Capítulo 69: El Enfrentamiento con Alex

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Capítulo 69: El Enfrentamiento con Alex

La atmósfera en el laboratorio se tornó densa, cargada de tensión y peligro palpable. Fénix y Alex se miraban fijamente, evaluándose como dos depredadores en la misma jungla, ambos sabiendo que el más mínimo movimiento podría desencadenar una batalla feroz.

Fénix podía sentirlo en el aire. Este chico no era simplemente una creación de Viktor; había algo más. Alex no solo irradiaba confianza juvenil, sino una presencia oscura y peligrosa, como un depredador listo para atacar. Y antes de que pudiera reaccionar, Alex se lanzó.

En un instante, Alex cruzó la distancia entre ellos con una velocidad cegadora. Fénix apenas tuvo tiempo de levantar sus manos para defenderse cuando un destello de acero oscuro cruzó su campo de visión. Sintió un dolor punzante en su ceja, seguido de un calor que se esparcía por su rostro. El filo de las uñas de Alex había dejado un tajo profundo en su ceja, y la sangre comenzó a gotear por el lado de su cara.

—"Vaya, chico,"— comentó Fénix, llevándose una mano a la herida y sintiendo la sangre caliente en sus dedos. Una sonrisa se dibujó en su rostro, casi divertida. —"Nada mal para un novato."—

Pero entonces, algo cambió. Fénix esperaba sentir la habitual picazón que precedía a su regeneración, el cosquilleo que indicaba que su cuerpo estaba cerrando la herida. Pero esa sensación no llegó. El corte seguía ahí, abierto, sangrando.

—"¿Qué demonios...?"— murmuró, mirando con incredulidad la sangre que aún brotaba de su ceja. Nunca había tenido problemas regenerativos antes; era prácticamente su segunda naturaleza.

Antes de que pudiera procesar lo que estaba ocurriendo, Alex lanzó su siguiente movimiento. Con una velocidad y precisión sobrehumanas, su mano se alzó y se dirigió directo al hombro izquierdo de Fénix. No hubo tiempo para reaccionar. Los dedos de Alex, afilados como cuchillas, atravesaron la carne y el hueso de Fénix con facilidad. El sonido húmedo y desgarrador de la carne desgarrándose resonó en el laboratorio.

Fénix gritó de dolor cuando Alex atravesó su hombro con un golpe brutal. La fuerza del impacto fue suficiente para lanzarlo hacia atrás, atravesando una, dos, tres paredes de acero reforzado antes de estrellarse finalmente contra una columna. Cayó al suelo con un estruendo ensordecedor, dejando un rastro de polvo y escombros tras él. Su hombro estaba destrozado, colgando de un ángulo extraño; la sangre fluía libremente, empapando su ropa y el suelo.

Fénix se tambaleó para ponerse de pie, jadeando por el dolor. La sangre manchaba su frente y su brazo herido. Podía sentir que su cuerpo estaba tratando desesperadamente de sanar, pero algo lo estaba bloqueando. Su hombro seguía completamente destrozado, y el dolor se extendía como una marea negra.

—"¿Qué... demonios me hiciste?"— preguntó, su voz cargada de incredulidad y rabia.

Alex se acercó lentamente, disfrutando del momento, con una sonrisa satisfecha en su rostro. —"¿Esperabas que esto fuera como siempre? Tus heridas simplemente cerrándose, tu cuerpo curándose como si nada hubiera pasado. Lo siento, pero este no es ese tipo de juego, Fénix."—

Fénix entrecerró los ojos, luchando por mantenerse en pie. —"Habla claro, chico."—

Alex alzó las manos, mostrando sus garras. —"Mi sangre, Fénix. Está imbuida con un veneno especial, uno que inhibe la regeneración de los vampiros. Es un pequeño regalo de Viktor y los científicos de Antigen. Pensaron que sería útil contra alguien como tú."—

Fénix apretó los dientes, un destello de furia pasando por sus ojos. —"Bastardo... No me importan tus trucos. ¿Crees que un poco de veneno me va a detener?"—

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