Capítulo 43: El Fugitivo Part-14

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Capítulo 43: El Fugitivo Part-14

Fénix llega a Enid Corp justo cuando el cielo se tiñe de un rojo oscuro al atardecer. Las luces del edificio ya están encendidas, iluminando los ventanales con un brillo dorado. Estaciona su auto, se acomoda el traje con una sonrisa medio burlona, y se dirige hacia el ascensor.

Enid lo espera en el piso más alto, en su despacho privado. La puerta está entreabierta, y Fénix puede ver la mesa elegantemente dispuesta con velas, un mantel de seda negro y platos que parecen preparados por el mejor chef de la ciudad. Enid, con un vestido rojo ajustado que resalta cada curva, le sonríe desde el otro extremo de la habitación.

Enid:
—Llegas justo a tiempo, Fénix. Te dije que no llegaras tarde... o tendría que castigar a alguien. —Le guiña un ojo, mostrando una mezcla de picardía y deseo.

Fénix entra y cierra la puerta detrás de él, con una sonrisa de complicidad.
Fénix:
—Oh, me alegra ver que tomas en serio tus amenazas. No quería perderme el... "postre".

Enid se ríe suavemente, acercándose a él con paso lento y deliberado, sus tacones resonando sobre el suelo de mármol.
Enid:
—Bueno, primero la cena. Pero para que sepas, Fénix, el postre no es exactamente lo que parece.

Ella lo guía hasta la mesa, y ambos se sientan. La conversación durante la cena es una mezcla de comentarios ingeniosos y ligeras insinuaciones, cada uno probando los límites del otro, empujando y tirando con palabras como espadas afiladas. Cuando terminan el plato principal, Enid se levanta lentamente, caminando alrededor de la mesa con un toque de provocación.

Enid:
—Así que... ¿estás listo para el postre?

Fénix se apoya en la silla, sus ojos chispeantes de interés.
Fénix:
—Pensé que nunca preguntarías.

Enid se acerca aún más, tan cerca que Fénix puede oler su perfume, una mezcla dulce y especiada.
Enid:
—El postre soy yo, Fénix. Y sabes que no soy tan fácil de disfrutar.

Fénix sonríe, acercándose lentamente hacia ella.
Fénix:
—Y tú sabes que siempre me han gustado los desafíos, Enid.

Los dos se miran fijamente durante un momento, la tensión entre ellos palpable. Enid coloca su mano en el pecho de Fénix, y él, en lugar de detenerse, desliza una mano por su cintura, atrayéndola aún más cerca. Ella sonríe, pero sus ojos muestran un destello de preocupación, especialmente cuando él murmura:

Fénix:
—Tengo un plan, Enid. Algo que cambiará todo esto... Y necesito que sepas en qué me he convertido.

Enid frunce el ceño, aunque su mano no se aparta de él.
Enid:
—¿Qué plan, Fénix? ¿Qué estás diciendo?

Fénix se inclina más cerca, susurrando en su oído:
Fénix:
—He hecho un trato con Gélido. Si elimino al 50% de los lycan y vampiros, este tumor... esta cosa dentro de mí, desaparecerá.

Enid se aleja un poco, sus ojos muy abiertos, mostrando una mezcla de terror y fascinación.
Enid:
—¿Estás hablando en serio? ¡Estás hablando de genocidio, Fénix! ¿En qué te has convertido?

Él sonríe, una sonrisa que no es completamente suya, más oscura, más fría.
Fénix:
—Me he convertido en lo que siempre temí, Enid... pero también en lo que necesito ser para sobrevivir.

Por un momento, Enid parece dudar, pero la chispa de atracción en sus ojos no desaparece. Sus labios se curvan en una sonrisa temblorosa.
Enid:
—Eres un monstruo... pero maldita sea, Fénix, eso es tan increíblemente sexy.

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