "Una de las habilidades que ya conocen es que mi sangre, cuando entra en contacto con una herida, no sana instantáneamente. De hecho, la magia detrás de ello provoca que quien sufra esa herida no pueda regenerarse correctamente. Lo que le pasó a Fénix no fue casualidad; fue un efecto directo de mi sangre."

Marcus asintió, su mente procesando lo que estaba escuchando. "Eso es lo que intentaste hacerle a Fénix en nuestra última confrontación. Pero, ¿qué más puedes hacer?"

La risa de Alex resonó en la sala, como un eco burlón. "Oh, eso es solo el principio. Hay algo aún más interesante que puedo hacer. Si recito ciertas palabras y tomo la sangre de alguien, puedo dibujar un pentagrama en el suelo. Y aquí viene la parte divertida: cualquier daño que yo me haga a mí mismo, lo recibiría esa persona. Es como un intercambio de dolor, por así decirlo."

"¿Estás diciendo que puedes herir a alguien solo dañándote a ti mismo?" preguntó Anna, la incredulidad y el miedo mezclándose en su voz.

"Exactamente", dijo Alex, su mirada centelleante de satisfacción. "Es una habilidad fascinante, ¿no? Imaginen las posibilidades. Puede que no pueda curarme en un instante como lo hacen algunos vampiros, pero puedo jugar con la vida de mis enemigos de maneras que jamás imaginaron."

Marcus sintió un escalofrío recorrer su espalda. "¿Qué planeas hacer con eso? ¿Intentar acabar con nosotros de esa manera?"

Alex se encogió de hombros, su expresión desinteresada. "No estoy aquí para hacer promesas. Simplemente disfruto de los juegos que se presentan. Pero, como siempre, no me subestimen. El dolor es un camino de dos vías, y podría ser muy divertido explorar esa posibilidad."

Anna y Marcus intercambiaron miradas, comprendiendo que se enfrentaban a un enemigo mucho más astuto y peligroso de lo que habían anticipado.

La charla se tornó pesada, y Alex, con una expresión de aburrimiento, decidió que las palabras eran solo un obstáculo en su diversión. Sin previo aviso, se lanzó hacia Marcus y Anna, un movimiento rápido y preciso que los tomó por sorpresa.

Marcus reaccionó con rapidez, pero el ataque fue inminente. Con un salto ágil, logró esquivar el golpe, sintiendo la ráfaga de aire frío que el movimiento de Alex dejó a su paso. Sin embargo, no sin costo. Aprovechando la inercia del movimiento, Marcus contraatacó y, con un giro, logró quebrar el brazo de Alex. El sonido del hueso rompiéndose resonó en la sala, pero para Alex, era solo un inconveniente menor. En cuestión de segundos, el hueso roto se regeneró, volviendo a su lugar con un crujido siniestro.

"¿Eso es todo lo que tienes?" se burló Alex, su tono despectivo ocultando la ira que comenzaba a hervir en su interior. Con una mirada asesina, se lanzó de nuevo contra Marcus, esta vez con la determinación de hacer daño real.

Marcus, sintiendo la adrenalina y la tensión del momento, intentó retroceder, pero no fue lo suficientemente rápido. Alex, en un movimiento fluido, se acercó lo suficiente como para atrapar a Marcus, y con sus manos, le cortó el abdomen con una precisión escalofriante. La hoja de sus garras rasgó la piel, penetrando tan cerca de un órgano interno que Marcus sintió el terror de lo que podría haber sido un daño irreversible.

"¡Mierda!" gritó Marcus, cayendo hacia atrás, mientras la sangre brotaba de su herida. La intensidad del dolor era abrumadora, pero la experiencia le enseñó a no rendirse. Se aferró a su aliento, sintiendo cómo el tiempo se ralentizaba en ese instante.

Anna, viendo a su compañero herido, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No podía permitir que Alex siguiera con esta locura. 

Con el aliento agitado y el dolor punzante en su abdomen, Marcus alcanzó su pistola con una mano temblorosa. Sabía que no podían permitir que Alex continuara su ataque. Con determinación, levantó el arma y disparó, cada tiro resonando en el aire tenso de la prisión. Las balas volaron hacia Alex, pero para su sorpresa, el vampiro se movió con una agilidad sobrenatural, esquivando cada uno de los disparos.

"¿Eso fue un intento de matarme, o simplemente estás jugando a ser el héroe?" se burló Alex, con una sonrisa arrogante que mostraba sus colmillos. Su risa resonó como un eco en las paredes de la prisión, un sonido que era a partes iguales aterrador y despectivo.

Sin embargo, en medio de su jactancia, el destino decidió intervenir. Unas estructuras inestables comenzaron a tambalearse, y de repente, unos escombros cayeron sobre Alex, sepultándolo bajo el peso de lo que alguna vez fue parte del edificio. La risa se detuvo abruptamente, y la expresión de confianza de Alex se convirtió en una mueca de sorpresa y furia.

Marcus, aún luchando contra el dolor, miró hacia los escombros y dijo, con una voz grave, "No importa cuánto poder creas tener. Siempre hay algo más grande que tú." Eran palabras de desafío, pero también una aceptación de que habían sido llevados a un juego mortal.

Justo cuando la tensión alcanzaba su punto máximo, Lucian y Vanessa hicieron su aparición, emergiendo de la penumbra. Su presencia trajo una mezcla de alivio y urgencia.

"¿Qué demonios está pasando aquí?" preguntó Lucian, su mirada fija en el lugar donde Alex había estado.

"¡No hay tiempo! ¡Debemos irnos!" exclamó Vanessa, consciente del peligro que todavía acechaba.

Marcus, tratando de mantenerse en pie, miró a sus compañeros y asintió. "Estamos de acuerdo, es hora de salir de aquí antes de que esto se vuelva aún más peligroso."

El grupo se reunió, el sentido de urgencia palpable entre ellos. Con el eco del caos resonando a su alrededor, comenzaron a retroceder por los oscuros pasillos, dejando atrás la lucha que había desgastado no solo su cuerpo, sino también su espíritu. Sabían que el mundo afuera no ofrecía consuelo; solo más enemigos y más desafíos.

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