Capítulo 109: El Primer Acuerdo

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Capítulo 109: El Primer Acuerdo

Fénix se dirigió a la cafetería de Enid Corp con una determinación renovada. Sabía que la primera parada debía ser Marcus. Siempre había sido el más leal y el más fácil de convencer; si lograba convencerlo, el resto seguiría.

Al entrar a la cafetería, el olor a café recién hecho y a repostería llenó el aire. Marcus estaba en una esquina, rodeado de una mesa llena de bocadillos y un par de compañeros que charlaban animadamente. Al ver a Fénix, levantó la mano en un saludo.

—¡Hey, hermano! —gritó Marcus, sonriendo—. ¿Cómo te va?

Fénix se acercó, ignorando las preguntas típicas.
—Marcus, necesito hablar contigo.

El tono serio de Fénix hizo que Marcus frunciera el ceño.
—¿Es algo grave?

—Algo así. —Fénix respiró hondo, el peso de la situación comenzando a asentarse sobre sus hombros—. Quiero que me acompañes a Estados Unidos para atrapar a Darem y Viktor.

Marcus lo miró con curiosidad, pero no había rastro de sorpresa en su expresión.
—¿Y eso es todo? —preguntó, encogiendo los hombros.

Fénix asintió, preparado para ofrecer más detalles, pero Marcus levantó la mano para detenerlo.
—Mira, no necesito que me des un monólogo sobre la misión. Esto es lo que hacemos, ¿no? Tuve un presentimiento de que vendrías con algo así.

Fénix se sintió aliviado, pero aún así decidió presionar un poco más.
—Sí, pero hay que tener en cuenta que esto podría ser peligroso. Darem y Viktor no se detendrán por nada.

Marcus sonrió de nuevo, esta vez con un aire de camaradería.
—Si tuviera que preocuparme por el peligro, ya no estaría aquí, Fénix. Además, eres mi hermano de armas. ¿Cómo podría negarme?

Fénix sintió que la tensión en su pecho se aligeraba.
—Así que, ¿estás dentro?

—Por supuesto. Estoy dentro —respondió Marcus, levantando su taza de café en un brindis simbólico—. Siempre estaré de tu lado, hermano.

Fénix sonrió, la conexión entre ellos reafirmada por el momento.
—Genial. Solo me queda convencer a Lucian y Vanessa.

—Buena suerte con eso —dijo Marcus, haciendo un gesto de aliento—. Pero si hay algo que sé, es que tú puedes.

Fénix se despidió de Marcus con un apretón de manos, sintiendo que el primer obstáculo se había superado con éxito. Su hermano de armas estaba a bordo, y ahora tenía que preparar el terreno para los otros dos.

Mientras Fénix se dirigía a la salida, su mente comenzó a divagar sobre el equipo que necesitaba armar para la misión en Estados Unidos. Si bien sabía que Marcus sería un gran refuerzo, había una pieza más que debía incluir para asegurarse de que su misión tuviera éxito.

Esa pieza era el invicto campeón de las luchas clandestinas, un hombre que había demostrado su valía en más de una ocasión. Su nombre era "Hércules Valiente", y había ganado fama no solo por su imponente físico, sino también por su astucia en el ring. Un tipo de esos que no se dejaba amedrentar por nada ni nadie, y que, tras la última aventura de Fénix, había dejado una impresión imborrable. Aunque prefería no recordar los detalles de cómo se habían conocido, sabía que Hércules había sido fundamental en un momento crítico.

Fénix recordó cómo el luchador había enfrentado a varios adversarios a la vez, protegiéndolo de un lío del que le costó salir. Sabía que era un tipo al que le gustaba el desafío y, con un poco de suerte, también le podría gustar la idea de una buena paga. Tal vez un par de billetes bien contados podrían convencerlo de unirse a su causa.

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