Infierno en Berlín-5
Entre las ruinas y las llamas de Berlín, Marcus avanzaba con paso incierto, maldiciendo su propia decisión de buscar a Fénix en lugar de unirse a los demás. El aire estaba impregnado de un humo denso y acridante que le hacía toser. Cada sombra se alzaba como una amenaza, y el caos que lo rodeaba resonaba en su mente.
—¿Por qué estoy haciendo esto? —se preguntó, frunciendo el ceño mientras sus pensamientos giraban en torno a la seguridad de su hermano. Si Fénix estaba con el resto, se preguntaba por qué se había expuesto a este peligro en solitario. Sin embargo, la preocupación lo mantenía en movimiento, alimentando su deseo de encontrarlo.
De repente, una mano fría y poderosa lo atrapó por la espalda, arrojándolo hacia atrás. Marcus apenas pudo improvisar su caída, aterrizando de espaldas en el suelo polvoriento. Se dio la vuelta rápidamente, y su corazón se detuvo al ver la figura imponente que se erguía frente a él.
Era Marius, el exlíder de los lycan, un hombre que había dejado una marca indeleble en la vida de Fénix y en la de Marcus. La última vez que lo había visto había sido en un contexto completamente diferente, y ahora, con las llamas iluminando la escena, Marius parecía más espectral que humano. Su presencia emanaba un aire de autoridad y peligro que lo rodeaba como una sombra.
—¿Tú? —Marcus balbuceó, su voz temblando. La confusión y la incredulidad llenaron su mente con un torrente de preguntas. Pero Marius lo miraba fijamente, sin una palabra. Su mirada era como un abismo, profunda y vacía, y parecía que no tenía interés en responder las inquietudes de Marcus.
La tensión en el aire era palpable, y el silencio se alargó entre ellos, pesado con el peso de un pasado tumultuoso. Marius no se movió ni habló, pero su presencia era suficiente para que Marcus sintiera una mezcla de temor y desafío. Las llamas reflejaban el conflicto interno en su corazón, y mientras intentaba reunir sus pensamientos, una sola idea se repetía en su mente: ¿qué estaba haciendo aquí?
Marcus se puso de pie, el instinto de supervivencia aflorando a pesar del miedo que lo invadía. Si Marius estaba de pie ante él, no era simplemente un encuentro casual. Era un presagio de algo más oscuro y peligroso. Las llamas seguían ardiendo, y la ciudad seguía su caída en el caos, pero para Marcus, el verdadero desafío estaba frente a él.
—¿Qué quieres? —preguntó, intentando mantener la voz firme, aunque en su interior se cuestionaba si realmente quería saber la respuesta.
Marius, con su mirada penetrante y su aura intimidante, finalmente rompió el silencio. Su voz, grave y casi etérea, resonó en el caos que los rodeaba.
—Marcus... —empezó, el nombre rodando por su lengua como un eco lejano—. El tiempo no ha sido benévolo, y el destino siempre tiene un giro. He regresado, pero no para buscarte. Mi misión ha cambiado. Ahora... —hizo una pausa, como si cada palabra fuera un enigma—, el objetivo está más cerca de lo que crees, pero tú ya no eres el mismo. Has crecido, te has vuelto más fuerte. Pero lo que hay en Berlín, lo que se avecina, es aún más poderoso.
Marcus lo miraba con incredulidad, luchando por procesar lo que Marius le decía. La confusión se transformó rápidamente en rabia.
—¡No me hables en acertijos! —gritó, su frustración desbordando. Sin pensarlo dos veces, lanzó un puñetazo directo hacia el rostro de Marius. Sin embargo, este último se movió con una agilidad sorprendente, esquivando el golpe con una facilidad casi burlona.
Marius contraatacó en un abrir y cerrar de ojos. Una serie de golpes rápidos y precisos se desató, cada uno impactando en el rostro y el torso de Marcus. El último golpe, un directo, rompió la nariz de Marcus, y el dolor lo atravesó como un rayo.
—¡Gah! —exclamó, llevándose una mano a la cara mientras caía de rodillas. La sangre comenzó a brotar de su nariz, mezclándose con el polvo y el humo que lo rodeaban.
Marius se quedó observándolo, una mezcla de admiración y desdén en sus ojos.
—Te has vuelto fuerte, Marcus, —dijo, casi con un tono de respeto—. En un radio de 110 metros, eres el más fuerte. Pero en Berlín, tal vez haya alguien más fuerte rondando. La ciudad es un hervidero de poder, y no estás preparado para lo que se aproxima.
Marcus se levantó lentamente, tratando de recuperar el aliento, pero la certeza de Marius lo llenó de una inquietud palpable. La advertencia resonó en su mente, un eco ominoso que prometía un futuro incierto y lleno de peligros. Sin embargo, la rabia y la necesidad de proteger a Fénix seguían impulsándolo hacia adelante.
—No me importa quién o qué esté por venir. —dijo Marcus con determinación, limpiándose la sangre de la cara—. No voy a dejar que nada se interponga en mi camino.
Marius lo miró con una mezcla de respeto y desafío, como si estuviera evaluando el verdadero potencial de su antiguo subordinado.
Marius sonrió con esa mueca oscura, como si disfrutara de la ironía del momento. Dio un paso atrás, observando a Marcus, que apenas lograba mantenerse en pie, la sangre aún goteando de su nariz rota.
—Es bueno verte de nuevo, Marcus, —dijo, casi como si fueran viejos amigos—. Pero todavía te falta aprender algunas cosas. No tomes esto como una despedida... sino como un recordatorio.
Antes de que Marcus pudiera reaccionar, Marius se movió como un relámpago, elevando su pierna en un arco perfecto. La bota de Marius impactó con precisión brutal en la cara de Marcus, lanzándolo hacia atrás como si fuera una muñeca de trapo. Marcus cayó pesadamente al suelo, su mente tambaleándose entre la conciencia y la oscuridad.
—Quédate ahí un rato, muchacho. —dijo Marius, burlón, mientras bajaba la pierna con elegancia.
Marcus gimió en el suelo, su visión borrosa, incapaz de levantarse por el impacto.
Marius se quedó inmóvil por un momento, mirando hacia la distancia, como si estuviera evaluando sus opciones. Luego, pensó en voz alta, con un aire de curiosidad depredadora.
—El metro... Hmm, tal vez ahí encuentre algo interesante.
Con esa última reflexión, se giró sin más. La silueta imponente de Marius se desvaneció entre las sombras y las llamas que devoraban Berlín. Dejaba atrás a Marcus como si fuera un simple peón en un tablero más grande, consciente de que su verdadero objetivo aún lo esperaba más adelante.
Marcus, dolorido pero aún con vida, permaneció en el suelo, sabiendo que el reloj estaba corriendo y que el infierno en Berlín apenas había comenzado.
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code/fenix
Werewolffenix un lycan de un ejercito lycan que fue destruido hace unos cuantos años es reclutado por una organizacion para que sirva en el frente de batalla